— ¿Te sientes mejor?— Preguntó mi hermano, quién estaba sentado frente a mí.
—Ya no somos niños Yoongi. — Lo fulminé con la mirada. — Ya no podemos arreglar las cosas simplemente viniendo a tomar malteadas en nuestro lugar favorito. — Hablé con melancolía mientras movía la pajilla en el líquido. — Aparte, han bajado la calidad del producto. — Fruncí el ceño cuando sorbí otro poco.
—Sí...— Suspiró pesadamente. — Ya nada es igual. — Acercó su mano a mí, y palmeó mi cabeza de manera tierna.
Odiaba que me hicieran eso, me hacía sentir como un perro. Pero hace mucho que mi hermano y yo no nos mostramos afecto, así que lo dejé hacerlo.
— ¿Tú entiendes qué le pasa a mamá?— Solté luego de un momento de silencio, haciendo que él se sobresaltara. — Porque yo no, esa mujer está loca. Meter a vivir a unos hombres a la casa, y sin siquiera decirnos nada. — La furia se apoderaba de mí nuevamente. — Primero, papá se va y nadie explica nada, ahora esto, y nadie explica nada. ¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Fingir como en las fiestas navideñas que las cosas siempre han sido así? Que sólo puedo ver a mi padre un día en diciembre para comer helado. ¿Ahora debo aceptar como si nada que ellos vivan en mi casa y fingir que las cosas siempre han sido así?— Dije en voz alta, casi gritando.
Yoongi no hizo más que suspirar y mirarme con esa cara neutra que siempre pone cuando hablamos de cosas serias.
— ¿No sabes por qué papá se fue?— Preguntó, viendo hacia la ventana que estaba justo al lado de nuestra mesa.
— ¡No!— Chillé, exasperada. — ¿Tú lo sabes?— Asintió en respuesta. — Pues dime, porque a mí nadie me dice nada. — Me crucé de brazos, sintiendo como mi enojo aumentaba.
Él me observó por un momento, no sé si dudando de si debía decirme o no, pero ya me había dicho que sabía, y él me conoce, sabe que no lo dejaré en paz hasta que me cuente que pasó. Tomó una gran bocanada de aire, como si le fuese muy difícil decir aquello.
—Él...— Mostró una sonrisa ladina, que terminó siendo una mueca de amargura. — Se fue con la señora Kim. — Dijo por fin. Sonriendo ahora de manera arrogante, aunque no se veía más que como una expresión dolida. — Él estaba engañando a nuestra madre con la mamá de Seokjin, sí, la pareja del señor Jeon, sí, la mejor amiga de mamá, y sí, es un idiota de mierda. — Ahora es él quien mostraba su enojo, notándose aún más ácido que yo.
Quedé anonadada, realmente sorprendida con la maraña que se había formado entre esos cuatro. No supe cómo expresarme, pero esto me dolía. Mi padre, una persona tan correcta, que nos exigía perfección a mí y a Yoongi, hizo semejante cosa. Me imagino cuán destrozada debió estar mi madre, dos personas que consideraba importantes la traicionaron de tal manera.
—No entiendo que les pasa por la cabeza a esos cuatro. — Dije, luego de meditar las cosas. — Estoy harta de ellos, de esa señora Kim estirada y estúpida, de ese señor Jeon, muy correcto e idiota, y de mamá y papá que no hacían más que menospreciarnos por culpa de los estúpidos Jungkook y Seokjin. — Destrocé el vaso plástico que tenía en mi mano de un apretón. —Confieso que extrañaba a papá a veces, tenías sus momentos buenos a pesar de contribuir con la baja de nuestra autoestima, pero con esto, lo aborrezco más de lo que lo quiero. — Froté mis manos en mi cara, ahogando un grito de frustración con ellas.
—No sé qué decirte, siento lo mismo. — Se encogió de hombros.
Pasamos allí una rato más, ambos pedimos un postre más, pie de limón, para confirmar que la calidad del lugar había bajado. Yoongi me dijo que era que había cambiado de administración, o eso oyó, teníamos mucho que no veníamos acá. Había cambiado, ahora era más infantil, o eso sentía yo. Estuvimos en ese lugar como cuatro horas aproximadamente, haciendo competencias de quién dibujaba mejor en los manteles que nos dieron allí. Aunque los creyones eran de mala calidad, logramos pintar los dibujos de manera decente. Volver a sentirnos niños, realmente nos levantó el ánimo, porque salimos del sitio con una gran sonrisa y haciendo bromas.
Decidimos que ignoraríamos a los nuevos habitantes de la casa, sabíamos que eso era bastante inmaduro, pero no encontramos otra manera de estar en paz, con tal no se metan con nuestras cosas ni en nuestras habitaciones, todo estaría regular.
En lo que llegamos a casa, ambos pasamos directo a las escaleras, tratando de ignorar la presencia de todos en la sala. Aun no entiendo que hace Seokjin aquí, pues él no es hijo del señor Jeon, pero bueno, eso es asunto de ellos.
Ya en mi habitación empecé a arreglarme para ir a la fiesta de Hoseok. Me sorprende demasiado que mi madre no haya venido a siquiera regañarme por llegar sin saludar. Siento que Yoongi y yo hemos perdido importancia para ella.
Tomé mi celular y le escribí a los chicos.
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Jackson es un pervertido.
· Queridos amigos. ¿Activos para la fiesta?
Mindae:
· ¿Vas a ir?
· Por supuesto. No me la pierdo por nada.
Jackson:
· Ya yo me estoy arreglando.
· Paso por ustedes en 30 minutos.
· Y ya quítenle ese nombre al grupo. >:v
· JAJAJAA. No, porque no dice más que la verdad.
· Nos vemos en 30 minutos entonces.
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Terminé de arreglarme. Me miré al espejo satisfecha con mi pantalón alto de mezclilla pre-lavada, camisa amarilla de estampado divertido, converse azules, mi cabello negro y lacio suelto, y un maquillaje natural. También tomé mi chaqueta por si hacía frío.
Me vestí pensando en si esto le llamaría la atención a Jimin, espero que sí, aunque no sé si deba usar algo más audaz. Ah, qué más da, así estoy bien.
Fui a la habitación de Yoongi, y toqué la puerta, debía por lo menos decirle a alguien a dónde iría.
—Saldré a una fiesta. — Dije, cuándo una adormilado Yoongi con marcas de sábanas en la cara apareció frente a mí.
Él sólo asintió confundido, parecía que su cerebro aún no había despertado. "Usa condón" fue lo único que dijo y me cerró la puerta en la cara.
Mi mejillas se enrojecieron a más no poder, pensando en con quién podía llegar a esos extremos. Fuera pensamientos pecaminosos, fuera.
No le diría nada a mi madre, se merece que no le hable por el resto de mi vida, así que me iré nomas.
Cuando estaba bajando las escaleras, pude oír la voz fuerte del señor Jeon, regañando a Jungkook. Y luego el sonido de una bofetada que me hizo saltar en mi sitio de la impresión. Luego mi madre se unió a la escena pidiéndole al hombre que se calmara. Él le gritó a su hijo que se fuera, y el chico salió por la puerta delantera de la casa, sin notar mi presencia en las escaleras.
Yo caminé a la puerta trasera por el pasillo al lado de la escalera y salí de la casa.
Así que no es tan perfecto todo...