XXXIV Petición III

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Narra Libi

Tras un mensaje de Lucy nos juntamos para almorzar. Necesitaba más que nunca de mi amiga, de sus consejos, pero cómo podía explicarle lo que me estaba pasando.

Me enamoré de un hombre que es un dibujo y me invitó a vivir dentro de un manga. Era como en esa vieja canción.

¡Una fantasía! ¡Una locura!

Un sueño que bien podía acabar por convertirse en realidad o en pesadilla.

—¡Adivina quién fue a verme a mi casa ayer! —dijo, con una sonrisa pícara.

Ni siquiera tenía que pensarlo mucho. Ese brillo en sus ojos gritaba Hisoka a todo pulmón. Ya me preguntaba dónde estaba anoche. No logré ocultar mi cara de espanto. Lucy estaba jugando un juego muy peligroso.

¿Y yo?

Como un eco, vinieron a mi mente las palabras de Illumi, "él no es más peligroso que yo", había dicho. Tal vez fuera cierto, pero yo ya estaba hasta el cuello en esto, para Lucy todavía quedaba tiempo, o eso quería creer.

—¡Ay Libi, yo pensé que Josh era seductor, pero este tipo es fuego puro! —se abanicó con la mano, intentando aplacar el rubor en sus mejillas.

Mierda, Lucy sonrojada. Se acabó, ¡El fin del mundo había llegado!

—¿Y no temes quemarte?

Literalmente, por supuesto.

—Ahora mismo no me importaría arder en el infierno si es con él. —Bebió de un trago su cerveza y de pronto el jugo de naranja se me hizo insípido e insuficiente, así que me permití algo de alcohol y pedí una cerveza también.

Lo necesitaba.

—Supongo que le dijiste a ese detective que lo investigue, tal como hiciste con Illumi.

Saboreé mi cerveza, estaba fría y refrescante.

—Y yo supongo que te refieres a Ismael. Pues no, no necesito saber quién es, ya te lo había dicho. Yo no soy como tú, Libi, lo último que se me ocurriría entregarle a un hombre es mi corazón. Lo nuestro es sólo sexo y para eso, me da igual si es soltero, casado, viudo, si se llama Juan, Antonio o Pepito. Aunque decirle Hisoka me calienta como no te imaginas.

Ojalá y yo pudiera ser un poquito como Lucy. Ella parecía tenerlo todo bajo control, todo en orden. Una mujer empoderada que trazaba las directrices de su vida con total seguridad, mientras yo andaba siempre a tropezones y mi enclenque mundo pendía de un hilo. Me permití pedir otra cerveza.

—Hagamos una suposición, Lucy.

Ella me miró con atención.

—Supongamos que algo increíble pasara y que ese tipo de verdad fuera Hisoka ¿Qué harías?

Se quedó pensativa, mordiendo su labio seductoramente hasta que una sonrisa, entre traviesa y lasciva, se dibujó en su boca.

—Hmm... mientras lo hacemos, lo agarraría con fuerza de ese loco cabello rojo, me acercaría a su oído y le diría: "susúrrame cochinadas en francés".

—¡Por todos los dioses, Lucy! ¡Contigo no puede hablarse nada en serio!

—¡Pero cómo quieres que te tome en serio, mujer! Estás hablando de caricaturas. Hay un límite para las fantasías, Libi, deberías hablarlo con tu terapeuta.

Frustrada, me bebí otra cerveza. Si llegaba a contarle la verdad, era capaz de encerrarme en una clínica psiquiátrica.

—Deberías dejar de beber tanto, debes regresar al trabajo —dijo.

—¡Es cerveza! Con mi tolerancia al alcohol, tendría que tomarme unos cinco litros para embriagarme.

La idea se me hizo sumamente agradable.

—Escucha Libi —sostuvo cariñosamente mi mano, alejándola del vaso—. Sé que estás pasando por un momento difícil, pero debes ser fuerte y pensar en ti.

—¿Cómo, Lucy? ¿Cómo puedo hacerlo? —la miré con ojos suplicantes, al borde del llanto.

—Pues comienza con esto: nunca hagas por un hombre más de lo que él esté dispuesto a hacer por ti. —Besó mi frente y pidió la cuenta.

Me pasé toda la tarde pensando en sus palabras, pensando en la respuesta que Illumi estaba esperando. Le había suplicado que me diera más tiempo y sabía perfectamente que mi indecisión le había molestado, le estaba molestando a cada minuto, a cada segundo que pasaba.

Mierda. Era yo la que iba a acabar quemándose.

Lucy había dicho que debía pensar en mí y yo quería estar con Illumi, pero eso implicaba dejar atrás todo lo demás, dejar mi vida, mis amigos, mi mundo, a ella. También dijo que no hiciera por un hombre más de lo que él haría por mí. Yo quería pedirle a Illumi que se quedara aquí conmigo, pero luego de su petición ya no pude hacerlo. ¿Él estaría dispuesto a abandonarlo todo por mí? Y si él no lo hacía ¿por qué yo sí?

Con pesar, fui consciente de que él estaría dejando mucho más. Él tenía una familia y yo... yo nunca podría darle una. Quedarse aquí conmigo sería irse a pérdida, yo no tenía nada más que amor para ofrecerle.

En el baño intenté arreglar el poco maquillaje que llevaba, mis lágrimas lo habían estropeado. Agradecí haber rechazado el ofrecimiento de Illumi para venir a recogerme, no quería que me viera llorar. Era sólo decir sí o no. ¿Acaso me ahogaba en un vaso de agua? Si no había opción, prefería que fuese whisky. Pasé a comprar de camino a casa.

Bebía lentamente sentada en mi cama, recordando todo lo que había pasado desde aquella noche. Llovía igual que ahora y estaba tan asustada como lo estaba ahora, al borde de un precipicio que me miraba con sus ojos oscuros. Si no hubiera descubierto a Damien con esa mujer, probablemente ahora seguiría con él, en un abismo más oscuro aún.

Jamás hubiera conocido a Illumi.

La idea me revolvía el estómago. Illumi era lo mejor que me había pasado en la vida. Era tan consciente de ello como de que también podía ser lo peor.

"¿En serio piensas que podría ser peor que Damien?".

Un mensaje llegó.

Illu: Quiero verte. Voy a tu casa.

Mi corazón se apretó y el whisky amargó mi garganta.

Yo: Illumi, necesito pensar y no puedo hacerlo si estás cerca. Por favor, no vengas.

Dudé en enviarlo. Conociéndolo, podía tener el efecto contrario y traerlo directo aquí, pero me había pedido que fuera sincera con él, así que lo envié. Su respuesta llegó tras unos minutos que fueron de agonía.

Illu: Está bien, duérmete pronto.

Dejé el teléfono y bebí entre lágrimas hasta dormirme.

~❁~

Me sentía realmente afortunada. ¿Mi logro? Evitar a Illumi por casi tres días completos. ¿El costo? Illumi debía estar furioso, pero esperaba seguir haciéndolo. No podía enfrentarlo aún y menos con la cabeza cayéndoseme a pedazos. Anoche bebí más de la cuenta y tenía una jaqueca horrorosa. Avergonzada hasta la médula le dije a mi jefa que sufría de migraña, que por eso llevaba gafas.

Ella me creyó, deseándome lo mejor.

¿Afortunada? No era más que una basura. No sólo había vuelto con el alcohol y con las mentiras, ayer incluso falté a la terapia. Lentamente me hundía en la misma mierda de antes, sin saber qué hacer, incapaz de tomar una desición.

Narra Illumi

Intenté ser comprensivo y paciente, pero ya no pude más. Esto se acabó. Le envié un mensaje a Hisoka.

Yo: Necesito que me ayudes a eliminar a Lucy.

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Illumi está cabreado y dispuesto a eliminar aquello que une a Libi a nuestro mundo. 

¿Aceptará Hisoka ayudarlo?

¡Gracias por leer!

Vidas cruzadas [Illumi Zoldyck] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora