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• Narra Agoney •

He estado toda la mañana trabajando en la cafetería, y he quedado con Miriam dentro de una hora, así que voy a intentar irme antes.

Ayer pasé todo el día con Raoul y no pude quedar con Miriam, que fue la que me llamó, así que hemos quedado hoy para ir a comer juntos y hablar un poco más.

Raoul y yo, después de que intentara  irse y yo le convenciera para acabar la peli,  pedimos una pizza ( siempre funciona darle comida para que no se marche) y la comimos mientras nos veíamos por segunda vez la tercera parte de Hotel Transilvania

Y fue buena idea que ya la hubiéramos visto, porque no le prestamos mucha atención, entre piques tontos y risas, acabamos restregándonos la pizza por la ropa y haciendo el imbécil. Se podría decir que la frase "no se juega con la comida" no la cumplimos a la perfección, pero por lo menos vi al rubio más animado cuando abandonó mi casa.

Por mi se podría haber quedado más tiempo, no me gusta tener la casa sola, pero entiendo que tenga que ir con su hijo. Yo me conformé con limpiar el piso, exactamente el sofá, que estaba lleno de tomate y queso.

Mi mente no ha dejado de pensar en el rubio toda la mañana, ahora, mientras limpio la barra, no puedo quitarlo de mi cabeza. Cada vez que algo me recuerda a él, pienso en el beso. Sé que es imposible que lleguemos a liarnos. Tiene un hijo y acaba de separarse. Y yo... Bueno, he aceptado una cita con Ricky mañana por la noche. No sé si es estúpido o de buena persona darle otra oportunidad. Se lo hubiera contado a Raoul, para que me ayudara a decidir, pero creo que no me atrevo, es algo raro, no creo que sea la persona idónea para hablar de estas cosas.

Amaia entra por la puerta, así que voy dentro a cambiarme e irme rápido. 

Miriam y yo hemos quedado en un restaurante del centro, así que he traído el coche para ir más rápido.

- Amaia tengo que irme antes, ¿puedes tú sola?

- Claro, ¿tienes una cita? ¿Has quedado con el rubio y el chiquitito?- No sabría decir a qué rubio se refiere porque los dos lo son y ambos son chiquititos.

- He quedado con una amiga, tranquila, y después volveré para hacer las horas que me quedan, lo prometo.

- No te preocupes, si nadie se entera, no pasa nada.

Le sonrío y salgo de allí en dirección al coche. Pongo la radio, e intento relajarme. Conducir siempre me relaja,y más si puedo cantar las canciones que van saliendo.

Al final llego puntual al restaurante, pero Miriam ya está allí.

- ¡Hola! ¿Que tal ayer? ¿Tu amigo está mejor?

Le conté a Miriam que estaba animando a un amigo que lo estaba pasando mal. Tampoco quería mentirle, y a pesar de haber estado hablando solo un día, sé que se puede confiar en ella. Pero tampoco le conté todo, es la vida privada de Raoul y no tengo derecho a contar nada.

- Está bien. - Entramos al restaurante y nos sentamos en una de las mesas del fondo, al lado de un ventanal que da a la calle. El sitio es muy bonito, de tonos granates y negros, es pequeño pero muy acogedor, y enseguida vienen a atendernos.

Una vez servidos, empezamos a hablar.

- ¿Que tal la entrevista del otro día?

- Oh, muy bien, saldrá en televisión dentro de poco, a ver si me doy a conocer un poco más. Lo malo es que siempre me preguntan por lo mismo.

- Supongo, algo de tu vida personal ¿no?- Miriam baja el tono, y acerca su cara haciendo un gesto con su mano para que yo también lo haga.

- Es que me preguntan por mi novio, y hace poco lo hemos dejado.- Parece triste, y en el fondo se cómo se siente.- Parece que lo único que les interese sea el cotilleo, con quién me acuesto, con quién salgo...

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora