RELATO CORTO DE GOKU Y MILK (SEGUNDA TEMPORADA, CAPITULO CATORCE)

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Aquella cena había tenido consecuencias catastróficas. Pero Lazuli no se arrepentía de haberla concertado porque de ese modo había confirmado una sospecha. Era cierto que en el momento en que la miró, reconoció su buen gusto en el vestir, pero también era cierto que con los lentes que Milk llevaba puestos, no alcanzó a reconocerla. Sin embargo, al verla de frente en el comedor, supo que ese rostro lo había visto con anterioridad.

Apenas hizo la pregunta, supo que lo que vendría después no sería agradable pero prefería eso a quedarse en silencio y terminar la cena con la duda de si había compartido alimentos con la antigua mujer de su marido.

Justo después de que supo que sus sospechas eran ciertas, Lazuli tuvo deseos de terminar la convivencia de una manera poco cortes, pero también sabía que si obedecía a sus impulsos, solo conseguiría convertirse en el objeto de burla de Milk. Aunque a fin de cuentas nada de lo que había dicho contra ella, había evitado que terminara siendo la mujer que perdía en aquel encuentro.

Estando ya en su habitación hecha un mar de lágrimas, Lazuli resolvió que debía darse unos días fuera de su hogar. Tenía que refugiarse en algún sitio para poder olvidar la humillación a la que había sido sometida, no solo por parte de Milk sino también por Goku. Pues él no había tratado si quiera de disimular su enojo cuando supo que su anterior mujer se comprometió con otro.

Caminó de puntillas hasta la puerta de su habitación y con todo el sigilo posible, abrió la puerta de su habitación para asomarse por la rendija formada. Antes de marcar el número de la única persona que podía ofrecerle un sitio donde quedarse mientras pensaba en como continuar la guerra con la madre de los hijos de Goku, tenía que asegurarse de que el hombre que por el momento era la causa de su sufrimiento, no estuviera cerca para enterarse de a dónde iría.

Para su suerte, Goku no estaba por ningún lado.

"Debe seguir abajo" – pensó, y enseguida marcó el número de Krilin.

Recibió respuesta casi enseguida, lo que la hizo respirar aliviada.

-Escúchame – dijo, ignorando el saludo del muchacho - he estado teniendo días muy estresantes en casa y necesito alejarme de todo esto, así que estaba pensando en alojarme contigo por un corto tiempo.

Los ojos de Krilin se iluminaron ante las palabras de Lazuli.

-Ni siquiera tienes que llamar para avisarme que vendrás.

Sabes que puedes presentarte cuando quieras.

-Bien, entonces estaré ahí mañana. Hoy no creo que sea posible conseguir transporte para moverme hasta alla.

-Puedo ir a buscarte si quieres.

Los ojos de la mujer se desmesuraron.

-¿¡Estás loco?! - masculló – Goku no puede verte aquí.

-No me vería. Puedo recogerte en algún lugar cercano – hubo unos segundos de silencio – y puedo llevarte a casa volando.

-¿Volando? – Inquirió la rubia – la gente puede verte y entonces nos veremos envueltos en un lio.

-No si volamos alto.

-No quiero correr ningún riesgo.

-No dejaría que te pasara nada nunca, ni a ti ni a mi hijo.

-¿Puedes dejar de recordarme lo que nos une?

El joven decidió ignorar aquel comentario hiriente.

En el momento en el que la conoció, la rubia había sido amable con él, pero desde que habían intimado, ella se había transformado en una mujer distinta. Sin embargo él confiaba en – con el tiempo – sacar a flote de nuevo a la chica que era antes de lo ocurrido.

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