-Capítulo 85-

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-Hola Marco.

-¿Qué quieres?

-Nada en especial, sólo venía a saludarte, ¿acaso no puedo hacerlo?

No soporto a esta voz en mis sueños, en mis pesadillas.

-Lárgate, no eres bienvenido.

-Feliz cumpleaños Marco, espero que la hayas pasado bien, vaya, me he enterado por ahí que te está yendo muy pero muy bien. Jajajajaja

-Cállate, no me das miedo.

-Eso es lo que tú dices querido, pero por dentro tiemblas con sólo escucharme.

-Eso no es verdad.

Miento, me da mucho miedo escucharlo, su voz es realmente aterradora, yo pensaba que ya no iba a soñar con esto, lo que más miedo me da es que incluso en la pesadilla soy consciente de que esto no es real.

-Debo decirte algo Marco, no cantes victoria, no creas que vas a ser feliz siempre, cuando menos lo esperes, tu torre se va a venir al suelo y no sabes como voy a disfrutar eso, jajajajajaja, pobre tonto.

-¡Callate!

-Jajajajajaja

-¡callate, lárgate!

-Jajajajajajaja, acuérdate lo que te digo Marco, acuérdate.

Mis ojos se abren repentinamente, maldita sea, creía que ya me había librado de esa pesadilla y de esa maldita voz, hace mucho tiempo que no la escuchaba, mi cuerpo, mi alma siente miedo con sólo escucharla, es demasiado terrorífica e insoportable, siento un miedo enorme que no me deja ni siquiera levantarme de la cama, miro el reloj de pared, son las ocho de la mañana, decido levantarme e ir a buscar a mi madre, la encuentro en la mesa de la cocina hablando por teléfono, ingreso Y me siento a su lado, no me da cara.

-¿Mami? -digo, mi madre voltea y veo que sus ojos están cargados de lágrimas, me preocupo y rápidamente me levanto de la silla.

-La mamita de Jauja está grave en el hospital. -dice con la voz quebrada.

La mamita de Jauja, mi bisabuela, abuela de mi madre, mi mamá prácticamente fue criada por ella ya que mi difunta abuelita siempre iba a trabajar todo el día, si bien es cierto que está muy avanzada de edad, ella siempre ha sido una mujer muy fuerte, maldición.

-Ma, tranquila, no llores, va a estar bien, ¿irás a verla verdad? -digo tratando de que se calme un poco.

-Pienso ir a Huancayo a verla, si. -dice, acto seguido culmina la llamada que está teniendo, se levanta y se limpia las lágrimas que tiene, me quedo parado delante de ella sin saber que hacer, finalmente la abrazo.

-Mañana viajas a verla, ¿si? -digo.

-Está bien, pero tu papá aún no sabe nada. -dice.

-Por eso no te preocupes, papá y yo nos la arreglamos en lo que tu estás allá. -digo para que no se preocupe.

-No quiero que se muera. -dice con la voz quebrada.

-Eso no va a pasar mami, para eso falta mucho, creeme.

Ya decía yo, esa maldita pesadilla no era por gusto.

-Ya me voy al mercado. -dice mi madre, tiene los ojitos hinchados de haber llorado.

-No ma, deja que vaya yo, tu llama a Paty y a mi tío Nacho y diles que mañana mismo estás yendo para allá, hazme una lista con las cosas que necesitas y yo voy a comprarlas. -digo.

De tu mano por siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora