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Narra Agoney

Tres días han pasado desde que tuve la pesadilla.

Me dio vergüenza haberme puesto así delante de Raoul, y haber tenido que contárselo.

Me odié por unos instantes cuando vi su cara angustiada y como le temblaba el labio. Me culpé por hacerle pasar por lo que yo estaba pasando y a la vez no poder hacer nada para impedirlo. Me sentía un inútil que solo decía tonterías y le estaba preocupando para nada.

Pero luego Raoul me sorprendió cuando supo que decirme y no me juzgó, tan solo estuvo ahí, y también cuando me tendió sus brazos para cobijarme y no hizo más preguntas, y cuando dejó que me tranquilizará y no cuestionó más mis decisiones.

Ahí supe que no quería perderle y que haria cualquier cosa para no alejarme o alejarle. Espero poder cumplirlo.

Supongo que mi madre tenía razón, a veces tendrás que fallar, caer, tomar malas decisiones, pero cuando lo hagas, asegúrate de haberlo decidido tu. Si tomo alguna decisión, quiero ser yo quien cargue con las consecuencias, por eso espero que sí esto no funciona, él que sufra sea solo yo.

A parte de eso, sigo sin saber que hacer con Ricky. No hemos vuelto a hablar, pero tenemos una conversación pendiente que espero no llegar a tener. La verdad es que si no volviera a verle seria más fácil.

Aunque luego me siento culpable al pensar así, y deseo volver a llevarme bien con él.

- ¡Agoney! - Aparto la vista de la máquina de café que estaba limpiando, y me giro hacía la entrada, encontrándome con una alegre Miriam.- ¿Puedes tomarte un descanso?

Me muerdo el labio dudoso y echo un vistazo a Alfred, quien mira distraidamente uno de los periódicos de la barra. Seguro que no le importa que me siente un rato, total, ahora no hay nadie.

- Carlos tiene una nueva novia.- Suspira e intenta una sonrisa que no le llega a los ojos.-Pero creo que es lo mejor sabes, conmigo es muy complicado.

Le cojo la mano por encima de la mesa y se la acaricio. Me sabe fatal que ese imbécil no se haya dado cuenta de lo maravillosa que es esta chica, y no intente luchar por ella.

- Ay Miriam, lo siento. Solo piensa que así le dirás la verdad a los periodistas, no tendrás que protegerle, porque ya no sois nada, y podrás ligar en las discotecas...

Le miro alzando las cejas provocador, lo que le hace soltar una carcajada.

- Hablando de eso... el sábado tuve un lío con alguien...

- ¡¿Que?!- Me tapo la boca con las manos al darme cuenta de mi elevado tono de voz, y Miriam se pone roja mientras baja la cabeza avergonzada.- Pero muchacha, que rápida vas. Te envidio.

- Lo que pasa es que... bueno no quiero que me pase lo mismo, ya sabes, la prensa. Es un chico tímido, no le gusta mucho subir nada a redes sociales... no sé, es reservado.

Suena mucho a lo que yo solía ser. Y ahora mira, no me despego del móvil y siempre estoy contando mis historias por twitter.

- Pues habrá que esperar. No sabes como va a salir, tomatelo con calma, intenta que no os vean mucho por la calle... Sé que es un poco mierda, pero es uno de los contras de ser famoso.

- Lo sé... pero bueno, a mi me encanta, y a Pablo le gusta un montón mi personaje en la serie, se ve que...

¿Pablo? No podía ser otro nombre. ¿De verdad?

Ahora siempre que me hable de él, tendre a un chiquitín rubio en mi cabeza. E inevitablemente a otro rubio...

- No me estas escuchando.- Sacudo la cabeza y miro a Miriam arrepentido.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora