-Capítulo 45-

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No tardo nada en darme cuenta que quien esta ahí es Mariel, ayer temia que no vuelva y hoy está aquí, cuando estoy cerca a ella voltea repentinamente y sin que yo pueda reaccionar a tiempo, me abraza, esconde su cabeza en mi pecho y me aprieta fuerte.

-¿Estás bien?

Le hablo suavemente porque siento que debe ser así.

-Si, estoy bien.

-¿Segura?

-Si, disculpa, te estaba saludando y yo...

Noto que se sonroja y comienza a trabarse con lo que dice.

-Sssh, descuida, todo esta bien.

-Gracias.

Me suelta y sonríe.

-Pensé que hoy no ibas a venir.

-¿Por qué?

-No lo sé, me dio la impresión.

-Ya casi me iba, estaba esperándote, por unos momentos creí que habias renunciado jajaja.

-Jajajaja, nooo, no lo haría, estoy a gusto aquí, lo que pasa es que estaba arriba, ayudando al doctor con una paciente.

-Entonces la camisa no miente y si eres asistente jajajajajaja.

-Que espesa.

-Jajajajajajajajajajajaja sabes que te quiero.

-Y espesa.

-Jajaja yaaaa relajaaate.

-Está bien.

-Oye, ¿qué pasó con la banca que te dije que pidas? No es bueno para ti que estés parado mucho tiempo, y para mi tampoco que te estoy acompañando jaja. Ahora vuelvo, iré a decirle al doctor.

-¿Qué? Nooo.

-Si, ya vengo.

Mariel se va y veo que sube al segundo piso, me resigno y continúo repartiendo los volantes.

-Hola hijo.

Giro la mirada. Es el señor del otro día, con quien tuve una gustosa conversación. No se Porqué pero me alegra bastante volver a verlo.

-Señor, ¿cómo estaaaaa?

Lo saludo con la mano y el sonríe mucho.

-Bien, muy bien hijo, aquí viniendo a comprar unas cosas y decidí saludar a mi amigo jaja.

-Que gusto verlo de nuevo de verdad.

-Digo lo mismo hijo, como estás, que dice el trabajo.

-Como siempre maestro, tranquilo, aquí, todos los días.

-Me parece muy bien, eso es lo mas importante, que estés a gusto en el lugar donde trabajes, tu tranquilidad debe ir primero siempre. Y por otro lado, ¿no has pensado en no se, ir de viaje?

Buena pregunta, ahora que lo pienso sería súper bacán ir de viaje otra vez a Huancayo, ahora que el señor lo menciona, me gustaría mucho ir de viaje.

-Me gustaría hacerlo, me gustaría ir de viaje, pero mis padres no han dicho nada sobre eso y tal parece que no, o no se jaja.

-Mmm, bueno apenas estamos 10 de febrero, todavía queda por ahí al menos una semana antes de que las clases comiencen, quizá haya una oportunidad por ahí.

-Si, Ojalá se pueda.

Veo que Mariel aparece y trae una silla en sus manos, la coloca en el lugar donde reparto los volantes y me mira de una forma victoriosa, me sonríe y se sienta.

-Bueno hijo, me tengo que ir, nos estamos viendo pronto, cuidate eh, Ojalá puedas ir de viaje, chao.

Se acerca y me da un ligero abrazo al cual respondo de una manera muy buena.

-Hasta luego señor cuidese usted también.

Giro y miro a Mariel quien está ahí sentada mirando al cielo.

-Así que conseguiste la silla.

-Le dije al doctor, no dudó en darmela.

-Jajaja, te pasaste.

-Ay que más quieres.

-Bueno gracias pero por ahora siéntate tu, yo estoy bien.

-Está bien, pero después lo haces tu, oye, eres bien alto.

-Jajaja, ¿tu crees?

-Siiii, espera.

Se pone de pie y se acerca a mi para medirnos, le llevo una cabeza de diferencia.

-Tu eres muy chata.

-Jajaja noooo, tu eres muy alto.

Comienzo a reír y sigo haciendo mi trabajo, continúo repartiendo los volantes mientras Mariel me va hablando en todo momento. Un señor se me acerca y me hace algunas preguntas sobre los precios de los tratamientos que ofrece el consultorio, para que se informe mucho mejor lo invito a subir y converse con el doctor Anthony, el señor acepta gustosamente y lo acompaño hasta arriba, subimos las escaleras y lo llevo hasta la puerta del consultorio, el doctor estaba sentado frente a la computadora cuando ingreso con el señor, hace un gesto de aprobación y yo me dirijo nuevamente abajo para seguir volanteando.

La tarde continúa así, son ya casi las 7 de la noche cuando Mariel se levanta de la silla.

-Marco, me tengo que ir, ya esta algo tarde y mi mamá se va a enojar un poco si demoro mucho.

-No te preocupes, ¿ve con cuidado si?

-Está bien, quizás venga mañana, ve con cuidado tu también cuando te vayas.

-Yo lo llevaré en mi auto jajajaja.

Mariel y yo miramos a quien esta hablando y Eznaider está al lado de nosotros colocando su bicicleta contra la pared.

-Mostroooo.

Lo saludo alegremente, Eznaider hace lo mismo y después saluda a Mariel con un beso en el cachete.

-Bueno, me voy, nos vemos, Chao Ezna, chao Marco.

Se acerca y me da un ligero abrazo, sonríe y se va.

-¿Eso que fue?

-¿Eso que? 

-Ese abrazo, no me digas que.

-No, Eznaider no.

-Aaaahya. Oe mostro, vine con la movilidad, si alcanzas también, quien te manda a ser alto, tendrás que doblar tus piernas no sé.

-Jajajajajaja, yo manejo y tu vas de carga atrás.

-Jajajaja, yaya mejor.

Las tardes de Marco no son tan aburridas, tiene compañía, no la pasa tan mal, por el contrario, la pasa bien, aunque extraña salir a jugar fútbol con sus amigos.

De tu mano por siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora