XII Descanso

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El abrazo se extendió por varios minutos. Al parecer, yo no era la única que necesitaba consuelo y por lo visto él, de algún modo, lo hallaba en mí. Pude sentir claramente cómo su cuerpo se relajaba a medida que mi llanto cesaba. Tal vez sonaba apresurado, pero era como si estuviéramos "sincronizados".

Tras el abrazo, tomó mi botella de whisky, mirándola con evidente molestia.

Va a botarlo y a regañarme, pensé.

Con una de sus agujas marcó el nivel del líquido. 

—Si baja de este nivel en los próximos tres días, estarás en problemas.

—¿Es una amenaza? —sonreí, intrigada.

—No, es educación. Beber es un mal hábito que voy a quitarte —aseguró, con cierto aire de autoridad que me pareció divertido.

—No soy alcohólica. Cuando nos conocimos estaba ebria porque venía de una fiesta ¿Nunca te emborrachaste en una fiesta?

Me miró como diciendo que no hablara estupideces.

—¿Alguna vez te has emborrachado?

—Por supuesto, cuando tenía seis años. Como parte de mi entrenamiento probé diversas bebidas alcohólicas. Ahora no tienen ningún efecto en mí.

Su niñez debió ser increíblemente dura y aterradora. Lo que vino después no debió ser mucho mejor. El resultado estaba a la vista en su inexpresivo rostro, privado de toda aparente emoción.

¿Sería así también con su corazón?

—No me mires así —exigió, sobresaltándome—. No lo hagas.

Tragué saliva, olvidando sus habilidades psíquicas.

—Y... y ¿Cómo lo haces cuando quieres olvidarte de algo? —bromeé.

—Hmm. Puedo usar una aguja —dijo con simpleza, como si fuera lo más sencillo y normal del mundo.

Claro, él podía usar una aguja para olvidar. ¿Funcionaría en mí también? Había mucho que deseaba dejar atrás.

Nos pasamos la tarde leyendo tranquilamente en la sala. Resultó que Lucy tenía una biblioteca bastante bien aprovisionada aquí e Illumi parecía muy interesado en saber más sobre este mundo. Nuevamente llovía, pero esta vez las gotas sólo caían en el exterior.

Estaba en calma, por fin.

Tal vez fuera la reconfortante calidez de la chimenea o la buena lectura que me fascinaba. Lo más probable era que fuese todo eso en la compañía de Illumi. Estaba sentado, leyendo frente a mí.

Era curioso. El terror que me provocó en un comienzo no se comparaba con la paz que me transmitía ahora. Con Damien me pasaba algo similar cada vez que nos reconciliábamos tras una pelea. Transitábamos del miedo y el dolor a la paz adormecedora. Así era cada vez que perdonaba mis estupideces tras darme un castigo, cada vez que me amaba después de lastimarme, sólo que ahora era diferente. Illumi no me había lastimado, demostrándome que era posible sentir esa misma paz sin experimentar dolor a cambio. Era algo nuevo, y extraño. Podría acostumbrarme a eso.

El libro que leía se deslizó de entre mis dedos y me dormí en el sillón.

Narra Illumi

Pasear por el lago sirvió para despejar mi mente. Me apresuré al besarla. Pensé que era lo que ella quería, era lo que sus ojos me decían. Probablemente ni ella misma sabía qué quería.

Ese tal Damien había resultado ser un controlador y uno bastante bueno, acosándola incluso en sus sueños.  Estaba clavado profundamente en su subconsciente, pero yo era mejor.

Ella sería mía.

Ese simple pensamiento se había vuelto repetitivo en mi mente desde que la vi en la carretera.

Repetitivo e inquietante.

No sabía muy bien qué era lo que quería de ella, qué era lo que podía necesitar de ella. Era una mujer común y corriente, poco llamativa, insegura, con posibles problemas de autoestima y autocontrol, que presentaba tendencias a beber en exceso, físicamente nada competitiva; débil.

¡Ni siquiera sabía usar Nen*!

Pese a estar plenamente consciente de todo lo anterior, el deseo de poseerla no hacía más que crecer. Tal vez, estar en este mundo había afectado mi mente. Lo que más me intrigaba era saber qué haría con ella cuando su voluntad se rindiera ante mí. No faltaba mucho para eso, estaba vulnerable y tenía un vacío emocional que necesitaba llenar desesperadamente. Casi sentía pena por ella.

Libi era una pequeña muñequita rota. Me divertiría con ella mientras estuviera en este lugar.

Después de mirarme por un buen rato, fingiendo que leía, se durmió. Su cuerpo, habitualmente tenso, por fin mostraba algo de relajo. Me acerqué para verla mejor. Su respiración era pausada y constante, no como cuando se desmayó. Ahora realmente estaba descansando. La cercanía me permitió apreciar cada detalle de su rostro pálido.

Sus labios rojos y dulces que me había atrevido a probar.

Su cabello rojo me llamaba. Me llamaba como lo hacía la sangre y lo acaricié levemente para no despertarla. Era suave y sedoso como el de Killua, pero rojo como el de Hisoka.

Eliminé ese último pensamiento inmediatamente.

Su piel también era suave. Pronto sentirla con los dedos no bastó, como si no hubiera suficientes receptores para captar toda la información que pudiera darme y ansiara más, mucho más. La rocé con mis labios, ellos podrían darme la información que los dedos no. Lo hicieron y mientras probaba su tibieza seguí deseando mucho más, mis labios querían más información, del resto de su cuerpo quizás. ¿Sería su cuello igual de suave? ¿Y su espalda?

Cerré los ojos, abrumado por tantos pensamientos, por tantas partes que conocer. Me conformaría con su mejilla por ahora. Inesperadamente deposité un beso sobre ella.

Sorprendido por tal acto, permanecí expectante, ansioso por su reacción.

¡Ansioso!

Como si fuera un chiquillo indisciplinado incapaz de controlar sus propios impulsos. Era asqueroso. Sin embargo, lo que mi presencia causaba en ella era interesante y me hacía olvidar lo reprobatorio de mi actuar. Las reacciones de su cuerpo me estimulaban tanto como desconcertaban.

Se removió y una sonrisa se dibujó sutilmente en sus rojos labios, dejando escapar un leve susurro: 

—Damien...

¡Alguien debía morir ya!

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*Nen: capacidad de manipular el aura para obtener mayor resistencia física, fuerza y habilidades especiales que dependen de cada persona, como controlar gente con agujas.

Los sentimientos de Illumi lo confunden ¿Podrían llegar a descontrolarlo? 😖

¡Gracias por leer!

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora