CAPITULO SEIS (SEGUNDA TEMPORADA)

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Luego de comprobar que no había ni rastro de llanto en su rostro y en sus ojos, Milk procedió a olfatear su piel.

El primer baño que se había dado hacía apenas unas horas, había sido tan efectivo que al aroma del jabón continuaba impregnado en su piel. Aun así tenía que cubrir por completo su cuerpo con la agradable fragancia de aquel artículo para aseo personal.

Era cierto que Raditz no merecía que una mujer se esmerará tanto por él y cuidara cada detalle de su aspecto antes de tener intimidad. Pero tenía que mostrarse dedicada desde un inicio para que el saiyajin comprobara que se encontraba de su lado y dejara de temer una traición de su parte.

Necesitaba ganárselo para conseguir total libertad de movimiento.

Trató de relajarse pensando en lo positivo que tendría regresar al planeta tierra.

Por un lado, si no le era posible conseguir las pastillas abortivas en el laboratorio de Raditz, podría adquirirlas con toda seguridad en alguna farmacia. Aunque los soldados de Raditz las hubieran saqueado todas, era lógico que estos establecimientos no podían quedar vacíos durante mucho tiempo debido a la demanda de medicamentos para tratar los padecimientos humanos.

De pronto Milk se puso a pensar en la cantidad de vidas humanas que debieron haberse perdido desde el momento en el que los hombres de Raditz dieron su gran golpe.

Según sus cálculos habían trascurrido apenas unas semanas -dos o tres cuando mucho - desde su llegada a aquel nuevo planeta.

-Qué más da - soltó resignada - no solo los humanos de la tierra están en un aprieto si es que aún no disponen de medicamentos. Yo tengo un asunto todavía más complicado creciendo en el estómago. Y lo peor es que conservo la tonta esperanza de que unas pastillas tomadas de forma tardía, me liberen de algo que estoy casi segura que no se caerá así me tome el bote entero.

Su declaración hizo que la frustración comenzara a asomar las narices de nuevo pero sacudió la cabeza con fuerza y se obligó a cantar para ocupar su mente con la letra de una canción.

Así, continuó lavándose sintiéndose liberada de pronto de aquel peso en sus hombros que le había proporcionado pensar en los posibles fallecimientos de aquellos desconocidos.

Al salir del cuarto de baño se colocó las pantuflas y se dirigió a la segunda habitación. En donde tomó un cepillo para alisarse el cabello.

Estaba segura de que Raditz no se fijaría ni en su aspecto ni en su aroma cuando entrara a su habitación.

El hermano de Goku era similar a un animal después de todo. Tal y como él decía, estaba hecho para ser guerrero y conquistar planetas.

Se estremeció al pensar que Goku hubiera sido igual de no ser por el golpe que se dio en la cabeza de manera accidental.

Nerviosa, regresó al cuarto de baño para mirarse otra vez al espejo.

Era consciente de que estaba actuando como una colegiala desesperada por la pronta llegada de su primera cita. Pero es que no podía evitar ese comportamiento.

Aquel encuentro sería decisivo para su triunfo o su derrota.

Miró la bañera. En un inicio había pensado abrirle la puerta al villano y hacer que la buscara por todo aquel espacio, por la habitación contigua, hasta que se le ocurriera entrar al baño.

Una vez que llegara ahí, ella se encargaría de desnudarlo, de darle un masaje y un agradable baño. Y enseguida utilizar el arma secreta: La bebida alcohólica.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora