—¿Y eso fue todo lo que pudiste descubrir? —preguntó la rubia mirando a su emparejado. Len asintió y rascó levemente su oreja aún sin dejar de mirar al frente.
Luego de la reunión, ambos se dirigían hacia la tienda caminando tranquilamente por el largo pasillo, Rin miraba con detenimiento a Len y pensaba en lo anterior sucedido. Quizá sí debía reprenderlo y Rei tenía razón en haberse enfadado por haber sido tan espontáneo, sin embargo, ella sabía que la noticia de la reunión había sido igual de inesperada.
Alzó los hombros restándole importancia al reconocer que quizá fue lo mejor. Len aprovechó la información brindada por Tei y la ayuda de Ryuto para que no lo descubrieran. Después de todo, no es como que pudieran reunirse para hablar de ello y planearlo con tranquilidad.
Aunque sí se arriesgaron demasiado, comprendía que las cosas ahí se tenían que hacer al momento o de lo contrario desperdiciarían una oportunidad que nunca más volverían a tener.
—Len —llamó abrazando su brazo. El joven volteó a verla sin detener su paso y Rin lo miró con preocupación—. ¿Qué te pasará si nos descubren? ¿Si Ryuto falla y apareces en cámaras? —preguntó con la angustia inundando su mirar. Al analizarla las mejillas de Len se colorearon de un rojizo discreto y contuvo la respiración, mirándola atónito.
Ante su reacción tan extraña Rin lo miró confundida y lo soltó un momento para intentar alejarse. Fue en ese instante cuando Len aprovechó y, hecho un manojo de nervios, la abrazó con fuerza.
—Eres muy linda al preocuparte así por mí —soltó con los nervios anudando su estómago debido al hecho de que Rin se preocupara así por él. Su mirada tan cargada de angustia se lo demostró y, para él, esa era la máxima muestra de cariño que podría obtener de ella en ese lugar.
Rin por su lado se sorprendió un poco al sentir uno de los brazos de Len rodeando su cadera y el otro acariciando su cabello, siendo vícitma de un extraño sentimiento que su emparejado desprendía y le costaba comprender. De pronto Len depositó con delicadeza un beso en su cuello que le provocó un escalofrío por todo el cuerpo pero lo hizo a un lado, se acurrucó en el abrazo que Len le daba y sonrió al escucharlo susurrar—: No te preocupes de más, siempre procuraré estar bien, por ti, por ambos.
Rin asintió y sin contenerse lo estrechó con fuerza. Fue al escuchar la leve risa que Len soltó, que por un momento una daga de terror se enterró en su corazón, acarreando consigo un fuerte y helado sentimiento de desolación, temiendo profundamente llegar a perder a Len, escuchar por última vez su risa.
El sentimiento la hizo exhalar lentamente conteniendo el nudo en la garganta, no podía asustarse y sabía que no le serviría de nada pensar en eso; así que lo abrazó con más fuerza y aspiró su aroma hondamente, mezclándose con la sola calma que él le brindaba y sintiéndose segura entre sus brazos, confiada de que pasara lo que pasara, siempre se cuidarían entre ambos.
Y ella daría su vida por él.
—Está bien —musitó separándose un poco. Al hacerlo miró los verdes orbes de su compañero y sonrió con nostalgia, Len torció levemente la boca al notar aquel sentimiento de tristeza que Rin no pudo ocultar y, justo cuando iba a preguntar, Rin atinó a exclamar—: ¡Vamos a comer!
Len miró con una sonrisa torcida a Rin alejarse de él corriendo, directo a la tienda que se encontraba al menos diez metros más allá, al fondo del pasillo.
—Está bien —pensó perdiéndola de vista cuando entró a la tienda—. Más tarde hablaré con ella.
—¡Aoyama! —Escuchó su apellido salir en un gruñido y unos fuertes pasos a su espalda. Inmediatamente volteó, atónito por escuchar su apellido.
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Rotura.
أدب الهواةNuestras mentes y cuerpos son, sin duda alguna, un misterio. Nunca previmos cómo ni cuándo, pero sin esperarlo, esto pasó. Estos niños son diferentes, son poderosos, son inmaduros y no saben controlarse. Afortunadamente nos hemos dado cuenta de esto...