Narra Jaesoo:
Admito que la rabia me invadió, admito que quería tirarme al piso, hacer un berrinche, y maldecir a mi propio padre, pero no lo hice, porque ninguna fibra de mi cuerpo obedecía a mi cerebro para moverse. Solo podía observar la escena sin comprender, topándome con una confusa mirada de Jungkook.
Jungkook... esa es entonces su mamá, Jinwoo. La sangre me hirvió casi al punto de evaporarse.
—Hijos... — Mi padre se levantó de su silla, para acercarse a nosotros con los brazos abiertos.
Yoongi y yo retrocedimos al mismo tiempo. A la persona que menos quería ver era a él, por su culpa, por su maldita culpa estamos metidos en todo ésto, hace un tiempo lo extrañaba, pero me he dado cuenta de que no, que realmente no lo extrañaba a él, sólo extrañaba lo menos horrible que eran nuestras vidas cuándo él no nos había abandonado. No quería que me abrazara, ni a mi hermano, no quería un cariño hipócrita de su parte. Sus abrazos con fingido amor cada navidad ya me habían dañado bastante.
—Yo... — Trató de hablar, pero me imagino que la mirada asesina que yo le estaba lanzando lo avergonzaba al igual que el que hayamos rechazado su abrazo.— Hijos, lo siento...— Yo reí por lo bajo, amargamente.— Sé que he sido un imbécil, un irresponsable con ustedes, no puedo leerles la mente, pero estoy casi seguro de que eso es lo que piensan.— Pasó la mano por su nuca, seña de vergüenza. Esas no son las palabras que yo usaría, pero se acerca.— Jaesoo, has crecido tanto...— Sonrió acercándose a mí, ésta vez no retrocedí y él puso un mechón suelto de mi cabellera tras mi oreja.— Y Yoongi, ya eres más que todo un hombre.— Tomó firmemente su hombro.
Yoongi bajó la cabeza, escondiendo sus ojos tras el largo flequillo azabache, por un momento pensé que estaba llorando, pero su amarga y sonora risa me hizo ver que no. Estaba dolido, sé que sí, pero más que todo enfadado.
—Que teatrito Yoonsoo. — Empezó a aplaudir y rió nuevamente.— Casi me lo creo...— Puso sus labios en línea recta, denotando aburrimiento.— No le crea Jinwoo, él es un imbécil también, tal vez un poco menos que Deukook, pero imbécil al fin.— La señora se quedó boquiabierta tras las palabras de mi hermano.
—No... no hable así Yoongi. — Mi padre trató de disimular su enfado, pero nosotros sabíamos que estaba furioso.
—¿Cómo quieres que te hable? ¿Con la misma hipocresía que tú nos hablas a nosotros? No me va. — Guiñó un ojo hacia él.— ¿A quién quieres engañar? ¿A tu mujer y tus hijastros? Que risa vale.— Yoongi pensó por un momento mientras yo veía cómo las venas de su cuello se acentuaban.
Estaba paralizada aún, pero más que todo callada porque quería ver y oír todo lo que mi hermano tenía que decirle a Yoonso.
—Estás aquí, pretendiendo ser un papá muy amoroso... ¿hace cuánto que no nos vemos Yoonsoo? ¿Al menos seis años? ¿Te importó alguna vez buscarme durante todo ese tiempo? A Jaesoo si la veías una vez al año, ¡una vez! — Recalcó con reproche.— Y sólo porque ella te buscaba y llamaba incansablemente, y aún así siempre llegabas tarde para sólo llevarla por un maldito helado sin mediar palabra alguna.— Miró a nuestro padre a los ojos, esperando respuesta, pero el hombre parecía estar entre la espada y la pared, no decía nada. Así que Yoongi prosiguió.— Ni siquiera un mensaje de feliz cumpleaños, deseándome la muerte o algo, ¡nada! Y ahora vienes ha decirme que soy más que todo un hombre, con todo el amor, fingido, del mundo. Pero de verdad que qué risa vale.— Yoongi volvió a reír amargamente.— Hace dos días te llamé más de diez veces, te dejé mensajes de texto, te dejé mensajes de voz, y no obtuve ninguna respuesta... pudimos haber estado muriendo Jaesoo y yo, y a ti te importó un comino. Apuesto a que ni siquiera los has oído aún.— Las palabras de Yoongi resonaron en mi cabeza, quebrándome un poco más.