• Narra Agoney •
Cuando acabamos de merendar, vamos hacia la parte infantil, donde Pablo ha insistido en ir. Raoul y yo ya nos hemos montado en las dos montañas rusas más heavys de aquí, y Álvaro ha disfrutado de su granizado como un niño pequeño, así que ahora le toca al chiquitín.
Hace mucho calor, y a pesar de nuestra vestimenta basada en bañador y camiseta de tirantes, sudamos bastante.
Un gran cartel se alza frente a nosotros, y las palabras "Sésamo aventuras" se ven grandes y coloridas. Al igual que todas las atracciones, papeleras y tiendas que hay dentro de ese espacio. Parece la puerta mágica de Doraemon, porque nos ha llevado a un sitio paralelo lleno de pequeños niños corriendo de un lado a otro con sus padres.
Pablo mira todo con los ojos abiertos y una sonrisa en sus labios.
- Quiero allí arriba. - Miramos arriba y vemos un pequeño vagón que va dando la vuelta a este mini parque, Raoul levanta las cejas y se ofrece a ir con él.
- Después del Shambala eso es como subir en ascensor.
- ¡Él!, que no le tiene miedo a nada.- Me burlo mientras le saco la lengua y me voy con Álvaro a sentarme a un banco para verles.
- En realidad si que tiene miedo a una cosa...
Le miro esperando que me lo diga, pero se queda callado, concentrado en el móvil.
- ¡Álvaro!- Apaga el móvil y me mira divertido.
- Está bien... Te lo diré. De pequeño le daban miedo los personajes estos que van disfrazados. Creo que ya lo ha superado, pero aún a día de hoy no le verás sacarse ninguna foto con ellos.
Me río al recordar está mañana como he tenido que ir yo a sacarme una foto con el pájaro loco y me apunto mentalmente conseguir que se saque una foto con algún personaje, por lo menos con Mickey, que siempre es muy majo.
El recorrido ha acabado, y Pablo nos ha contado como se ha sentido, que he de decir que es igual de dramático que su tío, e igual de lindo que su padre. Lo cuenta todo con emoción, diciendo que a veces ha tenido miedo pero que ha levantado los brazos la mayor parte del tiempo.
Yo no puedo hacer más que alegrarme y chocarle los cinco.
Álvaro se lleva esta vez a Pablo a una especie de caída libre, donde tiene que tirar de una cuerda para que el niño suba. Supongo que para él no será un esfuerzo, ahora, si me tocara hacerlo a mí y Pablito se quedaría abajo.
Raoul y yo nos sentamos, está vez en el suelo porque no hay sitio, y nos ponemos de lado porque no podemos evitar mirarnos todo el tiempo.
- ¿Has pasado mucho miedo ahí arriba?- Le digo burlón, mientras le cojo una mano y juego con una de sus pulseras.
- Uf... No sabes cuánto.- Raoul ríe y se acerca más a mi.- ¿Seguro que te lo estás pasando bien? ¿No te estamos dejando de lado ni nada, no?
Niego con la cabeza extrañado. ¿De dónde saca esas cosas?
- Raoul, está siendo un día fantástico, no te preocupes, disfruta, como yo.
Asiente mientras apoya su cabeza en mi hombro, y posa su brazo en mi estómago para que pueda jugar con su mano más cómodamente.
El sol no nos da de cara, y la sombra hace que no estemos sofocados, lo que me permite estar a su lado sin sudar.
Asi que estamos más bien pegados, tirados en el suelo, y hablando de chorradas.
ESTÁS LEYENDO
PABLITO • Ragoney •
RomanceLa vida de Raoul cambia cuando decide dejar Montgat e intentar arreglar su matrimonio con Cristina y que su hijo Pablo no sufra una separación. Pero claro, no contaba con conocer a un canario llamado Agoney, al que Pablito coge cariño enseguida y le...