Rotura.

Prólogo.

¿Lo importante es volver a casa? No, lo importante aquí es sobrevivir. 
¿Nos cuidaremos siempre las espaldas? Después de todo, solo nos tenemos entre nosotros.
¿El peligro está donde vivo? Este no es mi verdadero hogar.

Aquí no importa qué tan fuerte seas, aquí no importa tu futuro, tu familia; aquí no importan tus deseos ni tu curiosidad. Aquí no tienes ninguna oportunidad de elegir.

La gente cambia, nuevas cosas son descubiertas, otras más nacen. ¿Por qué algunas cosas o criaturas prefieren no salir a la luz? Porque el humano por naturaleza es cruel, con sed de poder y un tremendo deseo por ser el primero en lo que desee.

La humanidad puede evolucionar, puede crecer y nacer de distintas maneras. Un solo humano puede adquirir el poder de, con un simple chasquido, crear un huracán; surcar los cielos sin ayuda de algún invento; de correr a la velocidad de la luz o incluso de desaparecer una ciudad entera tan solo con imaginarlo, pero no es suficiente.

Aquí el gobierno es cruel y es egoísta, siempre buscando ventaja sobre los demás, siempre queriendo resaltar y hacer de sus intereses la prioridad.

No importa cuánto evolucionen los humanos y no importa lo que al gobierno le tome; cualquier chico con estas características será entrenado y utilizado para realizar las tareas más complejas.

¡Programa de intervención y reclutamiento! Ahora entreguen a cualquiera de sus niños que presente esta extraña condición al nacer. 

¿Qué? ¿Se están negando? Bien, no se preocupen. Si no es por las buenas, será utilizando la fuerza.

—¿Podemos ser destruidos?
—En cualquier momento.

Revisen sus ojos y, cuando la rotura aparezca, no duden que están ante un reclutado más.