VEINTICINCO

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En aquel preciso instante, Lazuli tenía la cabeza revuelta, en primer lugar porque sus sospechas respecto al encuentro de Goku y su esposa habían resultado ciertas. Y en segunda y mayor instancia porque acababa de decirle que aceptaba salir con ella y que deseaba que sus amigos la conocieran.

No sabía si derramar lágrimas de tristeza, confusión o felicidad. Pero al final, termino llorando por todas emociones juntas; Esperaba que lo dicho por Goku no se tratara de un plan que hubiera trazado solo para sacar provecho, esperaba que todo lo que le estaba diciendo fuera real.

Se secó las lágrimas que iniciaron el descenso por su rostro y esperó a que el horno sonara la campana que indicaba que las magdalenas estaban listas. Acomodó a Goku en una de las sillas del comedor y enseguida colocó frente a él un plato con una buena cantidad de panes recién calientitos.

-Espera un poco - dijo al hambriento hombre que ya había empezado a devorar el sencillo manjar que le habían ofrecido - te preparé un café bien cargado ¿te apetece?

En respuesta, Goku solo pudo asentir, pues tenía la boca llena de pan.

Lazuli sonrió, olvidando de momento el hecho de que Goku había vuelto a compartir cama con Milk.

Encendió la cafetera y a los pocos segundos la puso a trabajar.

-Estos panes son una delicia - dijo el saiyajin, alabando su habilidad.

-Me alegra que te gusten - contestó ella con una sonrisa - en un momento saldrán más.

Goku celebró lo dicho por la mujer que ahora estaba llevándole una caliente y olorosa taza de café.

- Si le hace falta azúcar, puedes tomarla del frasco que se encuentra justo en medio de la mesa.

Había algo que Milk y Lazuli tenían en común y de lo que Goku se había percatado desde el primer momento: Ambas eran muy limpias y ordenadas.

Cuando la segunda tanda de magdalenas estuvo lista, Lazuli dio por termina su sesión de cocina con éxito y se sintió una vez más, muy alegre de haber adquirido el libro de recetas.

De no haberse atrevido a empezar, jamás se hubiera dado cuenta de lo bien que se le daba hacer postres. Aunque todavía era muy pronto para cantar victoria, porque la elaboración de aquellos pequeños postres era muy sencilla y por lo tanto el resultado podía haber sido más bien mera suerte de principiante.

Antes de salir de la cocina se sacó el delantal y los guantes y se sirvió lo que quedaba de café en la cafetera. Para enseguida ocupar un sitio en el comedor, a un costado de Goku.

-Todavía existen cosas que necesito decirte.

Justo cuando Goku pronunciaba aquellas palabras, ella había dado su primer sorbo de aquel líquido que de pronto, sintió todavía más amargo de lo que debía estar.

Tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para quitar de su cabeza la idea de que estaba consumiendo su propia hiel, para conseguir pasar el trago de café.

- Si es algo que tiene que ver con tu mujer, creo que no quisiera saberlo por ahora.

-No - dijo el guerrero - esta vez se trata de mí.

La cabeza de la joven comenzó a trabajar a mil por hora, tratando de adivinar qué era lo que Goku le daría a conocer en esta ocasión. Pero todas sus opciones en absoluto, involucraban a Milk.

De pronto se dio cuenta de que era momento de serenarse, de dejar de pensar y mortificarse o alegrarse una vez que ya conociera la nueva información.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora