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· Narra Raoul ·

Álvaro está metiendo las últimas cosas en la maleta y Pablo no hace más que sacarlas.

- ¡Oye! Señorito, que me tengo que ir.- Le revuelve el pelo y vuelve a meter las ropa que ha sacado Pablito.

- No te vayas...- el niño se acerca a su pierna y mi hermano tiene que caminar con él subido a ella.

- Pero vamos a ver, que es una semana, tengo que jugar, a ver si me ves por la tele, y me animas. ¿Vale?

Cojo a Pablo, quién asiente mientras hace un puchero. Siempre igual cuando se va Álvaro. Cuando se fue Sam, ni le importó, un besito y un te echaré de menos, ya está. Pero Álvaro es Álvaro y es el que más tiempo pasa con él, y conmigo.

- ¿Nos vas a llamar?- Álvaro deja de hacer la maleta para girarse y mirarme a mi, que he sido quién ha hablado ahora.

- No me digas que tú también me vas a echar de menos, eh, enano.- se acerca a nosotros y nos abraza. En estos momentos lo necesito aquí conmigo. No que se vaya a Bilbao a jugar.- Os llamaré, haremos videollamada, te preguntaré por Agoney, te pondrás rojo y sera igual que cuando estoy aquí, que tampoco me haces mucho caso, así que no me seas dramático ahora.

Le sonrío y Pablo se sube encima suyo. Desde que volví de casa de Agoney con una sonrisa boba, está picándome todo el día. Me dice que hacemos buena pareja y que tendría que liarme con él.
Lo está flipando mucho.

Demasiado.

Nunca vamos a estar juntos, de momento no contemplo nada más que una amistad.

Menos mal que no le conté lo del beso, si no...no creo que sobreviva a su interrogatorio.

- Bueno, me voy, a ver si hacéis algo y no os quedáis en casa.

- Lo voy a llevar a la playa esta tarde, así que todo bien.

- Poneos crema solar, que estáis muy blanquitos, y tener cuidado con las olas que sois muy chiquitines...- Le doy un manotazo y el se parte de la risa, para después abrazarme.- perdona tete, pero es verdad.

******

Horas después, me encuentro preparando la bolsa para la playa. Haciendo caso a mi hermano, meto la crema solar, después dos toallas, los bocadillos para comerlos allí, y una botella de agua. Pablo se pone a la espalda su mochila de la patrulla canina con el cubo, la pala y más juguetes y se va directo a la puerta.

El drama empieza cuando intento arrancar el coche y no funciona. Maldigo un par de veces, escuchando como Pablo me exige que ponga el Cantajuegos de los cojones y da golpes a la ventana.

- ¡Pablo, para!- Está al borde de un posible berrinche, y yo al borde de un ataque de ansiedad.

Salgo del coche y respiro hondo. No sé qué coño le pasa, pero no arranca, así que a la playa no podemos ir.

Bajó a Pablo del coche a la fuerza, ganándome arañazos y manotazos de su parte. Al final me enfado de verdad.

- ¡Pablo! Ya vale. No vamos a ir, no te pongas así porque no sales de casa en lo que queda de verano.

Se tira al suelo y empieza a patalear. Me pienso seriamente lo de darle una cachetada en el culo, pero me arrepiento al instante solo de haberlo pensado. 

Llamo al taller, pero me dan largas para llevarlo el lunes, ya que estamos a sábado, así que me callo un montón de insultos y cuelgo al señorvagodemierdaquetrabajaeneltallerynoquiereatenderme.

Cuando veo que Pablo se ha tranquilizado un poco intento proponerle otra cosa.

- ¿Y si vamos al parque a jugar con la pelota? ¿O vemos una peli?

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora