Narra Jungkook:
Esperanza, esa era la sensación que inflaba mi pecho en éste momento.
Siempre pensé que el día en que Deukook muriera, yo sentiría un alivio, que por fin sería libre y podría respirar con tranquilidad, pero no, hasta su último segundo, no hizo más que jodernos la vida. ¿Me alegraba la muerte de mi padre? No lo sé, la verdad es que no lo sé. Me siento culpable si me permito sentirme bien al respecto, pero siento rabia hacia mí mismo si siquiera pienso en sentir tristeza, aunque si la llegara a sentir sería netamente pura hipocresía.
Las palabras que Seokjin me dijo hace un rato suenan en mi cabeza de vez en cuándo. “¿No te habría gustado que lo hubiéramos matado nosotros, con nuestras propias manos?”. Al principio, cuándo Jaesoo me dijo por llamada que Deukook estaba muerto, me aterró la idea de que hubiésemos sido mi hermano y yo los responsables, no por llevar la culpa en nuestra conciencia, sino por todas las consecuencias que eso traería, no me gustaría estar en la cárcel, sin embargo no me sentiría bien de haber quitado la vida a otro ser humano, por escoria que sea.
Fantaseaba mucho con acabar con la vida de mi papá, pero no sería capaz de manchar mis manos así, ni todo el maltrato del mundo me iba a orillar a llevarlo a cabo, ni a mi hermano. Supongo que ambos tenemos corazones nobles, como una vez nos dijo la señora Choi, Jeentae.
Lo odiaba, odio a mi papá, con todo el sentido de la palabra, pero no sé exactamente cómo sentirme con su muerte. ¿Enfadado, furico? Sí me siento, pero no por el hecho de que ya no respire, sino porque nos hundió hasta más no poder antes de dejar de hacerlo, se aseguró de cumplir su cometido en ésta vida, jodernos hasta su último aliento. Maldito seas padre.
La velocidad en que nuestras vidas van en picada apenas me da tiempo de procesar un poco de todo lo que pasa, desde ayer en la noche las cosas fueron de mal a peor en un instante, y aún no sé si voy o no a ser padre.
Ahora está Taehyung con un hombro lastimado quién sabe porqué.
—Debo decirles que están fichados como sospechosos por la muerte de su padre.— Jeentae nos miró a mí y a Seokjin, mi hermano bufó y yo no pude evitar quedarme rígido en mi asiento.
—Gracias, necesitaba saber que mi vida estaba un poco más jodida.— Dijo mi hermano con sarcasmo. Jeentae y yo le dimos inmediatamente una mirada asesina.— Lo siento.— Levantó las manos hacia nosotros.— Es que... disculpe Jeentae.
—Sí, entiendo que les frustre.— La señora se sentó en el brazo de el sillón en el que estaba sentado su hijo.— Por suerte volví a tiempo de mi viaje, y los dos casos me los asignaron.
—¿Dos casos?— Preguntó Jaesoo, curiosa.
—Oh, sí...— Jeentae pareció de repente sorprendida por la pregunta, se veía como si había hablado demás en ese momento.
—No puede ser...— Susurró de repente Yoongi, pero todos lo oímos perfectamente así que lo miramos confundidos.
Yoongi sostenía su celular en la mano, leyendo algo, así que todos nos quedamos expectantes esperando a que nos dijese que pasaba.
—¿Qué es? ¿Qué pasó?— Le preguntó su hermana intentando tomar el celular de la mano del pálido, pero éste la apartó.
—Es Sumin, emh...— Él se veía nervioso.
—¿Qué? ¿También la embarazaste?— Preguntó Seokjin casi como burla. Yo le lancé un cojín de inmediato.
—No, no...— Yoongi se levantó de su asiento.— Parece que pasó algo en la casa, y que hubo un alboroto, llegó la policía, dice que encontraron a Baegi en el sótano desangrada, pero que no sabe si está muerta.— Se pasó la mano por la cara, y a mí me pareció que estaba más pálido de lo que ya es.
