19 de marzo del 2010.
No entendía nada de lo que pasaba y eso me ofuscaba, los imbéciles de mis padres no dejaban de pelear, incluso en un momento cómo éste, sólo discutían sobre cosas que mi mente no encontraba captar. El bullicio hacía que mi cabeza doliera más, y el ver que Jaesoo no reaccionaba estaba causando un vacío en mi estómago demasiado incómodo como para seguir soportando las estupideces de Baegi y Yoonsoo.
— ¡Cállense ya!— Grité molesto.— ¿De qué tanto discuten? ¿No ven que Jaesoo está allí tirada sin reaccionar? No los veo preocupados por eso.
Estábamos en la habitación del hospital que le habían asignado a mi hermana. Ella respiraba bien, el doctor dijo que todo estaba bien en ese sentido, que pronto iba a despertar, pero que tal vez había esperar un poco puesto que ha sufrido un choque de no se qué, y que su cerebro no enviaba señales para que despertara. Ya han pasado dos días, y ella seguía allí, sin moverse.
— ¡Claro que estamos preocupados!— Me regañó mi madre.
— Pues, ya dejen de hacer escándalo aquí, ¿no puede eso afectarle?— Los miré de mala gana.— ¿De qué están hablando? ¿Qué dinero deben? ¿Qué pasa?
— No pasa nada, nada que te incumba hijo.— Mi padre apretó mi hombro y me miró como siempre, queriendo intimidarme, pero nunca lo logra.
— ¿Cómo no me va a incumbir?— Sacudí mi hombro para deshacerme de su agarre.— ¿No ves lo que ha causado a tu hija lo que sea que pasa? Claro que me incumbe, hizo daño a mi hermana, y puede hacerme daño a mí. Diganme, ¿qué pasa?
Me irritaba que creyeran que soy tan estúpido como para no darme cuenta de que algo va mal, desde hace mucho. Había tratado de enterarme de qué se trataba, pero nunca encontraba sentido a nada, era difícil atar los cabos.
Mi madre miró a mi padre con una interrogativa en su expresión, y él le devolvió una negación con la suya.
— Tú... cuida a tu hermana, todo está bien, no te preocupes, eso sólo fue un mal percance.— Baegi puso su mano en mi cabeza, y sacudió mi cabello.
Los observé intensamente, quería seguir preguntando, pero cuándo el teléfono de Yoonsoo empezó a sonar, ambos salieron de la habitación, y yo no quise seguirlos, no quise seguir agudizando mi dolor de cabeza, no quise dejar a mi hermana sola.
A mis 13 años de edad, he tenido que ver más por Jaesoo que mis propios padres, claro también teníamos a Jeentae, pero cuándo ella no estaba, yo era quién cuidaba de mi hermana.
Tal vez si hubiese ido a acompañarla a despedir a sus amigos, esto no hubiese pasado, no se hubiese encontrado con... ¿y quienes eran esos tipos?
Recuerdo a Seokjin temblando como bobo, a Jeentae tan alarmada, a la señora Jinwoo tan aterrada, y a esos tipos tan amenazantes peleando con mi padre, el señor Jeon y el señor Kim. Y a Jaesoo desmayada en la grama luego de que todo acabó y todos desaparecieron. Inmediatamente vinimos al hospital, ya que mi mamá intentó muchas cosas para despertarla, pero no reaccionaba. Le pregunté mil veces que pasó, y me ignoró siempre, al igual que mi padre. Cuándo hablamos con el doctor, ellos sólo le dijeron que ella se asustó, el doctor la diagnosticó con ese choque no se qué, del que no recuerdo bien el nombre, y dijo que habría que esperar a que despertara para ver las consecuencias de ese percance.
Arrastré mi silla más hacia la camilla, recosté la cabeza del espacio que Jaesoo dejaba, y traté de dormir.
— ¿No vas a comer nada?— Mi madre me movió hasta que logró interrumpir mi sueño.
— No, no tengo apetito.— Dije metiendo más mi cabeza entre mis brazos cruzados sobre la camilla.
— Come algo Yoongi, no vayas a enfermarte.— Oí la bolsa que dejaba a mi lado.