XXI- Pruebas.

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Rin miraba con detenimiento sus objetivos, estaba encerrada en una de las secciones de la sala de entrenamientos. Eran las once de la mañana y se encontraba entrenando, sola. Su objetivo hoy era emplear su energía para volver a sentir aquella descomunal fuerza.

Aunque logró descubrir su verdadera habilidad, tenía problemas para controlarla por completo a su voluntad. Ahora sabía que podía ser sumamente fuerte o controlar el aire, y antes de intentar imitar alguna otra habilidad (como la de Len), quería asegurarse de poder controlar las que ya había presentado.

Según Len y número 19, le habían explicado que tenía la capacidad de transformar su propia energía y representarla como quisiese. Podía imitar cualquier habilidad que ella deseara, pero solo si lograba controlar su energía y solo una a la vez.

Rin cerró los ojos y respiró hondamente. Si Maika podía volar, cambiar de forma y controlar un par de elementos al transformar su energía, suponía que ella podía hacer igual.

Abrió los ojos ya con su rotura derecha presente y se acercó a aquellas esferas de metal, 75 kilos cada una. Se agachó para rodear una con sus brazos y se dispuso a levantarse.

Cerró los ojos con fuerza, nerviosa porque aquella esfera le pesara demasiado. Resopló y se levantó, absolutamente sin ningún problema.

—¡Tan ligera como una pluma! —chilló emocionada al abrir los ojos. Sí, aquella esfera no simbolizaba para ella ningún obstáculo. Incluso intentó sujetarla con una sola mano y lo logró sin ningún inconveniente. 

No podía negarlo, estaba contenta por su capacidad y tenia ganas de celebrarlo.

Miró por la pared de cristal hacia afuera y divisó a Len dentro de otra sección. Se encontraba entrenando junto con número 33, una chica de cabello ondulado rubio cenizo y ojos miel, su nombre era Mayu, si no mal recordaba.

Esta materializaba cristales y los lanzaba contra Len. Este se mantenía de pie creando un campo de fuerza con cada una de sus manos para defenderse.

Rin sonrió y miró la segunda esfera en el suelo, se acercó a ella y la tomó con su mano libre. Estaba decidida a levantarla también.

Len la motivaba de algún modo.

La tomó con fuerza y se levantó con sumo cuidado. Estaba concentrada mirando aquella esfera pues comenzaba a sentir su peso, pero no importaba, no se rindió y siguió intentando.

—¡Súper fuerza! —gritaron con euforia desde fuera de la sección. Cuando volteó, vio a Gumi con la cara embarrada contra el cristal.

Rin rió y miró sus brazos. Qué sorpresa, se dio cuenta de que había logrado levantar 75 kilos con cada una de sus manos. Cerró los ojos con fuerza un momento y gritó con emoción, dejando caer abruptamente al suelo aquellas esferas.

—¡Oh sí! —chilló y comenzó a bailar con gracia. Len se acercó al cristal y la miró con diversión por su bailesito.

En ese momento, sonaron unos altavoces y los guardias les ordenaron reunirse en el auditorio de nuevo. Inmediatamente Rin se acercó a Len y no se alejó de él durante todo el trayecto.

—Muy bien, chicos, me alegra ver el empeño que todos están teniendo. Se les ve entrenando y mejorando en la sala —habló Meiko desde el escenario al ver a todos entrar al auditorio—. Los estaba esperando.

Detrás de ella habían diez guardias. Los chicos presentes comenzaron a ponerse nerviosos, de nueva cuenta era Lunes y las cosas podían comenzar a cambiar.

—Los chicos que nombre pasen al frente —ordenó y sacó una lista—. Número 16, 21, 19, 7, 47.

Todos miraron de reojo a los nombrados y estos se acercaron al escenario, cinco guardias les indicaron subir por las escaleras del lado izquierdo.

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