Narra Seokjin:
Frío, hace frío.
Empecé a abrir los ojos pero me era difícil porque agua caía directamente sobre ellos y me ardían. El agua era fría y yo parecía estar a la intemperie, lo cuál me hacía estremecer el cuerpo gracias a los escalofríos. Un fuerte dolor al costado de mi cabeza me hizo quejarme e intentar subir las manos para tomar mi cráneo pero fallé, dándome cuenta de que estaba atado fuertemente de los brazos.
Sacudí un poco la cabeza intentando apartar el cabello empapado de mi visión, aún veía borroso mientras mi vista se adaptaba a la claridad, efectivamente estaba afuera, ¿qué carajos sucede?
—Despertó el bello durmiente.— La burla es marcada en la voz que me habla.
Parpadeo repetidas veces para aclarar mi visión y cuándo logro recuperarla levanto la mirada para ver de quién proviene la voz. Intento no mostrar el pánico que siento. Killa.
Desvié la mirada hacia las puertas corredizas que dan a la cocina, podía ver a través de ellas a los demás, que seguían atados y estaban siendo vigilados por los otros dos. Debía ser inteligente, hacer tiempo, conozco bien a éstos tipos y al menos uno de ellos me conoce a mí, tendría que optar por utilizar eso, sé que nos matarían sin pensar mucho.
—Wao, te cortaste el cabello.— Intento bromear.
—Claro, quería un buen look para matarte.— Sonrió diabólicamente.
—Qué considerado, me alagas.— Reí con sorna.— Te luce el nuevo look, te ves más terrorífico, ¿la marca también fue para verte mejor?
Se pasó la mano por la cara, encima de la cicatriz que cruzaba sobre su ojo derecho.
—Pequeña marca de batalla.— Se encogió de hombros.
—Mungho está más musculoso, y Ahsam se ve más despiadado, el nivel del grupo ha crecido, los felicito.— Sonreí sin gracia.
Un golpe en mi estómago sacó todo el aire de mis pulmones haciendo que me vaya hacia adelante retorciéndome un poco.
—Déjate de estupideces.— Bramó el enano siniestro frente a mí.
—¿No crees que es innecesario que me tengas atado? Ya hay confianza.— Dije con dificultad mientras recuperaba el aliento.
—No te hagas el listillo, no confío en ti para nada.— Volvió a lanzarme agua helada.— Habla, ¿dónde está el dinero?
—¿Qué dinero?— Volví a temblar por el frío, mi ropa estaba empapada.
—¿Te vas a hacer el estúpido?— Sacó un cuchillo muy filoso.
—Ya va, ya va.— Intenté retroceder arrodillado en el piso.— Si no me explicas no te puedo dar información.
—Ay Seokjin, no seas imbécil, le robaste al jefe.— Me miró con hastío.— Se averiguó que una gran cantidad de dinero fue transferida a tu cuenta personal de banco imbécil, y tu supuesto padre nos dijo que tu hermanito, los hijos de Yoonsoo y tú fueron los responsables.— Se puso de cuclillas frente a mí, acercando el cuchillo a mi torso mientras yo intentaba no flaquear y mantener la mirada desafiante sobre la suya.— Y que por eso intentaron matarlo. Fue difícil encontrarlos, así que deja de jugar con mi paciencia y dime dónde está el dinero.
—Te mintió.— Dije lentamente.— No fuimos nosotros.
—Pero sabes dónde está el dinero.
Vacilé en decirle, pero no sabía si era conveniente, si le decía igual nos iban a matar y necesitaba dar tiempo a ver si Jeentae había escuchado el mensaje que le dejó Jungkook.