— ¡¿Qué putas tienes en la cabeza, Baegi?!— Gritó.
Yoongi estaba colorado, estaba rojo, seguro si lo tocaba me quemaba. Todos quedamos boquiabiertos, incluso Jungkook.
— Maldita sea, ¿qué mierda te pasa? De la noche a la mañana sales con éste hombre, de la noche la mañana se mudan éstos tres para acá, de la noche a la mañana ¡te casas! ¿Y nosotros qué? ¿Estamos pintados en una maldita pared?— Estaba furioso, las venas de su cuello estaban tan tensas que pienso que en cualquier momento le van a explotar.
— Es mi vida Yoongi.— Se levantó del sofá y se puso frente a él.— Yo no tengo que pedirle permisos a ustedes, soy su mamá, no su hija.— Estaba enojada también.
— Puede ser tu puta vida, pero aquí no vives sola, aquí vives con tus hijos, ¿nos recuerdas? Nos pariste.— Él apretó sus puños, tensandose más. Yoongi nunca le había hablado así a mi mamá, por lo que yo estaba totalmente inmóvil de la impresión.— ¿Por que es tu maldita vida puedes perturbar la nuestra? Y nosotros lo tenemos que aceptar porque sí, ay sí, que felicidad.— Dijo lo último con un marcado sarcasmo.— Ésta también es nuestra casa, y si tú eres un poco pensante, debes saber que para casarte con alguien nuevo, por lo menos debe agradarle a tus hijos un poco, si vas a meter a vivir a alguien nuevo a tu casa, debes consultarlo con tus hijos, y más si son hombres, tres hombres que conocemos hace mucho pero de los que en realidad no sabemos nada, tienes un hija, ¡una chica!— Me señaló y luego me tomó del brazo para enfatizar mi presencia.— Mírale la cara.— Señaló la zona roja en mi cara.— Éste maldito imbécil se atrevió a golpearla, en tu vida, ¿cuándo carajos le has puesto tú la mano encima a Jaesoo? ¿Por qué mierda te parece bien que él lo haga? Ni nuestro propio padre le ha puesto una mano encima a ella.— Mi mamá iba a hablar, pero él no la dejó.— Ese mal parido, porque sí, eres un mal parido.— Le dijo en su cara a Deukook, y éste frunció el ceño, aparentemente enojándose también, y con todo lo que me contó Seokjin, ya estaba alerta para lanzarme sobre él si llegaba a alzarle la mano a mi hermano.— Le da unas palizas horribles al mongólico de allí.— Señaló a Jungkook ahora, no lo había oído decir tantos insultos alguna vez, hasta ahora.— Y es su propio hijo, ¿crees tú que está bien de la cabeza un imbécil que golpea así a su propia sangre? Y no es por defender a ese otro idiota, pero, ¿crees que Jungkook se merece ser golpeado así, mamá? Y tú vienes a casarte con semejante escoria... Bravo.— Empezó a aplaudir.
Deukook se avalanzó sobre Yoongi y lo tomó del cuello de la camisa, intentando levantarlo, y él empezó a forcejear con el tipo, cuándo Deukook se acomodó para golpear a mi hermano, yo lancé una patada a su estómago lo más fuerte que pude, creo que más me dolió el pié a mí de lo que le dolió a él el golpe, pero por lo menos logré apartarlo de Yoongi y me puse yo frente a él, como si fuese más fuerte que mi hermano, tal vez no lo soy, pero igual no dejaría que le pusiera una mano encima.
Mi mamá se metió entre Deukook y yo, nos miró con esa cara de decepción que siempre ponía cada que Yoongi y yo hacíamos alguna travesura, pero ya esa cara no tenía ningún efecto en nosotros. Pero lo que hizo a continuación, si tenía efecto, y ese efecto era hacernos enfurecer. Baegi nos abofeteó, nos dió una dura y sonora cachetada a mí y a Yoongi, lo cuál terminó de rebosar el vaso.
Fui yo ahora la que se fue encima de mi mamá, y también le di un bofetada, quería decir tantas cosas, pero sin embargo no me salía nada, nada más que lágrimas, pero igual quise seguir golpeándola. En lo que alcé la mano alguien me tomó y me cargó mientras yo intentaba soltarme y descargar mi furia sobre mi mamá y el tipo ese.
Yoongi creo que estaba en shock por la cachetada, porque Jungkook fue quién me tomó, Seokjin intentaba contener a Deukook y mi mamá me veía sosteniendo su mano en la mejilla, sin creer que yo le había devuelto el golpe.
— Lárguense de mi casa.— Dijo.
— ¿Qué?— Preguntamos Yoongi y yo al unísono, estábamos estupefactos por lo que acababa de decir.
— Que se larguen, ¿son sordos?— Habló agresivamente el tipo ese.
Yo dejé de forcejear con Jungkook y él me soltó, ahora estaba fría, estupefacta, muy sorprendida. Nuestra propia madre, nos acaba de echar de nuestra propia casa por un marido. Cómo hay que ver que uno nunca termina de conocer a la gente y ya ella está mostrando su naturaleza. Estaba sin palabras, y creo que Yoongi también porque no decía nada.
— Vayan a buscar a su querido padre, a ver si después de haberlos abandonado los va a tratar mejor que yo.— Era una víbora venenosa, y a pesar de todo, me dolía.
— Bien.— Dijo Yoongi, me tomó del brazo y allí pude notar que tenía la nariz roja y los ojos brillosos, estaba intentando contener las ganas de llorar.— Pero olvidate de que tuviste hijos alguna vez.— Al decir eso, se le notaba que le costaba, y una lágrima se deslizó por su mejilla.
Jaesoo, mi persona, si estaba llorando como a chorro, tenía las mejillas totalmente empapadas de lágrimas, pero estaba totalmente de acuerdo con lo que dijo Yoongi. Él me haló y ambos subimos las escaleras.
— Arregla una maleta o algo, nos vamos.— Sentenció y limpiando su cara entró a su habitación.
Al entrar a mi habitación lloré aún más fuerte, sentía mi pecho arder y que me estaba ahogando. Siempre que empiezo a llorar me es bastante difícil parar, pero así mismo tomé todo lo que pude y lo metí en un bolso, tomé mi mochila del colegio con todos mis cuadernos y unos cuantos libros, porque igual y ajá, la escuela es importante, aunque no tanto para mí. Metí también mi laptop y todos los cargadores de mis artefactos, mis cosa del aseo, el dinero que tenía ahorrado, que qué bueno que lo tenía, me puse un jean y un suéter, mis zapatos y me guindé el morral en la espalda. Tomé el bolso, y me salí de la habitación de forma mecánica, cómo si todo estuviese planeado ya, pero en realidad estaba preocupada por perder todas mis comodidades y porque no tenía ni la menor idea de a dónde íbamos a parar.
Yoongi salió de su habitación también tan cargado como yo, sus ojos estaban rojos e hincados y me imagino que los míos estaban aún peor. Bajamos las escaleras a paso lento, es obvio que íbamos a extrañar nuestra casa. Al pasar por la entrada hacia la sala ni siquiera nos volteamos a ver si estaban o no allí, sólo fuimos directo a la salida. Él abrió la puerta, y salimos, bastante cabizbajos la verdad.
Ni siquiera estaba viendo hacia el frente, alcé la mirada fue cuándo choqué con alguien.
— Jaesoo, ¿te vas de viaje?— Preguntó el chico frente a mí.
— Jimin.— Abrí los ojos como plato al verlo.
Momento inoportuno para aparecer, amor.