RELATO CORTO DE GOKU Y MILK (SEGUNDA TEMPORADA, CAPITULO VEINTICUATRO)

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Aturdida y con un fuerte dolor en el abdomen fue como se sintió Milk cuando recuperó la conciencia. Tuvo cuidado de no hablar, moverse e incluso trató no respirar demasiado con tal de que los hombres de Raditz no volvieran la vista hacía la parte trasera de la nave en la que la había tirado como si fuera un costal de papas.

De pronto fue consciente de que no tenía que hacer esfuerzo por no moverse, pues sus manos y sus piernas estaban atadas con grilletes.

De repente lo recordó todo.

El motivo por el que Raditz la había mandado encerrar en un hospital psiquiátrico.

En contra de su voluntad sus ojos se desmesuraron, alarmada.

-Esta mujer es la prueba de que el jefe no tiene malos gustos – escuchó decir al hombre que iba en el asiento del copiloto.

-No me parece buena idea que pongas los ojos en la mujer del jefe – le contestó su compañero – si se llega a enterar, las consecuencias pueden ser fatales para ti.

-Relájate. Eso lo tengo bien presente. Pero de cualquier manera tú eres el único que sabe mi opinión al respecto.

Si por alguna razón Raditz llega a enterarse, sabré que me has traicionado y antes de que él me mate, yo acabaré contigo.

En el rostro del piloto apareció una media sonrisa despreocupada.

-Quiero ver que te atrevas a ponerme las manos encima. Sabes que en nuestra raza, una amenaza solo despierta interés, así que si me atacas voy a responder.

La nave continuaba avanzando por los cielos y Milk solo podía pensar en lo que le esperaría en un lugar para enfermos mentales.

Necesitaba encontrar una manera de huir. Pero tenía muy claro que mientras estuviera dentro de la nave, no podría hacer nada.

-Mira lo que ha obtenido la mujer del jefe solo por intentar pasarse de lista – agregó el piloto – es seguro que acabarías muerto.

-Conozco el carácter de Raditz, no tienes por qué decirme como acabaría cuando ya lo sé.

-Entonces será mejor que no te arriesgues.

Los días que ella esté dentro de ese pabellón psiquiátrico, seremos nosotros quienes estemos cuidando de su integridad. Así que tendrás oportunidad de recrearte la pupila y cuando la ceden quizás puedas tener tiempo de algo más. Pero tener intimidad con ella sigue sonándome descabellado.

Tengo claro que somos compañeros y que la señora estará en un pabellón apartado de todo pero recuerda que aun así, no seremos los únicos ojos que estarán pendientes de los movimientos de la pareja del señor.

Apuesto a que Raditz nos ha mandado porque somos de su confianza pero eso no significa que no exista algo torcido en todo esto; En esos lugares hay cámaras y puedo asegurarte sin temor a equivocarme que así como nosotros hemos recibido la orden de cuidar a Milk, Raditz vendrá sin hacérnoslo saber y les pagará un buen dinero a los empleados porque cumplan la misma función de nosotros con esta mujer.

Dicho esto, el hombre echó una mirada de soslayo al cuerpo de Milk.

-Si nuestra amenaza son los empleados además de esas cámaras de seguridad, entonces solo acabamos con ellos.

-No digas estupideces.

Si hiciéramos eso, sería obvio para Raditz que estamos escondiendo algo.

-Me parece que estas poniéndote un poco paranoico – contestó el otro con fastidio – Raditz no tiene ningún interés en esa mujer que no sea el de usarla para su venganza. De ahí en fuera no creo que le interese si la usamos como objeto sexual o no.

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