27.

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Narra Agoney 

En cuanto Miriam se va de casa, entro en un bucle.

No puedo dejar de echarme la culpa por lo que le estaba haciendo a Ricky y, a la vez, odiarle por volver a mi vida.

En realidad no le odio porque no me siento con el derecho de hacerlo.

Me encuentro en un momento donde dar cualquier paso me aterra, y más aún pensar en las consecuencias.

Cuando me doy cuenta de que empiezo a sentir ansiedad corro hacía el baño.

No me gusta nada estar volviendo a esta situación. Cuando mi madre murió, me pase un par de meses teniendo ataques de ansiedad a menudo, y siempre acababan afectando a los de mi alrededor.

Ricky tuvo que aguantarme, y siempre estaré en deuda con él por eso.

Me desnudo rápido y me meto en la ducha, abriendo el grifo, sin controlar la temperatura, y dejando que moje mi cabeza para ver si me aclaro las ideas.

Pero es inútil, y cada vez noto más angustia.

Tengo que parar el agua cuando noto que me ahogo, y me dejo caer por la pared húmeda hasta el suelo, donde me concentro en respirar.

Vuelvo a contar hasta diez, como ayer por la noche, y cierro los ojos intentando dejar mi mente en blanco.

Pero mi mente tiene otros planes.

Empiezo a pensar que nunca voy a poder estar solo. Quiero decir, estar solo y estar bien.

Y creo que no voy a ser capaz de hacer lo que me dijo Amaia, no voy a poder estar bien conmigo mismo. Y creo que nunca lo he estado.

No sé cuándo he empezado a llorar, pues me he dado cuenta cuando las lágrimas han tocado mis labios y he notado el sabor salado de estas.

Aún mojado, salgo fuera y cojo el móvil. Me envuelvo en una toalla y me siento en la taza del vater mientras busco el contacto de mi hermana.

Tarda un poco en contestar, pero finalmente lo hace.

- ¿Si?

- Glen...Glenda...-mi voz suena entrecortada y se me escapa un pequeño sollozo.

- Agoney. ¿Que pasa? Estoy trabajando, ¿estás bien?

- No...

- Espera...- Se oyen ruidos, y después otra vez silencio.- ¿Que pasó cariño?

Vuelvo a llorar más fuerte, y no me salen las palabras

- Yo...yo... Es que...

- Agoney... ¿Es por mamá?

- No...- eso no hace más que aumentar las ganas de llorar, y que él nudo en mi pecho crezca.

- ¿Entonces? No puedo ayudarte si no me dices Agoney. Va, respira por favor...

Inspiro y expiro un par de veces, tomándome un tiempo para aclararme la garganta.

- Es que... No quiero estar solo...- Intento secarme las lágrimas, pero rápidamente són reemplazadas por más y desisto.

- Eh... Cariño, ahora no puedo, pero podemos planear algo y me cojo unos días...

- No Glenda... No puedo estar solo... Nunca... Yo no puedo...

- ¿Que dices? Que si estás bien solo... Estuviste solo todo este tiempo...

- No... Te mentí. No me gusta estar solo, y... Me da miedo.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora