Narra Jaesoo:
—¿Quién es Seunghyung?— Pregunté yo, recordando la carpeta amarilla que había visto abajo, con el nombre de Seokjin.
—Es mi padre.— Respondió Taehyung, clavando su mirada en mí.- ¿Por qué lo preguntas?— Achiquitó su ojos con duda en su expresión.
Yo lo miré un poco anonadada, ¿entonces...? ¿Pero, qué carajos? La mamá de Seokjin y el papá de Taehyung... ¿Qué carajos le pasa a esa mujer? ¿Con los tres amigos? Puta madre. Mi mirada se alternó notoriamente entre Seokjin y Taehyung, a lo que el último se extrañó aún más y el primero era totalmente ignorante. Jungkook me miraba con el entrecejo fruncido también, y Yoongi se mantenía absorto pensando.
—Umh... es que... vi una carpeta allá abajo...— Taehyung me miraba aún interrogante, y cuándo se dio cuenta de curso de mis palabras me interrumpió inmediatamente.
—Ah, si es verdad no que recordabas el nombre de mi padre.— Fingió reír.— A veces también me olvido de las cosas.
No necesitaba tener media neurona para saber que no debía hablar de eso, así que no traté de retomar el tema.
Me concentré más bien en procesar, asimilar y aceptar todo lo que estaba pasando, todo lo que nuestros padres hicieron, y todas las consecuencias que eso nos ha traído. Mafia, robaron a la mafia, y nos dejaron solos a la deriva sabiendo que también corremos peligro. Si antes pensaba que eran imbéciles, aunque pienso que todos son una malditos. ¿Tan malos hemos sido? ¿Cómo es posible que puedan querer a un hijo tampoco? Que lo único que les importe sea el cochino dinero, sus intereses propios. ¿Para qué carajos nos tuvieron entonces?
—Jaesoo.— Me llamó Taehyung.— ¿Me ayudas a llevar todo esto?— Se refería a la bandeja en la mesa, él podía solo.
Me iba a negar, pero me hizo una seña, y entendí que quería era hablar a solas.
—Lamento la manera en que hice que tu hermano te dijera la verdad.— Dijo cuándo llegamos a la cocina.— Es que... no creo que fuese justo para ti...
—No te preocupes.— Lo interrumpí.— Es bueno que sepa la verdad. Aún debo hablar de eso con Yoongi, pero tenemos en mesa un tema más importante.— Puse la bandeja en el mesón de la cocina.
—Sobre la carpeta... ¿cuál era?— Preguntó, asomándose a cada momento a la puerta, asegurándose de que no viniera nadie, supongo.
—La que revela que tú y Seokjin son hermanos.— Susurré tratando de que él fuese el único que escuchara a pesar de que éramos los únicos en la habitación.
—Shhhhhh.— Puso un dedo un su boca y abrió los ojos como plato.— Lo sabía.— Se exaltó.— Menos mal te interrumpí, porque sino hubiese sido un desastre.— Pasó la mano por su cabellera.— Nadie debe saber eso, ¿ok?
—¿Por qué no?— Fruncí el ceño.— ¿No es mejor que se sepa la verdad?
—No es el momento.— Sus manos reposaron en mis hombros.— Por favor prometemete que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a Yoongi. ¿Si?— Me miró fino a los ojos, dudé un momento, pero luego acepté.
No es un tema que a mí me corresponda dar a conocer.
—Ok, no diré nada, pero deberías ir y esconder esa carpeta antes de que bajen de curiosos.
—Tienes razón.— Se dispuso a salir de la cocina pero a mitad de camino se detuvo.— ¿Pinky promise?— Levantó su dedo meñique hacia mí.
Por primera vez en días, reí de forma sincera. Tomé su meñique y repetí lo que él había dicho, luego de eso salió a la sala.