VEINTISIETE

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Que Raditz hubiera llegado al mercado en compañía del más pequeño de los Son, hizo que Milk se alarmara. Pero su pánico aumentó cuando el tono de voz del hombre, se transformó en un indicio de que las cosas no iban nada bien.

-¡Mamá! - exclamó Goten sonriendo - sabía que estarías aquí.

La confusión de Milk aumentó cuando el niño pronunció aquellas palabras. Pero el asunto perdió importancia al percatarse de que el sirviente de su pareja, tenía a su hijo sujeto por el cuello de la camisa del pijama y que además de esto, su hijo estaba descalzo.

-Disculpa - habló Milk al empleado - ¿podrias soltarlo? Quiero que Goten venga conmigo.

El hombre liberó al infante solo después de que su señor asintiera, dando así aprobación a la petición de la ex mujer de su hermano.

Goten corrió para abrazar a su madre y luego levantó la cara para encontrarse con los ojos de ella.

-Goten - comenzó diciendo su madre - ¿me cuentas como es que tío Raditz y tu vinieron a parar aquí?

El chiquillo asintió.

-Estaba dormido y de pronto escuché que algo rascaba la tierra del patio. Como creí que eras tú, quise darte una sorpresa, me levanté de la cama y fui a la ventana de mi habitación. Pero cuando te di los buenos días, el sirviente de mi tío se asustó y fue entonces cuando me di cuenta de que no eras tu.

Pensé que era un ladrón de flores y lo perseguí. Ni siquiera recordé que estaba descalzo. Pero a media persecución él se detuvo y me explicó que estaba escarbando en la tierra porque estaba enterrando un regalo que mi tío envió para nosotros.

La sensación de peligro inminente, llenó la cabeza de Milk. Sin embargo esta emoción se hizo pequeña en comparación con la rabia que le dio enterarse del modo en el que habían engañado a su bebé.

La mirada furibunda de la mujer, paseó de Raditz a su sirviente y del sirviente a Raditz.

No obstante sabía que haberle mentido al niño de esa forma era mejor que contar una verdad que lejos de comprender, lo pondría muy triste y haría despertar el odio en su corazón.

- Tenemos que agradecerle a tío Raditz por el obsequio - comentó Milk forzándose a sonreír - pero la próxima vez que quiera dar una sorpresa, debería tener más cuidado con sus modos.

El perverso hermano de Goku había captado claridad, la amenaza implícita lanzada por quien ahora era su mujer. No obstante tenía que reconocer que verla enojada lo excitaba mucho.

Sin lugar a dudas, aunque su hermano era un saiyajin que - a su criterio - avergonzaba a su raza, admitía que Goku tenía excelente gusto a la hora de escoger mujer.

Le había llevado mucho tiempo hacer que Milk cayera en sus redes y al verla desnuda para él por primera vez, se daba cuenta de que su adquisición había valido todo lo invertido.

No solo por el gran dolor que sabia, debía haberle ocasionado a la basura que llevaba su sangre, sino también porque en el ámbito físico y sexual, la dama era todo un manjar.

Había servido de mucho alejarla de su marido porque aquello la llevó a despojarse de esos atuendos aseñorados que la hacian ver como una mujer poco sensual y aburrida.

Ahora se había convertido en alguien que despertaba las más bajas pasiones de cualquier hombre.

-Bueno - dijo de pronto Raditz a Milk - ¿te falta mucho para acabar las compras?

-No, ya me han despachado lo último.

-Bien, regresemos entonces a casa.

Asi , mientras Goten y su madre caminaban delante, el villano y su sirviente iban detrás.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora