25.

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· Narra Agoney ·

Me despierto en el frío suelo del baño, y me levanto con un fuerte dolor en la espalda.

Ha sido mala idea dormirse aquí.

Abro la puerta y voy a la habitación, a ver si sigue Ricky. Pero la cama está hecha y él no está.

Me cambio de ropa para ir al trabajo, al cual voy a llegar tarde porque quedan solo cinco minutos.

Me doy bastante prisa, aún así, cuando llego, Amaia ya está atacadísma sirviendo cafés  y Alfred sirve cervezas con una rapidez que me impresiona.

- Lo siento, lo siento, lo siento.

No me ha dado tiempo ni a procesar la mañana, ni a procesar la noche anterior. Por dios no me he lavado ni los dientes.

Que asco me estoy dando.

- Tranquilo Agoney, Alfred está en la barra, puedes ponerte el uniforme y ayudarle, yo sigo sirviendo.

Me sonríe y sigue con su trabajo. Es que adoro a esta chica de verdad.

Me meto en la pequeña sala después de saludar con la mano a un ocupado Alfred, y me siento en el sofá para recuperar la respiración.

Me tiemblan las manos cuando me quitó los pantalones y la camisa para ponerme el uniforme. Y  casi tiro el móvil al suelo cuando veo quién me está llamando.

Tengo que tranquilizarme. Respiro hondo un par de veces y acabo de vestirme.

Decido ignorar la llamada, pero poco después Ricky me envía un mensaje.

Ricky: ayer me tuve que ir

Ricky: me gustaría hablar contigo sobre lo que pasó

Ricky: fue mi culpa?

Apago el móvil para no tener que leer más y salgo para poder distraerme trabajando.

Pero no puedo concentrarme en nada, porque siento que mi cabeza está hecha un lío, y no se ni lo que quiero.

No sé porque ayer hice eso con Ricky, no sé si quería hacerlo o no. Y eso me tiene preocupado, preocupado y asustado a la vez.

Y por otro lado... Raoul.

No puedo sacarlo de mi cabeza y solo hace tres días que no le veo.

Necesito... No lo sé... Respirar.

- ¡Agoney!

Amaia viene corriendo a ayudarme a recoger la bandeja que se me ha caído al suelo, y Alfred corre a por una escoba y un recogedor para los cristales rotos.

- Eh, Agoney, ¿estás bien?- asiento un poco perdido. En realidad no estoy bien, no... Estoy un poco mareado.- Va, ven conmigo. Te voy a hacer una infusión para que te relajes ¿vale?

Vuelvo a asentir, empiezo a notar los oídos taponados y la respiración entrecortada, así que me obligó a relajarme y contar hasta diez.

Amaia me sienta en el sofá y me da la mano mientras con la otra me abanica la cara.

- ¿Que ha pasado? Hoy estás muy raro, sabes que puedes contármelo Agoney.- Me mira preocupado y yo bajo la cabeza. Me esta dando mucha vergüenza el numerito que estoy montando.- Ay  que si no quieres no, lo siento, no quiero agobiarte.

Intento sonreír, ya más relajado, y apoyo la cabeza en el sofá.

- Es que... Ayer estuve con alguien y... No sé qué me pasa... Pero hicimos algo... Y ahora no sé qué hacer y eso me agobia...

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora