RELATO CORTO DE GOKU Y MILK (SEGUNDA TEMPORADA, CAPITULO DIECISIETE)

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Gohan comenzó a sentir que la piel de su rostro se contraía y relajaba sin que él tuviera control alguno de esto. Si antes de enterarse de lo que su padre tenía para contar se había sentido extraño, ahora que tenía conocimiento de todo, se sentía peor.

Rompió el silencio que se había creado en la sala cuando lanzó un bufido de frustración y enseguida se pasó ambas manos por la cara.

Por mas que se había esforzado durante todo ese tiempo en entender a su madre, aquel momento era la prueba de que no había logrado hacer ningún avance, aun cuando Vídel se había tomado el tiempo de explicarle en varias ocasiones el por qué ella no juzgaba los actos de su suegra.

De hecho, días después de haberse enterado de la infidelidad de su madre, se habían desencado los problemas de pareja entre él y Videl.

No solo porque Gohan estaba reacio a escuchar cualquier opinión que defendiera a su madre. Sino porque -aunque no era capaz de admitirlo- se había activado en él, un extraño habito por dudar de su mujer.

Esto solo confirmaba el gran impacto que había tenido en Gohan el conocer la razón del fracaso matrimonial de sus padres; Los conflictos llegaron a tal extremo, que Videl optó por conseguir un psicólogo que los sometiera a ambos a terapia.

A partir de haber desconocido a su madre como tal, Videl había asumido por voluntad propia el papel de madre para con Goten, pues ella amaba a Gohan y deseaba apoyarlo en todo. No obstante desde que las terapias habían dado inicio, ambos acordaron mantenerlas en secreto para el menor y para el resto de los familiares.

La obtención de un terapeuta había beneficiado no solo a la pareja, sino a los traumas que cada uno podía presentar.

El único al que no se le había proporcionado otro tipo de ayuda además del dialogo y la atención familiar era Goten. Quien a pesar de haber optado por no exteriorizar cuanto le dolía lo sucedido con su madre, no pudo controlar su reacción al haberse enterado de algo tan desagradable para él.

Tomó una honda respiración para conseguir así, que su voz no se quebrara ni tuviera algún tinte que evidenciara el dolor que se encontraba experimentando.

-¿Dónde vive mamá ahora? – inquirió apenas su padre dejó una oportunidad para hablar.

-Justo al lado de la casa que compartimos Lazuli y yo.

¿Por qué la pregunta, hijo?

Cuando Gohan escuchó la respuesta de su padre, no pudo sentirse más indignado.

Le resultaba increíble que su madre se hubiera atrevido a tanto. Una cosa era haberse buscado un amante pero otra muy distinta, era situarlo justo al lado de donde vivía quien aún era su esposo.

Al parecer mamá no había tenido suficiente con engañar a papá con su propio hermano. Sino que parecía disfrutar de causar dolor.

-Es que – contestó Goten entonces, interrumpiendo los pensamientos de Gohan – me gustaría visitarla algún día. Si no les molesta.

En silencio, Videl felicitó al pequeño. Comprobando que en el corazón de un niño, no podía haber odio por mucho tiempo.

Gohan pasó uno de sus brazos tras los hombros de su pequeño hermano, y dio un ligero apretón al hombro izquierdo en señal de apoyo aunque él no compartía su pensamiento.

La conversación y las especulaciones sobre las acciones e intenciones que Milk podía traer conseguido, comenzaron a ser discutidas entre padre e hijo. Y ninguno de aquellos dos varones había continuado prestando atención a las mutaciones que constantemente hacían cambiar la expresión del más pequeño. Solo Videl se había percatado de que Goten, estaba sufriendo demasiado y durante un momento pensó en separarlo de su novio y su suegro para hablar con él, pero estaba casi segura de que el niño no le revelaría nada.

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