DIECIOCHO

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Contemplar a Goku enfundado en un traje formal, fue para Milk un duro golpe. No solo porque la hizo recordar aquella etapa en su matrimonio en la que tanto deseó verlo vestido de ese modo, como todo hombre que formaba una familia. Sino porque estaba usándolo ahora que se había marchado de casa.

Por supuesto este era un detalle del que sus hijos no tenían conocimiento y del que -de manera muy probable - se harían consientes a partir de ese día.

En cuanto a sus hijos, Goten se veía muy alegre en los brazos de su padre, pero Gohan poseía ahora una mirada recelosa de lo que también Goku se había percatado pero -como siempre - prefirió guardar silencio y hacer creer que todo transcurría con normalidad. Además, de esto no era lo único de lo que el guerrero se había percatado. También se había fijado en la gran impresión que había causado en quien aun era su esposa lo quisiera o no.

En aquel momento deseó con todas sus energías poder leer los pensamientos de aquella mujer que - si bien antes creia conocer a la perfección - ahora le resultaba enigmática.

Su reacción nada mas verlo fue notoria aunque luego ella tratara de disimular que todo estaba bien. De hecho había sido tan destacada que por un instante pensó en moverse a prisa para evitar que los platos terminaran haciéndose pedazos en el suelo.

Por supuesto su mujer - tan hábil como siempre - se las arregló para que esto no sucediera y para que tampoco le brotara el llanto que había hecho aparición súbita en sus ojos.

Aquella reacción lo había confundido de momento, pero al estar dentro del que alguna vez fuera hogar de ambos, Goku supo que la Milk que tenia enfrente, no era la que alguna vez lo amó.

Esta Milk había reemplazado su recatada vestimenta larga por vestidos cortos en colores vivos y estampados florales. Se había recogido el cabello utilizando palillos largos adornados con cintas que combinaban con su atuendo y su calzado ahora era mucho mas juvenil y relajado, unas sandalias de tacón bajo en color blanco se encontraban haciendo lucir sus pies. Pero su rostro también había experimentado cambios.

Ahora su cara llevaba maquillaje que se encontraba en un perfecto equilibrio; Ni tan atrevido ni tan discreto.

Todo en la justa medida para hacerla lucir su verdadero atractivo.

Sus hijos lo sacaron de su minuciosa observación al hacer sonar las sillas que se encontraban apartando apenas del comedor para hacer caber sus cuerpos.

-¿Te quedas a cenar? - inquirió Milk, anticipándose al pedido del mas pequeño de sus hijos.

-Como no te hemos visto en horas - se escucho decir de pronto a Gohan - no teníamos idea de que vendrias a cenar y solo contemplamos tres platos, pero enseguida voy a la cocina por uno mas.

Antes de que Goku pudiera decir algo para oponerse a la situación, el mayor de sus hijos se levantó y caminó en dirección a la cocina, dejando a su madre abandonada en medio de un nerviosismo que no alcanzaba a comprender.

No se necesitaba ser demasiado inteligente para darse cuenta de que algo había sucedido entre sus padres; Algo que a todas luces no pintaba bien.

Milk observaba la escena que se presentaba delante suyo.

Con Goku jugueteando con el cabello de Goten y tratando así de matar el tiempo hasta que Gohan regresara de la cocina para no tener que cruzar una sola palabra con Milk.

Ella en cambio al volver su hijo mayor, trató de tomar una actitud amorosa como la que tiempo antes le dedicaba a Goku. Esto con la intención de no despertar sospechas entre sus hijos.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora