¡Mami que tú quieres! Aquí llegó tu actualización, ción ción ción, JAJAJAJA. Enjoy.
Narra Jaesoo:
¿Por qué ésta creciente necesidad de mantenerme entre los brazos de Jungkook? Seguridad, porque de una extraña forma que jamás pensé que iba a sentir, me proporcionaba seguridad resguardarme en el hueco de su cuello. Sus brazos me rodeaban con cariño, su respiración era pausada, la calma que me transmitía poco a poco fue haciendo que me calmara. Ni en un millón de años pensé que él me consolaría de ésta manera, pero tantas cosas están cambiando que dentro de tanta negatividad no me hace mal aceptar ésto como positivo.
El Jungkook que supuestamente yo odiaba, no se le acercaba ni un poco a éste chico. El que estaba en mi mente, solamente existía allí, en mi mente, rodeado de características que yo de prejuiciosa le había puesto. Lo creí siempre arrogante, estúpido, muy mimado y estaba tan equivocada. Aunque a veces si se mostró odioso, supongo que es normal cuándo todo el tiempo estás siendo atacado por alguien, de alguna manera debes defenderte. Siento la necesidad de disculparme con él, pero no sé, no me sale.
—Jaesoo.— Escuché mi nombre tras un carraspeo de mi hermano.
Inmediatamente me separé de Jungkook empujándolo un poco, luego de hacerlo fue que me di cuenta de que tal vez fui muy brusca, pero como él no dijo nada ni hizo mala cara, yo sólo vi a Yoongi. Aunque su abrazo me ayudó mucho, de alguna manera me empecé a sentir algo apenada por eso.
—Jungkook, te llama Seokjin.— Le dijo al chico parado a mi lado que también se lo había quedado viendo.
Jungkook me echó un vistazo antes de empezar a caminar hacia la casa, yo sólo lo miré de reojo y bajé la cabeza mientras Yoongi se acercaba a mí.
Enterré mi cabeza en el pecho de mi hermano y él alzó su brazo para rodearme, lo oí suspirar con pesadez, no hablamos por un momento, yo no sabía qué decir y supongo que él tampoco.
—¿Qué vamos a hacer?— Fue lo que se me ocurrió soltar.
—Umh, supongo que ir a la morgue.— Respondió en voz muy baja.
Baegi estaba muerta, en serio muerta. ¿Pensé que me enfrentaría a eso tan pronto? No, de verdad que no. Quisiera decir que no me duele ni un poco, que no siento el malestar en el pecho, pero es obvio que la noticia me ha impactado, era mi madre, imbécil y todo, pero era mi madre y al alzar mi mirada y enfrentar a Yoongi, veo en sus ojos rojos que le ha afectado tanto como a mí su muerte.
—No quiero.— Confesé soltando aire agresivamente por la nariz.
—Ni yo, pero tenemos qué si con eso aseguramos que no nos culparán.— Sacó el celular de su bolsillo.— ¿Puedes llamar a Yoonsoo?
Asentí, aunque tampoco quería llamarlo, sé que a mí se me haría menos difícil que a él. Saqué mi celular para marcar el número.
—¿Qué debo decirle?
—No sé, que necesitamos que por primera vez en su vida nos sea útil para algo.— Se encogió de hombros.
—Sobre lo que pasó.— Le dije con tono de obviedad.
—Pues no sé, que tu amigo la mató.
—No digas eso.— Lo golpeé en el hombro.— Fue un accidente Yoongi.
—¿Tú crees?— Me miró fijamente de forma severa, frunciendo el ceño.
—Sí, lo creo.— Zanjé mirándolo fijamente también.
Él hizo sus labios una línea y soltó aire por la nariz como un animal molesto.
—Es que...— Se cortó y apartó la vista de mí.— Olvidalo, fue un accidente y ya.