LX Sospechas

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Acababa de salir de la universidad y entré al tren subterráneo. No he vuelto a usar mi auto. La abolladura dejada por el cuerpo de Illumi sigue en él, marcándolo igual que lo ha hecho conmigo. Tampoco he regresado al departamento, todo me lo recuerda a él.

La repentina sensación de ser observada me invade y busco de dónde viene entre la multitud, esperando, con el corazón agitado, verlo de pronto tan cerca de mí.

Una cabellera negra aparece y chocando torpemente con todos a mi alrededor intento alejarme hasta que, al voltear, descubro que se trataba de una mujer.

Con la frente cubierta de sudor, bajo del tren y me encamino a la superficie, sin quitarme la molesta sensación de estar siendo perseguida.

Han pasado cinco meses desde que regresé y en cuanto salí de la clínica, después de estar allí tres meses, todos los días es igual.

La paranoia que siento acabará por asfixiarme. Si Illumi quiere encontrarme lo hará y nada de lo que haga podrá evitarlo. Sólo debo estar preparada y cómo hacer eso es lo que debo averiguar.

—Esto es habitual los primeros meses, ya pasará —dice mi terapeuta.

Jamás pasará, a menos que sepa que él murió o encontró a alguien más y rehízo su vida.

Cualquiera de las dos serían excelentes noticias, pese a ello, no puedo evitar que me entristezcan. Es ese sentimiento el que debo extirpar de mi corazón si quiero seguir adelante.

—¿Has estado tomando tus ansiolíticos?

—Sí, pero ya no me hacen sentir mejor.

—Tendremos que cambiarlos por algo más fuerte ¿Sigues con problemas para dormir?

—Sí, las pesadillas siguen. A veces tengo miedo de salir de la casa sola.

Por el momento me sigo quedando con Lucy. Puse en venta el departamento y estoy esperando un comprador para conseguir otro lugar. Un departamento en el centro, rodeado de personas sería lo más apropiado, aunque lo que más deseo es irme lejos, donde nadie me encuentre.

—Sé que hemos evitado hablar de tu ex novio, pero es importante, para superar tu temor, que lo humanices. Cuando somos niñas, imaginamos monstruos increíbles en la oscuridad que nos atemorizan y contra los que no podemos luchar. Él no es un monstruo, sólo es un hombre perturbado, cuyos problemas te afectaron a ti. No es un ser omnipotente ni poderoso. Sólo tiene el poder que tú le permitiste tener sobre ti.

Ay, dioses. Si tan sólo ella supiera la verdad, de seguro tendría tanto miedo como yo. Él es más fuerte, poderoso, listo y peligroso. Es tan fuerte que me siento una estúpida por haber usado mis ahorros para comprar un arma y llevarla conmigo en todo momento, pero no pude evitarlo.

Me da una falsa seguridad pues no lo dañaría y soy consciente que, en mi desesperación, la compré para usarla en mí. En última instancia, si ocurriera lo peor y él quisiera llevarme de regreso, preferiría pegarme un tiro. Rompería la promesa que le hice a la madre de July, pero es mejor que estar muerta en vida junto a Illumi.

Lucy me recoge y regresamos juntas a casa. Doris nos prepara una cena deliciosa y mientras comemos, hablamos sobre lo que me dijo la terapeuta y mi paranoia al sentirme observada cada vez que estoy en un lugar público.

—Sé que es ridículo, él no está aquí porque tú me dijiste que no ha habido ningún pulso electromagnético desde que llegamos ¿Cierto?

Me mira con culpa y me atraganto. No puede ser.

—Libi, yo quería que estuvieras tranquila —intenta excusarse, nerviosa.

—¡Me mentiste! Lucy ¿cómo pudiste?

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora