XXIX Paz

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Narra Illumi

Salí tambaleándome del departamento y me apoyé en la pared frente al ascensor. Todo daba vueltas. Controlar mi respiración y calmarme era difícil con el ingente zumbido en los oídos. Estaba aturdido.

No debí dejar a Hisoka solo. Qué idiota había sido.

Las puertas del ascensor se abrieron. Libi estaba en su interior. Me abalancé sobre ella, impidiéndole salir.

—Illumi ¿Qué ocurre?

—Tenemos que hablar, vayamos a otra parte.

—Espera, déjame guardar las cosas que compré.

Le bloqueé el paso con mi cuerpo.

—Puedes guardarlas después.

La sospecha se instaló en sus ojos y sostuvo las puertas, evitando que se cerraran. Fue entonces cuando unos escandalosos gemidos y gritos eufóricos nos llegaron desde el departamento.

—Qué... ¿Qué está pasando ahí dentro? ¡Illumi, déjame pasar!

Comenzamos un forcejeo mientras esos dos continuaban haciéndonos partícipes de su horroroso espectáculo.

—¡Esa es la voz de Lucy! Qué... ¿por qué...? ¡Maldición, suéltame!

Terminé alzándola mientras pataleaba inútilmente. La metí de vuelta al ascensor y pulsé el botón, sólo entonces la solté.

—¡Illumi, por el amor de dios, dime que no está con Hisoka!

Respiraba agitadamente y sus ojos echaban chispas. Parecía al borde de un ataque de histeria, algo completamente fuera de lugar.

—Sólo tienen sexo, todo estará bien.

Le resté importancia al asunto, recogiendo sus compras que habían quedado desparramadas por el suelo.

—¡¿Te golpeaste la cabeza?! ¿Cómo puedes decir eso? ¡Es Hisoka del que estamos hablando! ¡Hisoka!

—Él no es más peligroso que yo.

Mis intentos por bajarle el perfil al tema y tranquilizarla parecieron tener el efecto contrario. Abatida, se dejó caer pesadamente contra el fondo del ascensor, apretando su cabeza.

—Creo que estoy perdiendo la noción de la realidad... ¡Esto no puede estar pasando!

Tan sensible y trágica. Todo parecía una pesadilla para esos ojos verdes que brillaban con terror.

Tan hermosa.

La abracé. Su frágil cuerpo temblaba como hasta hacía poco temblaba el mío también. Un abrazo podría calmarla. Le gustaban los abrazos y a mí me gustaba poder modificar su conducta.

Narra Libi

¿Cómo diablos llegó a pasar todo esto? Era inconcebible. No quería ni imaginar lo que Hisoka podía estar haciéndole a Lucy, las horribles formas en que podría lastimarla. Mi pobre amiga torturada hasta la muerte.

—Él no la lastimará. De hecho, lo estaban pasando bastante bien —dijo Illumi, tan campante como siempre.

—¡¿Los viste?!

Él asintió, con una mueca de desagrado, como si sólo recordarlo le provocara náuseas.

¿Cómo pudo verlos y no hacer nada para salvar a Lucy?

—Yo... por unos segundos... pensé que eras tú —susurró apesadumbrado, acariciando mi rostro.

Una caricia distante y contenida. Su mirada se nubló. En sus bellos ojos pude ver una oscuridad que nunca había visto antes, una oscuridad fría y desoladora que me heló la sangre, amenazando con devorarme por completo.

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora