Esperé aproximadamente diez minutos a que se apareciera, ya me estaba impacientando porque todos saben que odio esperar y si él lo está haciendo a propósito no me extraña. Me senté en el suelo, en un pequeño escalón de cemento que sobresale bajo la pared trasera de la cantina, y me puse a jugar con los intentos de grama que había en ese terreno seco.
—¿Qué pasó? — Preguntó Jungkook de repente, asustándome.
—Hasta que llegas. — Le reproché levantándome y sacudiendo mi falda.
—Sí, ajá, ¿qué pasa? — Se cruzó de brazos y se recostó de la pared con cara de fastidio.
—Tú sabes qué pasa. — Le dije.— Tu papá...— No me dejó terminar.
—Sí, es un imbécil y así, ¿qué le vamos a hacer? ¿Eso era todo? Adiós. — Quería apresurarse en irse, pero lo tomé con fuerza del brazo y aunque me arrastró un poco, se detuvo.— Mira.— Se volteó hacia mí y me empujó para que lo soltara.— Deukook es un maldito imbécil, es mi papá, pero ambos sabemos que es así. Ya Seokjin me dijo lo que tú y tu hermano quieren hacer con nosotros, y tal vez él haya accedido, pero yo no lo haré, ya hemos tratado de que nos deje en paz, pero nada ha funcionado, sólo mi mamá supo sacarse de él, y se fue con alguien que no es más santo que mi padre.— Echó su vista a un lado, como si ese hecho le doliera, suspiró y continuó hablando.— Yo no quiero tener más problemas, ¿ok? Así que no intentes que me una a ustedes, porque no pasará, no tienes idea a lo que te enfrentas si quieres ir contra Deukook.— Intentó irse nuevamente, pero ésta vez lo tomé más agresivamente y lo pegué contra la pared.
—¡No seas cobarde Jungkook! — Le grité.
—¡No soy cobarde! — Me gritó del igual manera y me volvió a hacer a un lado.— Tú no entiendes, no entiendes nada, sólo vas por allí juzgando a la gente y viéndola mal, diciendo que son unos egoístas que son unos imbéciles, odiando sin razón alguna, y sacando conclusiones que no son, ahora te quieres hacer la heroína y hacerme enfrentarme a mi padre, cuándo no tienes ni idea de lo que puede pasar si lo hago.— Me tomó de los hombros firme y me miró fijamente.— Es mejor que no se metan con él Jaesoo, te lo digo en serio.— Se alejó.
—¿Qué no entiendo? Tú si eres un egoísta y un imbécil que te crees más que los demás, andas por allí haciendo alarde de todo lo que logras, y no sé que quieres lograr con eso, porque en casa eres un cobarde de mierda, odio verte haciéndote la última coca-cola del desierto, pero más odio ver que dejas que ese hombre te humille tan horriblemente, y no es que me importe mucho, pero no puedo imaginerte soportando golpes mucho más fuertes que el que yo recibí. — Me acerqué a él nuevamente y ahora fui yo quién tomó sus hombros con firmeza.— Mira, por más que tenga recelo de ti, quiero sacar a ese hombre de mi casa y necesito tu ayuda, no puedes seguir permitiéndole que abuse así de ti, sé el que le muestras a los demás, no seas un estúpido cobarde.— Lo seguí mirando a los ojos.— No tengas miedo.— Él también me sostuvo la mirada.
—¿Ahora si eres la gran amiga? — Rió con sorna.— Sólo te acercas a mí por interés del bien tuyo, no porque te importe que pasa conmigo.— Fruncí el ceño, haciéndome la desentendida.— No soy estúpido Jaesoo, hace mucho que tú y yo no somos amigos...
—Por tu culpa, recuerdo yo. — Lo interrumpí.
—¿Mi culpa? No fui yo quién consiguió nuevos amigos y te dejé de lado. — Me reprochó.
—No fui yo quién cambió su actitud repentinamente y se volvió una imbécil. Y yo con personas así no me llevo. — Me encogi de hombros.
—¿Ves a lo que me refiero cuando digo que sólo ves por encima y sacas tus propias conclusiones? Bueno, ya eso no vale la pena discutirlo, no estuviste cuándo te necesité y no te necesito ahora. No me importa lo que quieran hacer, sólo no me involucren, pero de verdad te advierto que no deberían meterse con Deukook. — Dijo lo último bastante serio y ésta vez sí lo dejé ir.
No le rogaría tampoco, aparte, ¿qué onda con eso de que no estuve cuándo me necesitó? Si nos odiamos. ¿Y qué tiene ese hombre? ¿Acaso es un demonio o qué? Es un simple mortal, sin ayuda de ese necio lo sacaré de mi casa, a ambos.
Llamé rápidamente a mi hermano para decirle que éste no querría colaborar, al tercer tono atendió.
—¿Qué pasó? — Dijo, calmo.
—Jungkook no quiso...
—¿Jungkook no quiso qué? — Preguntó a mis espaldas alguien.
Al voltear me encontré con un Jimin de ceño fruncido.
Oh.