— ¿Qué significa esto Jungkook? — Habló severamente el señor. — Hueles a... — Lo olió. — A mierda. Hueles a alcohol y vómito. — Hizo cara de asco. — Muy bonito lo que estás haciendo. — Le dio un fuerte golpe en la cabeza. — Muy bonito. — Volvió a hacerlo.
La cara de Jungkook era como de un niño pequeño cuando lo regañan, sus ojos estaban llorosos. El señor le dio un fuerte pellizco en el brazo y lo hizo pasar a la casa bruscamente. Yo estaba sorprendida, no podía creer que ese señor tratara así a su hijo perfecto. Mi madre lo observaba con lástima en sus ojos. Volteó a mirarme y cuando me iba a decir algo, yo la interrumpi.
— Tú ni me dirijas la palabra. — Puse mi mano frente su cara, dándole a entender que no me interesa lo que diga.
Pasé a un lado de ella y entré a la casa, que estaba llena por los gritos de aquél hombre loco. Mi hermano se encontraba recostado en las barandas de la escalera y rió por lo bajo cuando me vio hecha un desastre. Me hizo señas preguntando que qué pasaba, yo sólo me encogí de hombros y empecé a subir a mi habitación cuando de pronto el sonido de una cachetada inundó el ambiente.
Mi madre pasó corriendo frente a nosotros para intervenir entre Jungkook y su padre. Yoongi y yo bajamos rápido para observar la escena. El chico se encontraba hecho un bola sobre el sofá y lloraba, su padre estaba frente a él con un cinturón en la mano y mi madre lo estaba halando del brazo para calmarlo. Yoongi me miró sorprendido y yo igual a él.
— Hey amigo, calmate. — Habló mi hermano. Mi mamá volteó a verlo con los ojos como plato.
Él señor se volteó hacia nosotros y yo me sentí totalmente intimidada ante su mirada.
— Tú también deberías ponerle reparo a tu hija. — Le dijo a mi madre y le extendió el cinturón. Ella negó y empujó su mano para apartar el objeto de su vista. — Bien, entonces, ¿dejarás que crezca siendo una buena para nada que llega a éstas horas, aparte con esa pinta que parece que estuvo haciendo cosas indebidas? — Soltó de forma ofensiva.
Yo me ofendí ante su comentario, ¿éste hombre prácticamente acaba de decirme puta?
— ¡¿Qué coño te pasa imbécil?! — Gritó Yoongi e hizo las veces de lanzarse sobre el tipo, pero yo lo detuve.
Mi madre no dijo nada, y eso fue lo que más me dolió de ese momento.
Seokjin apareció de la nada, y pasó a un lado de nosotros.
— ¿Qué pasa? — Preguntó, adormilado.
— Nada hijo, ve a dormir nuevamente. — Le dijo el señor, de forma amable.
¿Ese hombre es bipolar o qué?
El pelinegro reparó en la presencia de su hermanastro y vio su estado. Se alarmó ante ello, y fue hacia él. Mi madre empezó a decirle cosas que yo no oía al señor Jeon. Estaba aturdida por toda la situación, ¿en qué desastre nos ha metido mi madre?
Mi hermano fue junto con Seokjin al lado de Jungkook, lanzadole miradas asesinas al señor. Mi madre sacó al hombre de allí y lo llevó a la cocina. Yo aún permanecía allí, en shock. Podía ver a los tres chicos hablando, pero no escuchaba nada de lo que decían.
Jungkook se levantó y su hermanastro lo tomó del brazo para llevarselo a la habitación dónde ellos dormían. Y Yoongi me abrazó por los hombros y me llevó arriba.
— Hueles horrible. — Me dijo cuando entramos a mi habitación. Yo solo asentí. — ¿Qué coño le pasa a ese tipo? ¿Y qué carajos le pasa a mi madre al meterse con él? — Se sentó a mi cama. — Ni siquiera te defendió. — Dijo molesto. — Le pega a su hijo y lo humilla y también quiere venir a humillarte a ti. — Golpeó su pierna con enojo. — Que se joda, se va de mi casa. — Se levantó dispuesto a salir por la puerta.
— No. — Lo detuve. — Ese hombre parece tener un desequilibrio mental. — Dije. — Si te enfrentas a él, probablemente salgas perdiendo. ¿No ves cómo mamá está pegada a él?
— Sí, y me parece absurdo. Es un grandísimo imbécil. — Golpeó la pared. No sé porqué siempre que está molesto tiene que golpear todo.
— Estoy sorprendida Yoongi. — Digo, con la mirada perdida en algún lugar de la habitación.
— ¿Por qué? — Pregunta confundido.
— ¿No se supone que esa era una familia perfecta? Que Jungkook y Seokjin eran los mejores en todo porque recibieron una muy buena educación. O eso decían en cada cena a la que íbamos con ellos. Y mira, ese hombre maltrata a su hijo. — Dije. Aún con la mirada perdida. Es que el shock aún no se me había pasado. — Y ahora mi madre nos ha metido en este embrollo. — Lo miré, con los ojos aguados. Había llegado a mi límite ese día. Así que no pude contener las lágrimas.
Yoongi me abrazó a pesar de mi olor, y empezó a pasar la mano por mi espalda en forma de consuelo.
— Tranquila. — Dijo. — Vamos a encontrar las maneras de sacar a ese tipo de aquí. — Tomó los costados de mi cara, y limpió mis lágrimas. — Pero debemos también hablar con Seokjin y Jungkook. — Suspiró y torció los ojos.
Yo sólo asentí. No nos llevábamos muy bien con ellos. Pero ahora siento que hay que salvarlos o algo así.
Yoongi salió de mi cuarto, y yo me metí al baño, me quité la ropa y me metí a la ducha un largo rato. Empecé a llorar otra vez, de verdad me dolía que mi madre no haya dicho nada ante las horribles palabras de ese hombre. Me sentía muy mal por Jungkook. Extrañaba a mi papá. Y estaba odiando mucho lo que se había tornado mi vida en sólo esa semana.
Salí y me cubrí con una toalla, sequé mi cuerpo y abrí el espacio tras el espejo para sacar la crema corporal. Me topé con la foto. Esa dichosa foto. Y las lágrimas volvieron a correr por mis mejillas.
Él tenía razón, no debía hablar ni juzgarlo sin saber.