LVII Punto de quiebre

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Debo apoyarme en la pared para no caer.

Píldoras para la fertilidad.

Mi vista se nubla, siento ganas de vomitar. El embarazo fue parte de algún retorcido plan de Illumi para que me casara con él. Parece una maldita broma, el infeliz le ha dado la vuelta al cliché intentando amarrarme con un hijo.

¿Era tanta la necesidad que tenía de casarse como para hacer eso?

Revivo en mi mente cada momento de nuestra relación y estoy segura de que jamás le di motivos para que dudara de lo que siento por él, entonces no logro entender por qué lo hizo.

Tarde o temprano yo iba a aceptar casarme, de hecho, lo hice antes de saber sobre el bebé.

—¡Maldito Illumi!

Y todo se arruinó. El bebé murió y su estúpido plan se fue a la mierda. Es hasta gracioso ver cómo en su intento por unirnos terminó logrando todo lo contrario.

Rio, con la cabeza entre las manos, sin poder creer que esto esté pasando. Entonces me doy cuenta que este mundo en el que estoy no es más que una mera ficción en el mío y comprendo que alguien, en algún lugar, debe estarse divirtiendo maravillosamente a costa nuestra.

Maldigo mi suerte y boto todo lo que hay sobre la mesa. La ira estremece mi cuerpo, quemándolo, desesperándome. Quiero abrir la puerta y salir corriendo hasta quedar sin aliento, lo más lejos que pueda de Illumi. 

La puerta está cerrada, estoy atrapada y ya no lo soporto. Tomo un jarrón que se ve antiguo y costoso y lo lanzo. Se hace pedazos contra la puerta y no me basta. Camino, buscando cualquier cosa que pueda destruir y liberar la rabia que siento.

El escándalo alerta a Ken, que aparece para tranquilizarme.

—Señorita Libertad, intente controlarse.

—¿Libertad? ¡Hasta mi nombre es una puta broma! —grito, tomando una figurilla metálica que lanzo contra un mueble. Sus puertas de cristal caen hechas pedazos, como una lluvia de granizos. Voy a destrozar lo que hay dentro cuando Ken me coge de la cintura.

—Basta. Si sigue con esto se hará más daño.

Forcejeamos y de pronto siento un pinchazo en el brazo.

—Lo lamento, pero era necesario —dice Ken, alejando una jeringa—. Mire cómo se dejó la mano.

Está cubierta de sangre debido a una profunda cortada que ni siquiera soy capaz de sentir. Me separo de Ken, temblorosa. Lo que sea que me haya inyectado ya está haciendo efecto y caigo desplomada sobre el sillón.

~❁~

Al despertar estoy en mi cama. Por un momento me parece sentir levemente el aroma de Illumi en la almohada. Regresó y ha estado aquí, admirando su obra.

Ya no más, ya he tenido suficiente.

Aún un poco aturdida intento levantarme. Mi mano ha sido vendada y arde un poco.

Arrastro los pies hacia la sala, de donde oigo una conversación. Apoyándome en la pared, para descansar, logro ver a Illumi hablando con Ken. La actitud sumisa de este último me da a entender que puede estar siendo regañado.

Tal vez, para explicar el desastre que hice ha tenido que contarle a Illumi que lo sé todo. No, desecho la idea al instante. Si eso fuera así, no estaría siendo regañado, sino desmembrado. Algo más ha pasado.

Doy un paso y choco torpemente con un mueble, delatando mi presencia. Al verme, Illumi le ordena a Ken dejar la habitación y éste obedece al instante. Supongo que ahora será mi turno de ser regañada.

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora