SEGUNDA TEMPORADA (CAPITULO UNO)

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Después de un intento de suicidio que no llegó a consumarse gracias a la aparición oportuna de Raditz, Milk despertó en un sitio totalmente distinto a la habitación de hotel que había pagado la noche anterior.

Despertó de golpe a causa del dolor de cabeza inmenso que parecía anunciar la destrucción de aquella parte de su cuerpo en solo unos segundos.

Cerró los ojos con fuerza al tiempo que -con una mano - se sujetaba las sienes. Mientras - con la otra - palpaba la superficie que se hallaba bajo ella. Notó que era suave y al bajar la vista se dio cuenta de que era una cama. Además, esta tenía un dosel alto de metal que estaba pintado de negro y del que se sostenían tres largas cortinas del mismo color.

Aquel era un lecho elegante sin duda.

Sin perder tiempo paseó la mirada por todos los rincones del sitio en el que se encontraba.

Las paredes de aquella habitación estaban pintadas de morado oscuro, combinando así con el resto de lo que había dentro.

Se encontró con un escritorio de madera fina del mismo color que las cortinas de su cama. Frente al escritorio había una silla que hacia juego y a un costado estaba colocada una enorme lámpara de piso.

A unos metros a la izquierda de esta, se encontraba una puerta.

-Ese debe ser el baño - se dijo en voz baja.

Y al mirar hacia otro de los costados de donde estaba, se percató de la presencia de un grande y largo sofá de terciopelo rojo.

Había visto alguno de esos en películas de épocas pasadas y en films con temática vampírica.

La habitación era bonita desde luego, pero era algo lúgubre para su gusto.

Fue consciente de que estaba desnuda hasta el momento en el que tuvo frío.

-Oh - musitó, llevándose ambas manos a la cabeza.

No recordaba nada de lo que había sucedido después de pagar el hotel. Pero estar desnuda, no era una buena señal.

Quería pedir un analgésico o alguna otra cosa que pudiera quitarle de una vez por todas aquella monstruosa cefalea. Sin embargo, no iba a salir desnuda de aquella habitación.

Bajó los pies del lecho y empezó a caminar con lentitud mientras volvía a mirar para todos lados, esta vez con el propósito de encontrar la muda de ropa que había usado el dia anterior.

Recorrió todo el perímetro hasta encontrarse varios pasos detrás del mueble de rojo y entonces observó una puerta más.

-¿Y esto? - se preguntó, alargando la mano para tocar el pomo.

Tenía miedo de abrir y encontrarse con algo desagradable o enterarse de que había sido raptada y de que alguno de sus captores le revelara su terrible destino, como a menudo se veía en algunas series de televisión.

Con cautela, pegó el oído a la puerta y dejó de respirar unos segundos.

Debía escuchar si existían ruidos al otro lado de aquella estructura de madera ornamentada.

No había un solo sonido y si lo había, no se percibía.

Como segunda acción, envolvió el pomo con los dedos y lo giró con suavidad para comprobar si la puerta estaba asegurada o no.

La felicidad inundó su ser cuando la puerta cedió a su movimiento de muñeca y al ingresar a aquella estancia, la sorpresa arribó a ella cuando se dio cuenta de que en aquel espacio, se hallaba un guardarropa y un tocador inmensos.

RELATO CORTO DE GOKU Y MILK #Wattys2019 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora