Ahora que Goku comenzaba una nueva vida también deseaba obtener un nuevo comportamiento. Por ello desde la noche anterior había programado un pequeño despertador para levantarse muy temprano. Esto le costaría demasiado trabajo pero estaba decidido a hacerlo.
El despertador comenzó a sonar y el guerrero sin poder recordar aún la promesa que se había hecho, continuaba descansando sobre la cama víctima de un profundo sueño. Se encontraba soñando con su esposa y sus hijos.
Solo que en este ocasión los niños eran ambos pequeños bebés.
Milk estaba acostada en lo que parecía ser una cama de hospital. Su rostro lucía pálido y cansado. A tal punto que parecía no tener fuerzas ni para hablar. Pero sus hijos, envueltos en sábanas distintas se encontraban uno a cada lado de su cuerpo.
Ella los miraba mientras sonreía.
Goku se encontraba frente a ella observando la escena y también lo que pasaba en el hospital.
-Has tenido dos niños maravillosos y lo mejor es que están completamente sanos – escuchó decir a una voz como de anciano.
Siguió entonces la voz y a su costado izquierdo apareció de la nada el maestro Roshi.
Goku sonrió con gran alegría al ver a dos de sus personas más preciadas compartiendo un momento tan íntimo y al contemplar a los preciosos hijos que ella le dio.
Feliz con los acontecimientos, Goku extendió el brazo para darle la mano a su esposa en señal de apoyo. Sin embargo su mano traspasó la de Milk.
Aquello sorprendió a Goku pero no estaba dispuesto a romper la armonía del momento, por lo que pensó en que, si no podía tocarla al menos podría hablarle.
-Milk escucha – dijo él – estoy muy orgulloso de la mujer en la que te has convertido desde que nos casamos hasta ahora. Mis hijos son tan apuestos como tú y seguramente serán igual de inteligentes. Estoy ansioso por verlos crecer y enseñarles todo lo que sé sobre artes marciales, estoy seguro de que el maestro también ayudará, ¿verdad maestro Roshi?
Momentos antes de lanzar esa pregunta, Goku había creído tener la atención de Milk. Pero cuando formuló aquel cuestionamiento se dio cuenta de que su mujer miraba al costado derecho de Goku en donde ahora se encontraba Bulma hablando.
-Vaya Milk tus muchachos sí que son guapos. Cuando su padre los vea, quedará fascinado.
-¿Verdad que sí? Son ambos la réplica de su padre.
Algo estaba pasando.
No era normal que Milk no hubiera escuchado nada de lo que Goku había dicho pero que sí pudiera escuchar a los demás.
Para cuando levantó la mirada nuevamente. Ahora ya no solo estaban presentes alrededor de Milk, el maestro y Bulma sino que también estaban todos sus amigos mirando a los nuevos bebés.
La puerta de aquella zona del hospital se abrió y Goku miró una silueta que creyó reconocer, pero que al no tener la seguridad de si se trataba de la persona que creía, espero para verlo más de cerca.
-¡Raditz! – pronunció Milk con alegría apenas verlo llegar al borde de la cama.
Goku miró a su hermano sin entender lo que pasaba.
-Cuéntanos Raditz – expresó Bulma de pronto - ¿Qué tan parecidos a ti son tus hijos?
Goku sintió que un frio le recorría el cuerpo. Sentía como su corazón iba dejando de latir poco a poco.
Se agarró a una esquina de la cama que ocupaba Milk para no caer al suelo.
Ahí había una equivocación. Esos niños eran sus hijos, no los hijos de su hermano.
Esos dos niños eran Gohan y Goten, estaba seguro aunque no había tenido la oportunidad de verlos cuando pequeños.
¡El corazón le decía que esos eran sus hijos, bastaba con mirar sus rostros!
-Muchachos – empezó a decir el saiyajin tratando de no perder el control – esos son mis hijos. Ustedes los conocen. ¡Son hijos míos, no de mi hermano!
Pero de nuevo nadie parecía ni verlo ni escucharlo.
Lo que estaba pasando era absurdo.
Raditz no tenía corazón, si de algo estaba seguro era de que él nunca había pensado si quiera en tener hijos. Él era un hombre egoísta que solo pensaba en el poder y en la conquista de tierras.
Con desesperación camino hacía sus amigos y se colocó frente a ellos uno a uno, pero nadie era consciente de su presencia.
De pronto, como si aquella realidad hubiese sido succionada por un agujero invisible, Goku se encontró en un escenario distinto.
Reconocía aquella vivencia de sobra. Solo que lo descubrió de manera inmediata, lo llenó de horror.
Gohan era abrazado por Bulma, que a su vez se encontraba protegiéndolo con su cuerpo. Mientras que Raditz se había posicionado delante de ellos, protegiéndolos.
Ahora Goku era el villano mientras que Raditz era el padre que trataba de cuidar de su hijo y amigos.
-Parece ser que no quieres entender lo que te estoy diciendo – se escuchó decir Goku – creo que voy a tomar prestado a tu hijo.
Acto seguido el rostro de Raditz se desmesuraba expresando miedo.
Mientras que él se veía acercarse cada vez más a ellos, con el rostro lleno de maldad.
-¡No te acerques!
Bulma apretaba a Gohan contra ella mientras temblaba de miedo.
Goku continuaba acercándose, con una sonrisa malévola en el rostro.
-¡Si das un paso más te voy a eliminar! – amenazó Raditz.
Goku se acercaba, desaparecía de pronto y aparecía a un costado de Raditz para propinarle un fuerte golpe en el abdomen utilizando una de sus rodillas.
Tenía una fuerza descomunal. Tanto así que Raditz quedaba sus pendido en el aire por un momento para luego caer sobre la arena con fuerza. Una vez ahí, se llevaba las manos al abdomen mientras profería quejidos de dolor.
-¡Papito! – gritaba Gohan mientras corría hacía él.
El shock de Goku era inmenso.
Él había vivido eso con Gohan con anterioridad.
No podía ser que ahora él estuviera ocupando el sitio de su hermano y que su hermano se encontrara usurpando su vida.
Goku se levantó de golpe escuchando de pronto el atronador sonido del reloj despertador.
Exaltado le dio un manotazo.
Tocó la ropa con la que se había ido a la cama.
Estaba bañado en sudor y su frente aún continuaba sudando de manera profusa.
Aquel sueño le había producido tal conmoción que tenía miedo de llegar a casa de Milk y encontrarse aquella escena en la que Raditz era padre de sus hijos.
Levantó el despertador del suelo pero no tuvo deseos de mirar la hora. Se limitó a salir de la cama y meterse al cuarto de baño sin más.
Lazuli debía de haberse ido a trabajar desde hacía un buen rato ya que el sol entraba por las ventanas de las habitaciones.
Tendría que darse prisa en bañarse. Ya que era fin de semana y sus hijos podrían haber decidido pasar cada uno el tiempo donde mejor les pareciera menos en casa.
Si había algo que sabía muy bien era que a sus hijos no les gustaba quedarse en ese lugar porque su madre veía la oportunidad perfecta para ponerlos a estudiar.
Sus hijos habían nacido con sangre de guerreros y ninguno de los dos – aunque Gohan seguía queriendo en parte complacer a su madre – podía alejarse de las batallas del todo.
De hecho el mayor de sus hijos había encontrado una mujer que gustaba de las artes marciales tanto como él y no dudaba de que usaran ese gusto en común para pasar más tiempo uno junto al otro.
Al menos su hijo no repetiría su historia con Milk.
Al menos Gohan sabía cómo se debía amar a una mujer.
Le hubiera gustado ser igual con Milk; Hubiera deseado poder borrar todas las malas decisiones que había tomado y tener la opción para tomarlas de nuevo. Pero ni siquiera Uranai Baba podía ayudarle con eso.
Las consecuencias de cada decisión tomada debían llegar cuando fuera tiempo y estas eran las consecuencias que Goku debía sufrir.
Decepcionado de sí mismo, Goku accionó la regadera.
Un buen baño lo ayudaría al menos a aligerar sus cargas, o eso esperaba.
Al entrar, el saiyajin no se había percatado de que en una esquina del baño colgando de una especie de perchero, se encontraba un traje de hombre listo para ser usado. Lo miró una vez que había comenzado a bañarse.
Goku supuso que era para él ya que era el único hombre en la vivienda.
De pronto se sorprendió a sí mismo pensando en sí Milk hubiera hecho lo mismo si él hubiera hecho caso a su pedido de ser un marido como los otros.
Si la hubiera escuchado al menos un poco.
Si hubiera atendido sus pedidos un poco, no estaría pasando por esta difícil situación.
Después de todo Vegeta se había convertido en un esposo ejemplar para su buena amiga Bulma. Incluso por ella, había accedido a usar ropa común, ropa que no fuera para la batalla y si al principio le era incomodo, ahora portaba las prendas con una naturalidad total.
Bulma se veía a todas luces como una esposa feliz. Y Vegeta no parecía estar pasándola mal en absoluto.
Esas eran el tipo de cosas que se hacían por amor.
Pero él nunca quiso cambiar ni el aspecto más mínimo por su esposa. Solo había firmado un papel, se había puesto un traje de bodas pero nada más; Aquello no había significado nada para él.
Levantó la cabeza dejando que el agua le empapara el rostro.
Deseaba al menos por un momento concentrarse en lo que estaba haciendo y dejar todos los recuerdos, cuestionamientos y demás cosas tristes de lado.
Centró su atención en el jabón que deslizaba por su cuerpo, en el aroma que el objeto desprendía y en el sonido que producían las burbujas del shampoo al explotar entre su cabello.
Aquellas eran cosas en las que nunca se había fijado porque siempre tenía prisa. Siempre debía hacer las cosas con rapidez porque no debía perder ni un segundo más del día para entrenar.
Ni siquiera se había dado tiempo para conocer lo que sus hijos pensaban, para escucharlos, para hacerles caricias...Y ahí estaba de nuevo, pensando en lo que quería olvidar al menos de momento. Reprochándose y martirizándose con algo que ya no podía cambiar.
Salió de la ducha sabiendo que jamás se perdonaría el hecho de haber sido un mal padre y un pésimo esposo.
Tomó el traje que Lazuli le había dejado y se encerró en su habitación para cambiarse.
Una vez que estuvo vestido, buscó el espejo de cuerpo entero en el que se miró un largo rato.
"Así es como supongo que se deben ver los hombres con una vida común" – pensó.
Refiriéndose a los caballeros que tenían un trabajo con el que sostenían a sus familias.
-Supongo que a Milk le hubiera fascinado verme vestido de esta forma – dijo en un susurro.
Portar una vestimenta de esas para él era incómodo.
Sentía demasiado calor y una reducida libertad de movimiento. Pero era hora de ir a ver a sus hijos, vestido de este modo, al menos tal vez los chicos pudieran sentirse un poco orgullosos de él si lo veían ataviado con un traje. Pero antes de salir a la calle se percató de algo.
NO PODÍA LLEVAR ESE TRAJE CON EL CALZADO QUE USABA DE MANERA HABITUAL.
Si había algo que todavía tenía bien grabado en la memoria, era el tipo de calzado que usaban los hombres cuando debían vestir de manera formal, ya fuera para asistir a un evento social o para acudir al trabajo.
Esto era algo que no había olvidado porque incontables veces, Milk le había mostrado como debería vestir. Usaba modelos de revistas para hacerle ver cuál era el modo en el que un padre debía verse frente a sus hijos, y cuando tenía oportunidad de darle ejemplos con personas reales, también lo hacía.
Teniendo el modelo de aquellos zapatos en la cabeza, Goku comenzó a buscar de minuciosamente por toda la casa un par de ellos, pues podría ser que Lazuli hubiera olvidado ponerlos junto con el traje aunque también era posible que no hubieran tales zapatos. Ellos eran amigos y ella lo estaba ayudando demasiado ya.
Dedico su atención a buscar los zapatos pero al no encontrarlos se dijo que de cualquier manera podía ser que el calzado que ya tenía no se viera tan mal. Además el pantalón cubriría gran parte de ellos.
Regresó a su habitación y se calzo los zapatos que siempre usaba.
Quería ver la expresión que sus hijos pondrían al verlo enfundado en un traje.
Salió de su habitación, bajó las escaleras hacia la sala sin olvidarse de tomar las llaves de la casa que Lazuli colocaba en un cuelga llaves instalado en una de las paredes de la cocina y salió del sitio.
Ella le había anunciado la noche anterior que no tenía planeado regresar a casa temprano ya que era muy posible que se concretara una reunión con sus amigas. Además de que no tendría de que preocuparse porque ella podía esperarle sin problemas en el parque cercano a la vivienda. Sin embargo Goku esperaba no tardar tanto.
Afortunadamente dominaba la teletransportación.
Estaba tan metido en su papel de ser un humano común y corriente usando aquel traje, que había olvidado que poseía aquella habilidad y estuvo a punto de echarse a andar por las calles hasta encontrar un sitio en el que pudiera levantar el vuelo.
Cuando su cuerpo apareció en el que ahora tendría que aceptar que no era su hogar, Goku sintió deseos de quitarse aquellas incomodas prendas y tener puesta solo una pieza de ropa para ir a pescar al rio. Pero ahora no había tiempo para recordar viejas épocas.
Avanzó pisando el pasto por el que había caminado cuando se había dado la oportunidad de estar en casa.
Lamentó haber escogido esa opción demasiadas ocasiones.
Respirar empezó a costarle demasiado y los pies parecían resistirse a seguir avanzando.
Desconocía la razón.
Quería ver a sus hijos pero tal vez su corazón no estaba listo para un encuentro frente a frente con la mujer que ante la ley seguía siendo su esposa.
Enfocó los ojos en los cristales de las ventanas de su hogar. Y antes de que pudiera recordar que sus hijos tenían la capacidad de sentir su ki, ambos chicos abrieron la puerta de la vivienda.
-¡Papá! – gritó Goten con efusividad mientras la alegría le brotaba por los ojos.
Gohan lo miró y se dirigió hacia él con más calma pero igual de feliz.
-Papá que bueno verte ¿en dónde has estado?
-Hola hijos –saludó Goku a los dos mientras tomaba en brazos a Goten.
-¿Y por qué estas vestido así? – inquirió Goten sorprendido y feliz.
De no haber sido por el comentario de Goten, Gohan hubiera tardado unos segundos más en notar el cambio de vestimenta de su padre.
-Ya que Goten lo ha preguntado – agregó Gohan de repente – yo no puedo hacer más que secundar su pregunta.
¿Por qué vistes de esa forma?
-Ya les explicaré eso hijos. Por eso vine a verlos hoy.
Justo entonces Milk aparecía en la puerta buscando a Goten que se le había escapado porque se resistía a poner la cena.
Goku la miró con seriedad.
-Buenos días Milk – saludó con la voz igual de formal.
Milk traía sobre su vestido un delantal. Pero era notorio que aquel vestido era diferente a los que solía usar cuando estaba con Goku.
En las manos traía tres platos, mismos que estuvo a punto de soltar cuando reconoció al hombre que hablaba con sus hijos.
El labio inferior empezó a temblar de modo sutil y sus piernas flaquearon, incapaz de creer lo que tenía ante sus ojos.
-Estas actuando muy raro papá – expresó Goten.
Gohan pensaba lo mismo pero prefirió guardar silencio. Además, no solo su padre había estado actuando raro, también su madre tenía actitudes extrañas pero prefería no mencionar nada para que su hermano menor no empezara a hacer preguntas. Después de todo creía que ese día descubría la razón de las actitudes de cada uno.
-Tranquilo hijo – contestó Goku – solo vengo para comunicarles algo que su madre y yo hemos decidido.
¿Verdad Milk?
La aun esposa de Son Goku, no era capaz de responder. Sentía que los ojos le ardían, e imploraba a sus emociones que no la traicionaran y se pusiera a llorar; Siempre había deseado ver a Goku vestido de esa forma.
Tragó saliva con fuerza.
-Así es muchachos – contestó.
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RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020
Fiksi PenggemarMilk había sido durante años una esposa amorosa y ejemplar. Sin embargo los largos periodos de ausencia a los que su marido la sometía, terminan por hacerle ver una realidad que jamás había contemplado antes; La idea de que nunca la había querido, s...