RELATO CORTO DE GOKU Y MILK (CAPITULO CUARENTA, SEGUNDA TEMPORADA)

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Con la noticia de una fiesta sobre la mesa, Raditz estaba decidido a aprovechar la oportunidad para devolver la alegría y el brillo al rostro de Milk. Si él había sido en gran parte el culpable de su derrumbe emocional, se haría cargo y no descansaría hasta ver cumplido su objetivo.

No encontrarse en su vivienda no le representaba problema alguno para poner manos a la obra en la organización de la noche de ensueño de la mujer que amaba.

-Sí – asintió mientras hablaba por teléfono celular con el mejor de sus hombres – necesito que contrates a una mujer que se especialice en moda y la mandes para acá ahora mismo, que sepa de medidas para que no se confunda al momento de adquirir las opciones de vestidos para Milk.

Recuerda, tiene que saber de colorimetría también. Sé que podrás tenerla pronto y enviarla de inmediato, así que dejo el trabajo en tus manos.

La llamada finalizó y Milk solo lo miró conteniendo una sonrisa.

-¿Por qué haces todo esto?

-Me apetece.

-¿Culpabilidad acaso?

Raditz se estrujó la curva de la nariz.

No importaba cuanto intentara explicar que sus sentimientos habían cambiado, las acciones del pasado eran las únicas que seguirían hablando por él. Entonces optó por responder con su naturaleza, tratando de no verse motivado por ese sentimiento que tanto lo empujaba a la bondad.

-Tengo que admitirlo – habló con voz pausada – me encantaría no haber bajado mi nivel de dureza por tu causa. Estar enamorado, como le llaman los humanos, no es agradable de sentir sino todo lo contrario, te vuelves el tonto de esa persona a la que entregas ese poder para destruirte, te conviertes en el títere de las palabras y las acciones de quien amas.

Para ser sincero hubiese preferido morir en batalla que volverme tan similar a mi hermano en este aspecto de la vida y para empeorar las cosas, por la misma mujer.

¿Sabes por qué me resultó difícil tolerar a mi madre?

Pues veras, Gine siempre luchó por volvernos sensibles, por hacernos sentir amados y eso no es un rasgo positivo para quien dedica su vida a la guerra.

Tú Milk, me evocas recuerdos de ella, porque tienes ese lado dulce de tu personalidad que es capaz de encantar a cualquiera pero también tienes fortaleza de carácter, maldad y hasta crueldad cuando es necesario. No le temes a nada ni a nadie y eso puede traspasar la armadura de cualquier hombre.

Milk lo escuchaba con atención mientras sentía el calor de la mano del villano en su vientre.

Sí, pensaba usar a nuestro hijo como arma de destrucción para mi hermano, pero de algún modo fuiste dando la vuelta a mis ideas hasta hacerlas cambiar por completo.

Te odio por eso, no puedo negarlo. Pero a pesar de ese pequeño trozo de odio, no puedo usarlo para hacerte daño.

-Lamento mucho que un villano de tu talla haya terminado confundido por las emociones y lamento también haber sido la causa de tal caída.

Como puedes imaginarte, yo también odio encontrarme en mi situación actual pero estoy esperando el momento exacto para renacer de las cenizas.

Raditz quitó la mano del vientre de Milk y la usó para acariciar su rostro.

-Hay una cosa que tal vez no tomes en cuenta ahora y que no tenga sentido mencionar pero, me explota la cabeza que ni siquiera estando embarazada pueda dejar de pensar en lo mucho que deseo hacerte mía.

Eres un arma de tentación letal para cualquier hombre.

-No para quien fue mi marido – el comentario de Milk provocó un profundo dolor en Raditz pero a pesar de eso, recibió respuesta a sus palabras.

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