70.

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- Mayo -

· Narra Raoul ·

Hacia mucho que no tenía un día entero de fiesta, así que haberme cogido un mes entero es raro. Por suerte, Agoney me lo pone fácil y no deja que me coma la cabeza. 

Vacío la mochila de Pablo, en la que hay un par de pañuelos usados, un dibujo hecho con la mitad de un papel arrugado y el táper del almuerzo. Me sorprendo cuando veo que hay algo dentro, porque normalmente se come todo lo que le pongo. 

Estoy por llamarle y preguntarle, pero entonces lo abro y me encuentro los cachos de manzana llenos de tierra. 

- Pablo... ¿Se te ha caído la fruta en el cole? - Le llamo, alzando la voz, y tarda unos segundos en asomarse por la puerta. - Enano, está lleno de tierra.

Sus ojos se cristalizan y asiente avergonzado.

Ay mierda. ¿Por qué llora? Cómo haya sido otro niño juro que...

- Yo... lo siento... Me empujaron y... me se calló.

Me acerco rápido, agachándose cuando veo que se le escapa una lágrima.

Hacer llorar a Pablo siempre me pone triste, yo no quería.

- Ey, no pasa nada enano.- Le seco la mejilla y le doy un beso en ella. - Se tira y ya está, no hace falta que la guardes, ya no se puede comer.

- Vale... - Sigue apenado, pero por suerte Agoney se asoma a la cocina. Mi salvador. Mi hombre. Vale exagero pero es que es un Dios.

- Oye amiguito, ¿qué tal en tu nueva clase? - Buena idea eso de cambiar de tema. Si es que tengo el novio más listo. - ¿Se portan mejor contigo?

Al final el director decidió cambiarle de clase, y así no estaría tanto con Nico. Me jodió que hicieran irse a mi hijo, pero prefiero que esté con Aitana y Nerea. Y él también estuvo de acuerdo así que todo bien.

- ¡Sí! Tengo nueva amiga, y se llama Erika. Y cantamos canciones en el patio.

- ¿Si? qué divertido. - Le revuelve el pelo.

- ¿Y con Aitana y Nerea que tal?

- Bien. La Aitana se ha traído unas pelotitas chiquititas y hemos jugado. Erika casi se quería comer una pero no le dejamos y al final teníamos razón porque la profe dijo que eso era malo.

Sonrío. Al menos se que mi hijo es un buen ejemplo y no come canicas. Creo que esa tal Erika es la niña con la que salía esta tarde del cole, me acuerdo porque Agoney le preguntó su nombre y le dijo que sus trenzas eran muy bonitas.

Es que Agoney tiene un don con los niños no lo entiendo, todos le aman.

A lo mejor yo soy un niño también.

- Eso está muy bien. - Miro a Agoney, y de pronto Pablo ya se ha ido a su cuarto a jugar.

Pues nada, adiós hijo, me encantan nuestras largas charlas. Siento que crece muy rápido, que pare.

- Tengo algo que enseñarte. - Agoney alza las cejas, emocionado. Yo le miro sonriente, y me acerco más a él, dejando el táper olvidado. - Algo que no puede ver Pablo.

- Vale... - Bajo la vista inevitablemente, pero él se tapa rápido soltando una carcajada.

- ¡Raoul! - Subo la mirada y está rojo. Bueno tal vez sea un pervertido pero me lo ha dejado a huevo. ¿No? - Es una cosa que será para Pablito, pero quiero que le eches un vistazo y... Bueno escribas algo. ¿Esta noche vale? Después del cuento o la canción o lo que le apetezca al chiquitín.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora