Rotura.

XL- Amenaza

Estaba sentada sobre la cama del muchacho y miraba atentamente el pasaje. No podía evitarlo, los segundos le parecían eternos, movía sus piernas con ansiedad y se mordía levemente las uñas. No podía despegar la vista del pasaje y la mirada de todos puesta sobre ella le ejercía aún más presión.

—Ciérralo —ordenó con fría voz Rei mientras daba la vuelta para salir de la habitación. Inmediatamente su comentario llamó la atención de todos, quienes voltearon a verlo. 

—¿Qué? —preguntó Piko estupefacto. Tei miró a Rei y después a IA. 

—Ya me oíste, ciérralo —repitió una vez más.

—Len aún no vuelve —señaló IA levantándose del suelo y acercándose un poco al muchacho. 

—No es mi problema, que se las arregle como pueda —respondió con desprecio y volteó de nuevo para encarar a todos. Rin lo miraba de manera seria, pero este la pasó por alto y miró a Tei—. Ciérralo. Ya pasa de la hora y no nos pondremos todos en peligro por él —insistió. 

—Solo hay que darle un par de minutos más —habló IA con voz queda y en seguida todos comenzaron a apoyarla. Rei en cambio la miró con enfado y apretó los puños. 

—No —espetó—. El tiempo ya pasó y las cosas pueden empeorar. 

—No podemos dejar a Len así por su cuenta —opinó Piko mirando con frialdad al chico. Rei se mordió el labio, Rin los miraba sin decir nada.

—Piko tiene razón, Rei —intervino Tei—. Tenemos que apoyarlo. Él se arriesgó ya por todos nosotros, todos —enfatizó y Rei trató de contenerse, pero su coraje pudo más que él. 

—¿Acaso están dementes? —cuestionó alzando la voz—. ¡Abran los malditos ojos! El pasaje está aquí abierto frente a todos nosotros, exponiéndonos a ser cómplices. ¡Exponiéndonos ante cualquiera del otro lado! —Su fuerte voz y la evidente razón que poseían sus palabras, crearon en todos un ambiente difícil. 

Porque muy dentro de ellos sabían que lo que Rei decía era verdad. Se estaban arriesgando demasiado.

—No me interesa —aclaró IA esta vez con dura voz. Se levantó inmediatamente y se acercó a Rei para encararlo—. No vamos a dejar solo a Len, que te quede claro. 

Todos, sin excepción alguna, miraron con sorpresa a IA quien, conocida por su carisma y tranquilidad infinita, miraba a Rei con suma molestia y su mirada era tan pesada, que incluso lo hacía retroceder.

Rei por su parte no pudo sostenerle la mirada a la niña e inmediatamente la desvió, chasqueó la lengua y, más que incómodo por la imponente chica frente a él, bajó la mirada y retrocedió. IA tomó su mano y lo obligó a verla, acarició levemente su mejilla y le susurró—: Estaremos bien. Él estará bien.

—¡Len! —chilló Tei. Inmediatamente todos voltearon y vieron al rubio aparecer con prisas por el pasaje que inmediatamente se cerró detrás de él. Rin se acercó al joven que se encontraba en el suelo con la respiración agitada, le acarició levemente la espalda y tomó su mano. 

—¿Estás  bien? —Fue lo primero que escucharon tras un minuto de silencio. Piko, quien le había preguntado aquello, se acercó a él para tenderle una botella de agua. 

—Estoy bien —aclaró el rubio una vez recuperó por completo el aliento—. Lamento haber tardado, hubo un pequeño contratiempo. 

—Pues más te vale haberlo resuelto por completo —le contestó Rei con brusquedad. Len alzó la vista para verlo un par de segundos, pero decidió ignorarlo.

—Bueno... —soltó Tei un poco incómoda, tratando de ignorar la evidente molestia de 7—. ¿Y qué sucedió? ¿Descubriste algo importante? —En ese momento todos miraron al rubio sentado, todos querían saber la respuesta.