RELATO CORTO DE GOKU Y MILK, SEGUNDA TEMPORADA CAPITULO VEINTISIETE

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"Cuando las situaciones problemáticas de tu vida comienzan a rebasarte, ahí debe iniciar la preocupación. Aunque irónicamente es en este punto en donde todo deja de angustiarte, entonces ¿por qué mortificarse? Que se preparen aquellos que pagaran por los daños."

Narra Milk:

No me sorprendió recibir una noticia como aquella de labios de esa mujer. En aquel instante tenía preocupaciones de grado mayor que debía atender con urgencia. Me dolía el vientre con intensidad tal, que debía inclinarme por la fuerza.

De hecho fue toda una suerte que esa rubia no notara que algo iba mal conmigo, y para ser sincera, agradecí su estupidez. Incluso si estaba a punto de perder al hijo que Raditz se había encargado de implantar en mi vientre, no iba a quejarme por el infierno que atravesaba porque al final de cuentas, nunca desee tenerlo.

Para cuando ella abandonó el pabellón, yo ya sentía que estaba muriéndome. Y siendo honesta no sé cómo tuve fuerzas para dedicarle las últimas palabras que lancé; Esas que si bien no me salvaron de la derrota, al menos me hicieron caer con honor.

Me sostenía con ambas manos de las paredes del maldito pabellón. Sintiendo que en cualquier segundo me desplomaría.

Mi abdomen daba tirones y cada vez que había uno de ellos, sabía que estaba obligada a hacer fuerza y eso ocasionaría que aquel ser abandonara mi cuerpo de un momento a otro.

Me quedé mirando el suelo con atención, esperando ver sangre cubriéndolo al tiempo que también me coloreaba.

La sola imaginación de este suceso me hizo reír a carcajadas.

No tenía idea de si Lazuli iba a entregar mi mensaje a Raditz. Pero tampoco me interesaba si él se presentaba o no.

Era seguro que perdería a su hijo y eso le dolería más que cualquier otra cosa, no porque lo quisiera, sino porque estaría dando el adiós definitivo al arma poderosa que tanto había idealizado.

Con esto, era obvio que sus posibilidades de triunfar se reducían. Pues por su cuenta, él nunca había logrado ganarle a Goku.

Raditz estaba caminando ahora a una derrota segura.

Sabía que no era tiempo de pensar en eso. Pero tal vez olvidé como ser madre, olvidé como amar a un ser sin culpa alguna.

Pero estaba haciéndole un bien.

Un padre como Raditz no lo haría crecer como se debe.

Ningún hijo mío sería un proyecto.

Y yo no sería el hazmerreír de nadie.

Los ojos estaban ardiéndome y recordándome así, que debía abandonarme al llanto.

"Ya has aguantado suficiente – resonaba en mi mente – no puedes evitar el quiebre."

Pero no estaba dispuesta a ceder ni a mis emociones, ni a mi cuerpo.

Ceder no era una palabra adecuada para mí, porque jamás me dejaría aplastar por nadie de nuevo.

Una parte de mi ser, quiso luchar por avanzar hasta la puerta para pegar el oído y ver si podía escuchar algo de lo que sucedía afuera. Pero me convencí de no hacerlo, puesto que – si lo llevaba a cabo – habría perdido por completo mi dignidad.

Me resistía a pensar que la infidelidad de Raditz me había afectado. Pero mis huesos dolían y en susurros mi conciencia repetía un por qué.

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