RELATO CORTO DE GOKU Y MILK (CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE, SEGUNDA TEMPORADA)

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Raditz tuvo que partir al planeta Vegeta a regañadientes. No quería dejar sola a Milk a pesar de que las situaciones de peligro parecían haber finalizado con la marcha de la rubia a otra zona de la ciudad.
Los planes para la boda se habían puesto a marcha desde el momento en que el divorcio de su hermano y de su actual pareja, fue un hecho.
-Podría mandar a mis hombres a resolver esas cuestiones. Ya lo que suceda en el planeta no me importa demasiado. Lo que requiere mi atención se encuentra aquí - le hizo saber a la hija de Ox Satan a horas tempranas de la noche.
-Lo sé - Milk le consoló cruzandole los brazos hacia el pecho - pero no puedes abandonar a quienes se quedaron ahí. No serias un buen líder si lo hicieras.
Las guerras son complicadas y he perdido las ganas de ponerme en riesgo de morir porque pronto tendré un hijo en quien pensar.
-Y te aseguro que no tienes por qué angustiarte tanto.
Confio en qué volverás mucho antes de la fecha acordada para el matrimonio. Sé que podrás contra lo que se te presente. La sangre de guerrero sigue dentro de ti y verás que apenas llegues, sentirás entusiasmo por la batalla.
-Aceptas las noticias como esta, mucho mejor que yo.
-No se trata de eso.
Por supuesto que me duele que te marches. Pero tampoco puedo rogarte que te quedes cuando sé que en el fondo si no te presentas, te arrepentirás.
No permitas que alguien más conquiste las tierras que con tanto esfuerzo ganaste.
El hermano de Kakaroto se quedó en silencio durante un buen rato, meditando la decisión.
-Te dejaré a varios hombres para que en mi ausencia cuiden de ti - habló, con los ojos cerrados con fuerza.
-Prefiero vayan contigo.
Raditz entonces levantó la cabeza, mientras Milk procedió a explicarse.
Creo que te harán más falta a ti.
Lo que quiero decir es que, no creo que se origine ningún conflicto que me ponga en peligro a estas alturas.
Lazuli ya debe haberse enterado de que Goku y yo nos hemos divorciado por fin; Tiene el camino libre para intentar reconquistarlo.
Ahora mismo yo debo ser la última preocupación de esa mujer si es que aún pinto algo en su panorama.
Quién antaño fuera un peligroso villano, se mostró en desacuerdo de forma inmediata con el punto de vista de quien pronto sería su esposa.
-Confía en mi - le susurro Milk al oído - todo estará bien conmigo.
Raditz le había besado las manos luego de lanzar un gruñido que evidenciara su molestia.
-Está bien.
Tenía muy buena memoria y recordaba lo mucho que Milk detestaba ser vigilada. Incluso después de salir de Vegeta, seguía sintiéndose incomoda con este método de protección.
Tomadas las decisiones, Raditz había partido aquella madrugada. Y al día siguiente Milk tenía toda la casa para ella sola.
Se ocupó haciendo el quehacer sin exigirse demasiado, pues su embarazo debía tratarse con cuidado.
Estaba feliz de que Raditz la hubiera dejado sin seguridad, porque esto la obligaría a recuperar la inquebrantable confianza que alguna vez tuvo en sí misma. Sin embargo se sintió algo insegura cuando vio llegar a la ex pareja de Goku y plantarse en actitud agresiva pidiendo hablar con ella. Luego, cuando la angustia por ese momento quedó de lado, Milk se había quedado pensando en si Goku estaría en problemas o en sí continuaría pensando en ella.
Logró entretenerse en casa medio día, mientras limpiaba y elaboraba la comida. Pero apenas terminar, no pudo seguir conteniendo la curiosidad.
Subió a toda prisa las escaleras hasta la alcoba que compartía con Raditz, abrió uno de los cajones del buró y extrajo varios billetes. Acto seguido, tomó una de sus femeninas bolsas y colocó el dinero en el fondo.
Bajó las escaleras a toda prisa y salió de casa para dirigirse a la vivienda de al lado. Se colocó frente a la puerta y la empujó con suavidad, lo cual bastó para que esta cediera.
Antes de continuar caminando hacia el interior de la casa, Milk se detuvo a pensar en qué quizá podía llevarse una desagradable sorpresa si subía.
Nada le garantizaba que la relación de Goku y Lazuli continuaba rota.
Abrió la boca para pronunciar el nombre de quien era el padre de sus hijos. Pero la voz se negó a brotar de su garganta, así que subió las escaleras a toda prisa primero y cuando estaba a punto de llegar arriba, aminoró el ritmo.
Entonces escuchó una voz.
-¿Krilin? -  preguntó desde el interior del primer cuarto.
Milk reconoció de inmediato la voz de quien hablaba.
-No - le respondió.
La respuesta a su declaración tardó en llegar, pero lo hizo.
-¿Milk?
Ella avanzó hasta el marco de la puerta.
-Sí - contestó.
Goku se levantó de inmediato.
-¿Qué haces aquí? - su voz cada vez un poco más alarmada - ¿Raditz te hizo algo?
Milk sonrió con dulzura y negó con la cabeza.
-Estoy bien, Goku. Solo quería ver como estabas tú y si te encontrabas aquí todavía.
Él no le respondió.
-¿Has comido ya? - se interesó en saber ella.
-No.
-¡Por dios Goku, debes estar muriendo de hambre!
Fue el estómago del guerrero quien se encargo de confirmar la veracidad de las palabras de la fémina, cuando las tripas de Goku sonaron.
-Venga vamos, te invito a comer.
Goku se quedó de pie, sin mover un solo musculo.
-No quiero ocasionarte problemas con mi hermano.
-Él no se encuentra aquí - ella lo tomó de la mano para comenzar a llevarlo escaleras abajo - tuvo que salir del planeta. Parece que las cosas andan mal en Vegeta.
Él quiso decir algo para resistirse a las intenciones de la mujer, pero no fue capaz de dar declaración alguna. Solo sentir de nuevo el calor de aquella mano sujetando la suya, se lo impidió.
-¿Por qué pensaste que era Krilin? - la escuchó preguntar intrigada.
-Bueno... es que... el vino hace unos días.
Vino para cerciorarse de que Lazuli no se encontraba aquí. Al parecer, ella salió de casa a comprar algunas cosas para el bebé que espera y ya no regresó.
-Debe estar muy preocupado - Milk comentó sinceramente conmovida.
-Lo está.
Cuando estuvo aquí, poco faltó para que perdiera la cabeza.
Me pidió que lo ayudara y lo hice. Pero no pude dar si quiera con alguna señal que ayude a localizarla.
-¿Acudió Krilin a la policía?
-Sí. Pero no le han dado ningún informe.
-¿Te parece bien acudir a un restaurante de fideos? - ella preguntó sin inmutarse por cambiar de forma drástica el tema.
-Dónde decidas ir estará bien.
Tomaron un taxi y ella se encargó de comunicarle su destino al conductor.
Dentro del vehículo continuaron tocando el tema de la tragedia de Krilin.
-Ojala la encuentre pronto. Una mujer en su estado corre mucho peligro.
-Eso es lo que más está acabando con él.
El restaurante al que llegaron era un sitio lujoso.
Daba la impresión de ser un castillo de cristal y Goku tuvo que poner especial atención en no tocar nada ni ejercer demasiada fuerza con cualquier movimiento para no acabar metiendolos en problemas.
Milk le decia que se relajara. Pero por más que lo intentaba, no lo conseguía.
-Ordena lo que desees.
Sé lo mucho que te gusta comer y traje una buena cantidad para darnos gusto.
Les tomó unos minutos elegir después de haber recibido el menú y en cuanto se quedaron solos, Goku preguntó.
-¿Como van los preparativos para tu boda?
Bien sabía que era pregunta del todo inadecuada. Pero no fue capaz de resistir el impulso de conocer que tan rápido avanzaba el evento que cambiaría por completo su vida y la de sus hijos.
-Todo va caminando muy bien.
Ya tenemos los trajes, las invitaciones y el lugar está por pagarse.
La decoración está  siendo asunto de profesionales y casi podemos decir que ya todo está arreglado.
Goku demoró un minuto en procesar la información y luego sonrió con tristeza.
Milk se percató de ello, pero prefirió pasarlo por alto.
-Por cierto, ya que tocas ese tema, quiero informarte que tu hermano quiere que vengas a nuestra boda.
Tu invitación incluso fue una de las primeras en fabricarse.
Los ojos de Goku se abrieron, vacíos, espectantes.
-No soy el tipo de persona que guste de los eventos sociales. Me conoces mejor que nadie y sabes que no sé comportarme a la altura de cosas como esas.
Además me es muy incómodo tener que estar portando traje y corbata. Eso es algo que no va conmigo.
-Pero imagino que Goten querrá venir.
Al propósito ¿ambos tienen trajes?
-No Milk. Los últimos los destruimos cuando tuvimos que combatir en la última celebración a la que fuimos con tu padre ¿recuerdas?
-Cómo olvidar esa ocasión.
-Te enojaste mucho con nosotros.
-Y no era para menos. Pero aquella fiesta fue en compañía de Gohan, él fue quién siguió tu ejemplo al romper su traje.
Goten aún no ha tenido uno.
Goku se colocó el dedo índice de la mano derecha en la comisura de sus labios, pensando.
-No se diga más - Milk agregó sobresaltandolo - iremos a comprar trajes. Pará ti y para él.
-No es necesario Milk, enserio. Además tengo que pasar a ver a Krilin para saber si ya hubo algún avance en las investigaciones.
-Voy a proponerte algo entonces, vayamos a verlo y luego iremos a por sus atuendos.
De nuevo Goku no pudo negarse.
Al terminar de comer, Milk pidió la cuenta y se retiraron ante las miradas de sorpresa del resto de los comensales, causadas por la cantidad de alimento que Goku había tomado.
El sol se ponía cuando llegaron al domicilio de Krilin y llamaron a la puerta.
El muchacho calvo atendió el llamado unos minutos después.
-Goku pronunció - guardando silencio cuando se percató de que a lado de su mejor amigo estaba Milk
-Hola Krilin - saludó ella, quedando maravillada después al ver que este llevaba en brazos a un pequeño bebé.
-Es niña - le hizo saber él cuando advirtió su mirada - es mi hija.
Goku sonrió, aliviado y feliz.
-¡Me alegro! Eso quiere decir que ya todo está bien ¿verdad?
-¿Dónde está Lazuli? Debe estar cansada.
La expresión de Krilin se ensombrecio.
-Pasen - los invitó, entregando a la niña en los brazos de Milk - solo me entregaron a mi hija.
Un sujeto me indicó el punto en donde iba a encontrarla y en cuanto a Lazuli... ella me dejó una nota que venía entre las sábanas que envolvían a mi pequeña.
"Estoy bien. No me busques, no tengo intenciones de jugar a la familia feliz contigo."
-¿Estás seguro de que ella la escribió? - Goku preguntó.
-Sí - Krilin contestó - reconozco su letra.
Es lo único el único dato suyo que tengo.
Entretanto, a varios kilómetros lejos de ahí, Lazuli en compañía de diecisiete, se recuperaba del proceso por el que había tenido que pasar.
-Asi que planeas regresar a la ciudad ¿eh? - diecisiete preguntó.
-Sí. Pero antes quiero que me entrenes.
El hombre expulsó el humo de su cigarrillo.
-¿Entrenarte en qué?
-Quiero aprender a usar un arma de fuego.
Su compañero río.
-Te estás equivocando de camino, mujer ruda.
-No lo harás gratis.
Te pagaré bien. Así tenga que vender un riñón.
-En ese caso... tus deseos son órdenes.

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