CAPITULO SIETE (SEGUNDA TEMPORADA)

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Luego de arrojar el cepillo al espejo, Milk se dejó caer de rodillas al suelo. Estaba cansada de toda aquella situación con Raditz y pensar en que se convertiría en madre de un hijo de aquel villano, la hacía odiar sus decisiones pasadas con mayor fuerza.

Ojala hubiera soportado la soledad por un largo tiempo; Ojala hubiera tenido conocimiento del día en que Goku regresaría para mantenerse sentada en la sala, tachando números en el calendario y tomando tés para calmar sus ansias de volver a verlo.

Desearía no haberse dejado llevar por los pensamientos negativos y la depresión.

Ella, la mujer que siempre estuvo dispuesta a esperar, llegó a su límite y desencadenó su desgracia.

Ahora se miraba ahí, de rodillas en aquel espacio en el que podía gritar el nombre de su marido y sus hijos y ninguno la escucharía.

Ahora llevaba problemas mucho más grandes a la espalda que la negativa de sus hijos por estudiar.

Había sido muy duro para ella saber que aquellos seres que había cuidado con tanto amor y dedicación, accedían a visitar a la nueva mujer de su padre.

Ese había sido un golpe más doloroso que enterarse de que Goku se convertiría en padre. Aquella era una posibilidad que estuvo latente desde el primer momento en que supo que se hallaba viviendo con una mujer. Pero no por saberlo posible significaba que era algo que no le causara una profunda tristeza.

Aun así, aunque estaba agotada de continuar respirando, sabía que no era momento de flaquear, Raditz aparecería en cualquier instante con una botella en las manos. Y tendría que brindar por la única razón que arrojaba un poco de luz a su destino: La muerte de Raditz al llegar a la tierra. Sin embargo esto no significaba que ella no estuviera lista para morir.

Se levantó del suelo, sintiéndose todavía menos valiosa que el cepillo que había usado como proyectil para destrozar el espejo. Pero en cuanto enderezó la postura, volvió a poner una sonrisa socarrona en su rostro y recuperó a la mujer interna que había estado ayudándola a sobrevivir desde su instancia en los dominios del hermano de Goku.

Buscó en el armario y extrajo una salida de baño, misma que uso para cubrirse el cuerpo. No pasó demasiado tiempo cuando Raditz arribó de nuevo a la habitación y para ese entonces, Milk ya lo esperaba sentada en la cama.

-Veo que has robado alcohol de muy buena calidad.

Estoy frente a un maestro del hurto y el engaño.

-Es halagador. Puede que tengas razón. Sin embargo, lo del engaño se te da mejor.

-Me siento unos puntos por abajo de tus habilidades. Ya que en última instancia, acabe confesando mi infidelidad.

Parece que aún conservo un poco más de humanidad que tú.

-Siempre serás más humana que yo. En todo sentido.

La sangre que corre por mis venas no es inferior, y aunque mi aspecto sea parecido al de los inmundos humanos, jamás querré ser considerado uno de ellos, ni por error.

-No te preocupes. Te aseguro que la raza humana te agradece que no te consideres parte de nosotros. Serias una deshonra, una vergüenza para todos.

Raditz soltó una carcajada mientras se ocupaba en descorchar el vino.

-Esa es la mayor tontería que te he escuchado decir. Y mira que has dicho bastantes.

Si yo fuera humano, hubiera hecho desde hace mucho tiempo lo que tú ibas a hacer en lo alto de aquel edificio; Preferiría acabar con mi existencia que vivir siendo miserable. Así como lo eres tú ahora.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora