No sabía por qué razón había permitido que Goku se quedara en casa.
No sabía por qué estaba dejando que tanto sus hijos como su marido, creyeran que su comportamiento se debía solo a un poco de estrés y a nada más que eso. Cuando ella sabía bien que aquello no estaba ni cerca de ser la razón.
La culpa del caos en su familia, la tenían esas notas.
Esas malditas y enfermas notas.
Recordaba aún el momento preciso en el que recibió la primera.
Sucedió una tarde de tantas que pasaba sola en casa. Y aun la guardaba en un joyero que mantenía bien oculto.
"¿Qué se siente estar tanto tiempo en el abandono?"
Era la frase principal.
El comienzo de un escrito anónimo.
"¿Alguna vez has pensado lo poco que le importas al hombre con el que estas compartiendo tu vida? O quizá deba decir, con el hombre con el que estas desperdiciándola".
Leer estas palabras en un trozo de papel, ocasionó la rabia de Milk pero el fin de la nota aun no llegaba y – por algún extraño motivo – quería enterarse del contenido completo.
"Dime algo ¿te hace feliz que tu marido prefiera pasarse la vida entrenando a estar contigo?
Las preguntas anteriores, podía contestarlas una a una si quería defender a su marido para cumplir su rol como esposa dedicada al amor de su vida, pero lo cierto, era que una parte de su "yo" interno, deseaba mandar al diablo ese papel.
Había tantas cosas que deseaba compartir con Goku.
Había tantas cosas que quería contarle acerca de sus hijos y también de ella misma.
Luego de unos minutos mirando fijamente aquel trozo de papel, Milk destrozó aquella nota con lágrimas bajando de sus ojos.
Luego se detuvo a pensar.
Lo más seguro era que aquello hubiera sido elaborado por alguien que deseara afectarla. Después de todo, no cualquier mujer lograba ser esposa de un hombre como Goku.
Ella era inteligente y meditando la situación más a fondo, decidió no pasarle queja sobre al asunto a su hijo mayor.
Él ya era todo un hombre y tenía sus propios asuntos. Además aquella novia – que por cierto no le agradaba en lo más mínimo – le exigía demasiado a Gohan.
La había escuchado atreverse a gritarle a su hijo y – como era de esperarse – ella salía en su defensa.
Y por otra parte estaba Goten.
Que a pesar de ser un niño pequeño en edad, mental y físicamente lucía mayor.
Sus hijos habían heredado todo de ambos padres y estaba orgullosa de cómo – día a día – se hacían más maduros.
Con suerte, ella podría comentar la situación con ellos, una vez descubierto el autor o autora de aquellas notas. Porque – luego de llegar la primera – fue cuestión de horas para recibir otra.
Y esta tenía un contenido más emocional y menos agresivo. Aunque de cualquier manera seguía siendo extraño.
Decía que entendía y lamentaba su soledad pero que él estaba dispuesto a cubrir el puesto vacante en ausencia de su marido, aunque fuera solo como amigos que charlaban de artes marciales y de cualquier otra cosa.
Ahí, Milk encontró dos pistas más.
Esta persona sabía que ella había sido entrenada en dicha disciplina. Y también sabía que Goku no estaba en casa.
Razones por las que cuadró que este hombre o mujer debía ser cercano a su marido, hijos o padre y con menos suerte, al menos cercano a las múltiples amistades de Goku.
El panorama que había empezado a ser alentador, pareció bajar sus posibilidades al pensar en la última opción.
¿Cuánto sabía esta persona sobre ella y su familia?
¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones?
Planteándose este cuestionamiento fue como tuvo la idea de empezar a averiguar – y si no al menos intentar – más sobre esta persona.
Manteniendo la calma, miró a uno y otro lado del terreno que rodeaba su vivienda. Quien sabe, tal vez podría hallar a alguien observando si había tomado la nota o no. Pero en instantes, pudo darse cuenta de que el lugar estaba tranquilo.
Quien quiera que hubiera dejado la nota, se había marchado nada más tocar la puerta.
Así que respirando hondo, entró en casa, tomó papel y un bolígrafo y escribió:
¿Sabes de artes marciales? Entonces podríamos tener un combate amistoso un día de estos. Pero si no me dices quien eres, no puedo confiar en ti y mucho menos aceptar tu invitación para forjar una amistad.
Respecto a mi marido –empezó plasmando con la finalidad de engañar – no es raro que hasta tu sepas que no está en casa.
Pasa meses fuera o temporadas cuyo tiempo no es definido. Pero no te preocupes, la soledad no es algo que me angustie y mucho menos algo que pueda definir como "lamentable".
Conozco a mi marido desde hace muchos años y sé que parte de su vida, está entregada al combate.
No lo veo desde el punto drástico que la mayoría de la gente suele hacerlo.
Enseguida, se guardó la nota en el bolsillo.
La dejaría tirada a la mañana siguiente en el mismo sitio, ocupando el lugar en donde le habían dejado la suya.
Era casi seguro que la persona de identidad aún desconocida se la llevaría pensando que era la anterior y que la había rechazado.
Para mayor labor de convencimiento, segundos antes de dejarla en el sitio, arrugaría la hoja y la convertiría en una bola de papel.
...
La voz de Goku llamando su nombre y preguntándole donde dormiría, la hizo despertar de su ensimismamiento en los recuerdos de aquel asunto.
-Puedes dormir en la cama de la habitación si quieres, Goku.
-No quiero causarte molestias Milk, puedo dormir en el sofá.
-Tus hijos no verán con buenos ojos a su madre si deja que duermas en un sofá. Así que solo metete a la cama.
El guerrero no pudo evitar sonrojarse cuando la actitud de su esposa, le trajo recuerdos de aquella infancia en que la conoció.
Milk había jugado con su mente desde antes de que él se enterará si quiera de sus intenciones.
Recordó aquel momento en el que Milk había querido subir con él en la nube voladora y como aquella niña le había coqueteado aunque en ese momento, él no hubiera entendido ni pizca en sus insinuaciones.
Una sonrisa apareció en el rostro del guerrero.
Milk.
Aquella Milk que ahora estaba esperando a que él ocupara un lugar en su cama, a su lado.
Ya no había razón por la cual preocuparse por los niños.
Ellos habían crecido, eran fuertes y además ya estaban dormidos.
Su esposa le sonrió con amabilidad pero apenas sus miradas se encontraron, ella bajó los ojos.
Gesto que Goku interpretó como timidez o nerviosismo. Cuando en realidad, era pura culpabilidad.
Son Goku se acercó con lentitud hacía su esposa una vez que la puerta se cerró tras él.
Mirarlo acercarse de aquella forma hacia ella, provocó que se le acelerara el pulso.
Su marido era el hombre más guapo que conocería jamás.
Era el ángel perfecto del que se había prendado desde que lo vio por primera ocasión.
Goku le dedicó una media sonrisa que le provoco gritar de felicidad. Pero para su fortuna, logró contenerse.
Él se veía tan divino, él era tan divino...que nunca nadie lo igualaría.
Conforme se acercaba, el estómago de Milk se estremecía debido a una emoción cada vez más intensa.
Después de todo, lo que se temía era cierto.
Una vez que Goku aparecía a su frente, podía perdonarle los años de ausencia, las horas de angustia, las escasas demostraciones de amor.
-Goku – pronunció ella en un susurro.
Él se detuvo al pie de la cama.
Sus ojos brillaban como si estuviera viendo la manifestación más hermosa jamás vista antes.
-Milk – pronunció él, con ternura.
Mientras sus mejillas y piel, ardían en calor.
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RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020
FanfictionMilk había sido durante años una esposa amorosa y ejemplar. Sin embargo los largos periodos de ausencia a los que su marido la sometía, terminan por hacerle ver una realidad que jamás había contemplado antes; La idea de que nunca la había querido, s...