La rotura.

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No hay día de la semana en la que no despierte con miedo.

El mundo es extraño y eso no es sorpresa para nadie, ¿verdad?

Siempre habrá cosas que no conocemos, siempre se crearán cosas nuevas y nacerán otras más; siempre se descubrirá algo que nos tome por sorpresa.

Día a día las tecnologías mejoran, la gente crece y evoluciona.

¿Que nuestro cuerpo y mente evolucionen, es realmente bueno? Para mí, es la peor de mis pesadillas.

Hace unos años, antes de que yo naciera, una extraña condición apareció de la nada. Aparentemente era inofensiva y se hacía presente al azar; no sabían qué lo provocaba o porqué, pero no causaba más que una rotura de esfínter pupilar que era presente desde que los bebés venían al mundo y siempre en un solo ojo.

Extrañamente, y a los días de nacidos, los bebés afectados sanaban "milagrosamente" y por sí solos. Para los doctores e investigadores esto fue extraordinario e inusual, pero no levantó sospechas para más.

El problema vino tiempo después.

Cinco años después de mi nacimiento se descubrió que estos niños presentaban "habilidades inusuales", que debían ser examinadas y supervisadas para evitar peligros, tanto para ellos mismos como para la población.

Qué excusa más tonta.

La población, al negarse a entregar a sus recién nacidos con estas características, provocó que el gobierno comenzara con el llamado: "Programa de Intervención y Reclutamiento"; que no era más que un pretexto descarado para ubicar a los escasos bebés que presentaban la rotura, separarlos de su familia y llevarlos a algún lugar del que claro, nunca volvían a ser vistos. 

Nunca volvían ni volverán a casa.

Tanto era su afán por investigarlos, que incluso se tomaron la molestia de regresar a buscar al resto de personas de mi generación y anteriores con registro de haber presentado el síntoma al nacer. 

He escuchado rumores de que algunos de ellos al no mostrar señal alguna de estas habilidades al crecer, pudieron regresar a sus hogares; aunque yo dudo mucho que los dejen en paz así nada más.

Se dice que ahora esos niños y personas que fueron reclutadas son parte del ejército y personal que cuidan el orden de la ciudad, pero yo creo que todo eso es pura mentira.

Nunca he visto que ninguno de ellos utilice alguna de esas "habilidades inusuales", que las leyendas urbanas y el gobierno dicen que tienen. Habilidades sobrenaturales tales como el control de elementos, la misteriosa telequinesis y bueno, poderes.

Yo no tengo poderes.

Aunque tampoco quiero tenerlos.

—¡Rin, querida, saldremos! —gritó mi madre desde la cocina, interrumpiendo así mis pensamientos y mi lectura. De un salto cerré el libro, me levanté con ánimos de mi cama y respondí.

—¡En seguida bajo, mamá! —Reí torpemente y di un par de brincos. Estoy emocionada, no salgo demasiado a pasear y hace tiempo que quería algo de aire fresco.

—No olvides tu parche, cielo —recordó mi padre asomándose por la puerta de mi habitación. Yo asentí y tomé el parche de algodón que reposaba dentro de mi cajón.

Cuando yo nací presenté la rotura de esfínter en mi ojo derecho, sin embargo, esta nunca sanó. Afortunadamente yo nací en mi casa y no hay registros de mí como para que el gobierno pueda encontrarme, pero al no sanar mi rotura, debo cubrirla y no salir mucho para evitar llamar la atención.

Rotura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora