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Narra Jungkook:

Decidimos cremar a Deukook, era lo mejor, lo más rápido y menos engorroso. No quisimos hacerle un funeral, ni avisar a nadie. ¿Cruel? ¿Injusto? ¿Irrespetuoso? Bah, no nos importa.

Está muerto, Seokjin y yo vivos y con mucha mierda que resolver gracias a nuestro difunto padre.

Hubo un momento en que Seokjin sugirió lanzar las cenizas al retrete, le dije que no, pero luego lo pensé y también quise hacerlo, pero mejor no.

Ahora estaba sentado frente a la chimenea de la casa de Yoonsoo y mi madre, viendo las pequeñas urnas con las cenizas de Baegi y Deukook que reposaban sobre la pequeña repisa de ésta. Jaesoo estaba sentada a mi lado y Yoongi al lado de ella. Seokjin estaba en el patio. Permanecíamos en silencio, creo que aún asimilando todo.

Soltábamos algunos suspiros sonoros de vez en cuándo, no nos mirábamos y se sentía la incomodidad en el ambiente.

—¿Tienen hambre chicos?— Mi madre entró a la sala con un plato que tenía varios emparedados apilados.— Son de jamón y queso, ya son las doce de la noche y ustedes no han comido nada.

Los tres parecíamos estar en un trance, así que reaccionamos algo lento a la presencia de mi mamá. Todos tomamos un pan, y agradecimos. Seokjin apareció también con un emparedado a medio comer y se sentó en uno de los sillones individuales.

—Ay ya, quiten esas caras.— Se quejó.— Pareciera que estuviesen en un funeral.— Frunció su ceño con molestia.

—¿Eres imbécil?— Jaesoo lo miró con mala cara.

—Un poco.— Mi hermano se encogió de hombros y siguió comiendo.

Jinwoo volvió con unos vasos de jugo y luego de repartirlos se sentó en el otro sofá del juego de muebles.

—¿Están bien?— Preguntó mirándonos con detenimiento. Nos limitamos a asentir.— Sé que es algo duro, perder a un padre, pero todo estará bien, Yoonsoo y yo los apoyaremos lo más que podamos...

—Claro, como todos éstos años atrás.— Soltó Seokjin con tono ácido y acusatorio.

Mi mamá lo miró sorprendida, al igual que yo, pero él me dirigió una mirada en la que pude ver que esas palabras salieron más por dolor que por rencor, y lo entendía, yo también me sentía así.

—Yo-o...— Jinwoo balbuceó.

—No es necesario que te excuses madre.— Una sonrisa con nada de gracia se marcó en el rostro de mi hermano.— Entendemos. Querías vivir tu vida y toda la cosa. Está bien.— Se encogió de hombros y luego tomó el resto del líquido en su vaso.

—Las cosas no son así Seokjin.— Trató de defenderse.— Necesitaba salir de peligro para luego ayudar...

—Mamá.— Seokjin la interrumpió algo exasperado.— Basta de mentiras. No importa. Estuvimos bien y lo seguiremos estando. Luego de que resolvamos ésto, podrás seguir con tu vida y nosotros con la nuestra.— Puso el vaso en la mesa del centro y se levantó del sofá.

Se fue sin decir nada más, dejando a mi madre con las palabras en la boca. Jinwoo me miró fijamente mientras yo también me ponía de pie para seguir a mi hermano. Tampoco quería escuchar lo que quería decir.

Busqué a Seokjin hasta que lo encontré en el patio, sentado en el pasto, llegué a su lado y también me senté en el piso.

—Nunca he fumado, pero ahora como que me provoca.— Dijo con tono sereno.

—¿Por qué te provoca si no lo has probado?— Reí bajo.

—No lo sé, en las películas parece que rejala a la gente cuándo están pasando por la mierda.— Apoyó sus manos hacia atrás y concentró su mirada en el estrellado cielo.

Natural. » Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora