XXX Camino

1.2K 131 16
                                    

Narra Illumi

Libi no había pasado ni cinco minutos dentro de mi departamento y pude percibir la mortificación en su mirada. Mientras recorría la amplia sala de estar, deteniéndose frente al enorme ventanal que daba de pared a pared y de arriba a abajo, debía estar pensando en cuántas personas maté para conseguir el lugar.

Le gusta tortutarse, pensé, parándome tras ella, acariciando su hermoso cabello.

¿Cómo podía borrar esas ideas de su mente sin usar una aguja?

¿En qué momento mi vida se había vuelto tan complicada?

—No te sientas mal por ellos. No lo merecen.

Volteó levemente su cabeza para mirarme. Vi la molestia como una incipiente sombra en sus ojos brillantes.

—¿Qué? —preguntó con confusión, pero se oyó como una queja.

Ella y su inevitable transparencia.

—Las personas que he matado desde que llegué aquí, no pienses en ellas.

Yo y mi inevitable sinceridad.

—No... no me hables de eso, no quiero saber. —Intentó alejarse de mí, pero estaba en mi territorio.

—No puedes seguir evitando el tema, vas a escucharme ahora —insistí.

—¡No! —Comenzó a correr por el departamento mientras yo la perseguía.

—Libi, no seas infantil, detente.

Desde el otro extremo del comedor me dedicó una mirada desafiante. Sus mejillas se colorearon por la agitación.

—¡No! No quiero que me hables de algo que no quiero escuchar. —Comenzó a correr nuevamente, ubicándose tras el sillón, lista para huir en cuanto me acercara.

¿De verdad creía que podría escapar de mí?

Si hubiese querido, podría haberla atrapado en lo que duraba un parpadeo, pero la dejé correr porque en parte me pareció divertido... y me molestó al mismo tiempo. Me era difícil lidiar con esas emociones. Detestaba que se atreviera a desafiarme y contradecirme, deseaba castigarla cuando lo hacía, pero si ella no lo hiciera... me decepcionaría.

Libi me volverá loco.

—Fue un error venir aquí, buscaré otro lugar donde quedarme —se atrevió a decir, intentando correr a la salida.

Como si dejarla ir fuera una opción. Como si pudiera escaparse luego de hacerme perseguirla. Rápidamente me abalancé sobre ella y gritó de sorpresa cuando la cargué sobre mi hombro.

—Eso sí que no, de aquí no sales hasta mañana.

Pese a sus pataleos y protestas, la cargué de regreso a la sala y, dejándola caer sobre el sillón, la inmovilicé con mi cuerpo. Su resistencia sólo aumentaba mis deseos de controlarla... de someterla.

Libi, tus intentos por evitarme han conseguido que desee acercarme mucho más a ti ¿No puedes verlo?

—Ahora vamos a conversar —ordené, afirmándole las manos por sobre la cabeza y presionando su cadera con la mía.

—¡No! —Empezó a gritar para no escucharme.

Tan infantil y malcriada.

Le cubrí la boca, acabando con sus chillidos. Su mirada seguía siendo desafiante y llena de molestia, mientras su respiración, agitada por la excitante persecución, me desconcentraba.

Cuando terminemos de hablar, te daré lo que te mereces.

—Desde que llegué aquí... —Empecé mi relato, que se vio interrumpido cuando noté que mordía mi mano—. Muerde todo lo que quieras, arráncame un pedazo si gustas ¿crees que me importará?

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora