Narra Jungkook:
No pude evitar imitarla y dejar que las lágrimas corrieran por mis mejillas.
Se veía tan distinta, y con ese color en el cabello no era ni la sombra de lo que yo recordaba. Su piel estaba menos brillante y unas pequeñas patas de gallo en sus ojos denotaban el pasar de los años, de los diez años en los que no había visto a mi madre, ni siquiera en una foto, pero esa inconfundible mirada de ternura, jamás cambiaría.
Miré a Seokjin quién tenía en su rostro una sonrisa ladina. Condenado, no me dijo nada y me dejó creer que por mi culpa había pasado lo peor.
Mi madre se levantó de la silla y se abalanzó a mis brazos, dándome un abrazo que tanto necesitaba y el cual correspondí con toda la fuerza de mi ser.
Aún olía a cereza y estar en sus brazos era tan confortante como hace años. Joder, es mi mamá.
—Mi pequeño...— Susurró a mi oído con la voz entrecortada por el llanto.— Que guapo ha crecido.— Besó mi hombro y se separó un poco de mí para mirarme de cerca.
Ambos teníamos los rostros empapados de lágrimas, pero sonreímos con mucha alegría.
La estreché en mis brazos nuevamente, acariciando su cabellera carmesí. No podía creer que de verdad estaba aquí conmigo.
Tenía tantas preguntas que hacerle, tantas cosas que contarle. Volvía a sentirme como un niño en su presencia.
—Sientate Jungkook.— Habló animadamente el señor que estaba sentando en la mesa.— Sientense aquí.— Me cedió la silla que el ocupaba hace un momento al lado de mi madre.
Lo detallé con más interés, para darme cuenta que es nada más y nada menos que el señor Min, el papá de Yoongi y Jaesoo. ¿Qué mierda?
Mi mamá haló mi brazo y me hizo sentarme a su lado, también hizo que Seokjin acercara su silla, quedando entre ambos. Él posó su cabeza en el hombro de mi madre, y ella empezó a acariciar su hombro con ternura.
—¿Me pueden perdonar?— Habló quedamente.— Sé que los he dejado estar por años en el infierno...— Suspiró.— Pero no sabía de que otra manera protegerlos.— Sorbió su nariz, lloraba nuevamente.— Mantenerme alejada era la mejor forma de mantenerlos a salvo, aunque en realidad no lo estaban.— Apretó mi mano.— Perdonenme mis niños, no puedo arreglar lo sucedido todos esos años, sufrieron mucho, ¿verdad?— Su mirada se mantenía gacha.
Seokjin tomó su otra mano y la apretó.
—No te preocupes.— Dijo.— No tenemos nada que perdonarte mamá. También tuvimos que mantenernos alejados para protegerte. Todos sufrimos.— Suspiró pesadamente.— Pero ya estamos juntos.— Pasó sus brazos por su tórax y la abrazó.— Te extrañé tanto.— Escuché que le susurró, aunque lo haya hecho muy bajo.
Yo sólo me limité a apretar su mano, y sonreirle, demostrándole que estaba de acuerdo con lo dicho por mi hermano.
—Y yo los extrañé a ustedes, no saben cuanto. Aún me parece irreal que los tengo nuevamente en mis brazos.— Pasó sus brazos por nuestros hombros y nos abrazó fuerte.— Mis hombresotes, mis guapísimos y enormes hijos. Cuánto me perdí de sus vidas...
—Tenemos tiempo para que vivas muchas más cosas con nosotros mamá.— La abracé igual que Seokjin, pero ésta vez, ella se quejó.— Disculpa.— Dije soltándola.
—No te preocupes, no es nada. — Volvió a estrecharme.
Mi celular empezó a sonar, así que lo saqué de mi bolsillo. Mierda, era Deukook, mi corazón dio un vuelco. ¿Sabrá que estamos aquí? Debe estar más que enojado porque no he llegado, pero me vale mierda, sé que ya no va a matar a mi madre, ella está aquí con nosotros.
—¿Quién es?— Preguntó Seokjin al ver que miraba el celular sin contestar la llamada.
—Deukook.— Dije para luego colgar y devolver el celular a mi bolsillo.
—Deukook...— Repitió mi madre de forma queda.
Pude notar como se tensaba y sus ojos mostraban algo de temor.
—Ese maldito...— Susurró, tomando mi mano con más fuerza.
—¿Qué quiere ahora?— El tono agresivo de Jin se hizo presente.— Ahs, ¿qué más de? Ignoralo, total, ya sabemos que quién nos preocupaba que fuese dañada por él, está aquí, a salvo.— Se aferró a la otra mano de mi madre.— Y ya no nos vamos a separar de ella.— Le sonrió.
Yo estuve de acuerdo con él, pero por un momento no pude sacar de mi mente que aún la mamá de Jaesoo estaba en peligro, y por con secuencia ella y Yoongi. Quise apartar ese pensamiento, y no tomarle importancia a lo que les pudiese pasar, pero un sentimiento de culpa se apoderaba de mi pecho. A Seokjin si parecía no importarle un pepino, platicaba con mi mamá como si todo estuviese en extremo solucionado. Le contaba sobre la universidad y eso. Mi mamá lo escuchaba encantada, y el señor Min también le ponía atención. ¿Acaso no tenía el conocimiento de lo que pasa su familia? Y en primer lugar, ¿qué coño hace aquí?
Iba a preguntar, porque no sirvo para quedarme con la duda, pero el celular de Seokjin sonó interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. Pude ver en su pantalla que era Yoongi quién llamaba. Mi hermano dudó un momento, pero tras darme una mirada en la que me interrogaba sobre qué hacer, asentí para que respondiera.
—Aló.— No se molestó en levantarse de la mesa.— ¿Dinero? ¿Para qué?— Se quedó en silencio por un momento mientras escuchaba atentamente.— Entiendo...— Seokjin se quedó mirando al señor Min.— En un rato te llamo, recojan sus cosas, ya no se van a quedar allí.— Colgó dejándome tan confundido como me imagino que ha dejado a Yoongi.
— Hijo, ¿qué le pasó a tu rostro?— Mi madre me tomó de la barbilla y empezó a pasar su mano por mis heridas.
—El novio... exnovio de Jaesoo de imbécil me golpeó...— Estaba por contar la historia pero el señor Min me interrumpió.
—¿Jaesoo? ¿Jaesoo mi hija?— Preguntó el señor con un toque de asombro en su voz. Yo sólo asentí en respuesta.— Yo... yo... ¿cómo está ella? ¿Y Yoongi? ¿Han visto a Yoongi?— Más de lo que quisiera, pensé.
—De ellos quería hablarle Yoonsoo.— Seokjin habló serio.— No sé que clase de relación padre-hijos tiene usted con ellos, pero están tan hundidos en el barro como nosotros. Por si no lo sabía, Baegi se casó con Deukook.— El señor Min frunció el ceño a más no poder.— Y ya que Yoongi y Jaesoo no estuvieron de acuerdo ella los echó de su casa. Se han estado quedando en un motel, pero su hijo me acaba de llamar para pedirme dinero prestado, puesto que ya casi acabaron con el que tenían ahorrado.— Yoonsoo suspiró pesadamente, preocupado, ¿tal vez?— Me sorprende que usted no sepa nada de ésto. ¿Ellos no saben que usted está aquí?— El señor negó con la cabeza lentamente y con la mirada gacha.
Bueno, ahora que lo pienso, Yoongi y Jaesoo no acudieron a él cuándo los echaron, me imagino que desde que él los dejó su comunicación era casi nula. Recuerdo haber visto a Jaesoo y a él juntos en las navidades del año pasado, pero la cara de ella no denotaba mucha felicidad que digamos.
El señor Min se quedó pensando, y mi madre tomó su mano, supongo que para brindarle algo de apoyo, porque le dio una media sonrisa que él correspondió con cariño. Claro Jungkook, ¿por qué eres tan lento? Él está aquí porque están juntos. Mis neuronas por fin hicieron click después de tanto suponer cosas estúpidas.
Ok, entonces éste cuadro amoroso entre los cuatro... se conocen desde antes de que nacieramos, mi mamá y Baegi amigas... ¿qué mierda pasó? O sea, Deukook es un maldito, todo el maltrato que le dio mi madre, pero, ¿ella tenía que irse con Yoonsoo? ¿O qué fue lo que pasó? Miles de preguntas aparecían en mi cabeza, y no pensaba quedarme con esas dudas, en algún momento los atacaría en busca de explicaciones.
—Buscalos.— Dijo al fin Yoonsoo.
Seokjin asintió y tomó su celular para llamar mientras caminaba hacia la salida del lugar. Yo me quedé con los tórtolos que se susurraban cosas que no lograba oír por el montón de preguntas que tenía en mi cabeza. Me quedé en blanco cuándo los vi darse un pico. Joder.
—¿Están juntos?— Pregunté de golpe estúpidamente, horrizado.
Mamá sonrió y el señor Min también. Mierda.