QUINCE

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Poco después de que se hubiera marchado de su hogar, Lazuli decidió dejar de martirizarse con el dolor que experimentaba. Después de todo entregarse a la depresión no le serviría de nada, sobre todo siendo una mujer que debía presentarse a trabajar al día siguiente a la florería. Se hizo consiente de que en su trabajo tendría que tratar con parejas enamoradas, con mujeres y hombres que entrarían al local pidiendo un ramo de la mejor calidad para la persona que amaban y estando triste no sería capaz de dar lo mejor de sí a la hora de construir los ramos.

Estaba obligada a servir a sus clientes con una sonrisa y la tristeza podría ocasionar inconvenientes en su desempeño, y quien sabe, tal vez hasta la corrieran por no dar el ancho.

Teniendo esto como único motivo para levantar el ánimo, la rubia encendió la luz en su habitación, puesto que la luz del sol, empezaba a perder intensidad y desnuda como se encontraba, caminó hasta el cuarto de baño para darse una ducha.

El agua caliente le serviría como perfecto relajante.

Mientras el líquido corría por su cuerpo, ella decidió ocupar la mente en pensar en lo que haría después de asearse; Tener un itinerario la ayudaría a sentirse menos triste y a llenar cualquier espacio en su cabeza, que estuviera dispuesto a pensar en Goku. Pero incluso antes de que se diera cuenta, ya se encontraba pensando en él.

Colocó ambas manos alrededor de su cabeza como si esta estuviera dándole un dolor infernal y empezó a pensar en cómo había empezado a nacer en ella aquel sentimiento por el hombre cuyo matrimonio iba mal.

¿Qué había sido lo que la había llevado a enamorarse de él de esa manera?

Después de todo, la primera ocasión que lo vio en su centro de trabajo, lo primero que pensó era que se trataba de un hombre muy guapo. Luego, cuando cruzó palabras con él, se dio cuenta de que había algo que lo distinguía de los demás.

¿Qué era lo que lo hacía distinto a sus ojos?

No solo el físico, sino también lo emocional.

Era un hombre que se mostraba sumamente interesado en llevar el mejor ramo de flores para su esposa, era un hombre interesado en arreglar las cosas en su matrimonio.

Al llegar a aquella conclusión por segunda ocasión, Lazuli bufó.

Antes – como ahora – también había nacido en ella la idea de que aquel hombre que parecía ser diferente, podría resultar igual a todos los demás. Que quizá la compra del ramo de flores era solo un detalle en el que se escondía la esperanza del perdón por una mala acción, por una infidelidad, concluyó.

Una sonrisa de frustración, se manifestó en su rostro.

-Que equivocada estaba – pensó, soltando lo más parecido a una risa.

Ahora le había tocado comprobar que el motivo por el que Goku había comprado un ramo de rosas, no era infidelidad que buscaba ser perdonada.

Quien fuera la esposa de aquel hombre tenía mucha suerte de haberlo encontrado.

Mordiéndose el labio inferior para no llorar, Lazuli salió del cuarto de baño y tomó de un cajón una par de prendas de ropa que – por fortuna – había guardado a juego. Enseguida se secó por completo usando la toalla de baño y nada más enfundarse en la ropa, buscó su secador de cabello y lo puso a trabajar.

Cuidar de ella misma, de su apariencia física y de su estabilidad emocional, la prepararían para futuros sufrimientos y también la ayudaría a salir de ellos.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora