22.

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Capítulo dedicado al single de Agoney, para el que quedan unas pocas horas😆😆

||QUIZÁS||

· Narra Raoul ·

Cuando vuelvo a abrir los ojos ya no noto la cabeza tan pesada.

Y estoy solo en el sofá. Envuelto en la manta de Mickey, que huele a una mezcla de Agoney y Pablo.

Me levanto despacio, tocándome la garganta, y notando los bultos de las anginas.

Es que... Solo a mi puede pasarme esto.

Voy hacia la cocina que es donde oigo voces, y me encuentro a Agoney y a Pablo cocinando.

El canario ha puesto un taburete frente a la encimera, y Pablo tiene el paquete de espaguetis en su mano.

- ¡Hola!- Agoney me saluda con su característico tono agudo y amigable.

Me recuerda a un dibujo animado...

- ¡Papá! Estamos haciendo espaguetis.- Me sonríe ilusionado y yo me río.

Me suenan las tripas y recuerdo que ayer no comí casi nada.

- ¿Que tal estás?- Sonrío a Ago mientras me acerco y me siento en otro taburete.

- Mejor.- Se acerca a mi, dejando cocer los espaguetis, y me toca la frente.

- Creo que ya no tienes ni fiebre. Aún así, vamos a ir al médico.- Asiento sonriente. - Y... ¿Te duchaste después de la playa?

Mi cara se vuelve roja y niego con la cabeza avergonzado.

- Es que...

- No, no te preocupes, lo digo porque tienes el pelo fatal.- me toca el pelo con una mueca de asco. Me río, aunque me duela la garganta. - Anda tira para la ducha.

- Tengo hambre.- Digo susurrando, aunque parece haberme oído.

- Te da tiempo, no hay comida si no estás limpio.- Levanta el utensilio con el que le daba vueltas a los espaguetis y me amenaza poniéndomelo a centímetros de mi cara.- Además, te sentirás mejor después, así que relajas.

Haciéndole caso, me dirijo al baño, pasando antes por lo habitación y cogiendo un chándal cualquiera.

La ducha consigue relajarme, y estoy un rato dejando que el agua caiga por mi cuerpo.

Al salir, ni siquiera me molesto en secarme el pelo con la toalla, pues hace mucha calor, así que me pongo la ropa y salgo a la cocina otra vez.

- No... mira, los coges así, para no cortarte, y...- Agoney esta ayudando a Pablo a poner la mesa, y creo que le esta enseñando a coger los cuchillos. Sonrío, y les miro intentando no interrumpirles.- Muy bien, y ahora los llevas a la mesa.

Agoney se queda mirándole y después se gira, sorprendido al verme.

- Ya terminé, ¿podemos comer?

- Claro, ya pensé que no salías. Solo me falta el tomate, que no se donde esta... tampoco quería rebuscar porque no es mi casa, y ya me ha costado abrir un armario para encontrar los espaguetis, que menos mal que Pablo lo sabía porque...

- Eh, Agoney, no me importa que rebusques en mi cocina, no cuando me estas ayudando tanto.- Le dedico una sonrisa, para que no se preocupe, y él me la devuelve.- Y sobre lo del tomate... no se si hay, porque cuando Álvaro no esta, casi nunca salgo a hacer la compra.

Suelto una carcajada y Agoney me ayuda a buscar por los armarios de arriba, mientras yo miro en los de abajo.

- Parece que ya estas mejor, por lo menos puedes hablar sin susurrar.- La verdad es que sí, y aunque aún noto las anginas, ya no me duele tanto. Puede que así no necesite...- Sé lo que estas pensando, y vamos a ir al médico igual, ya te lo he dicho.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora