EXTRA: Cachondos

1.2K 83 40
                                    

• Narra Raoul •

(contexto)

- Si no haces ruido, cuando lleguemos a casa jugamos un poco.

Y vale, da igual tener hijos porque yo tengo que disfrutar de Agoney donde sea, como sea, y siempre. Y más si me susurra súper sensual, con deseo, rozándome sus labios...

- Vamos a darnos prisa entonces.  

.
.
.

Le meto prisa a Agoney para que deje a Pablito en la cama, le doy un beso rápido y me aseguro de que cierro bien la puerta.

También miro que la de mi hermano esté cerrada, y él dormido.

- A ver Raoul, que estoy cachondo sabes.

- No te jode, y yo, pero si se me escapa algo no me quiero morir de vergüenza.

Agoney suelta una risita, y de camino a la habitación se quita la camiseta.

Será puto cabrón.

Me doy prisa en apagar la luz del pasillo y entrar a la habitación, cerrando después. Doy un fuerte suspiro, y me giro.

Joder. Joder. Joder.

Qué rápido es cuando quiere. Ya se ha descalzado, y su mano está sobandose el pantalón.

Yo quiero ser su mano.

- Me quedé con hambre... - Y se relame. El cabrón se relame. Y encima me ha dicho que iba a jugar.

Y está jugando conmigo. Y dios me encanta. Me encanta y me pone.

- Estoy durísimo Ago me cago en mi vida.

Corro hacia él, quitándome las zapatillas y los pantalones con torpeza.

Estoy muy nervioso buah.

Agoney solo se ríe, se ríe pero se aprieta la polla. Uf.

- Va rubito, vente que te ayudo.

Voy, me tiro encima en realidad. Le beso como loco, y su lengua juguetea con la mia como nunca. Necesitado, intenso, pasional. Agoney en estado puro.

Empiezo a restregarme, y gime en mi boca. Me separa un poco y consigue tirarme a la cama, sacarme la camiseta y lamer mi pecho. Encima mío es una bestia. Y está más guapo que nunca.

- ¿Jugamos no? - Sonrisa pilla, y sus dientes en mi pezón. Doy un gritito. Mierda. - Shh...

Me araña suave, bajando hasta mis calzoncillos.

- Buf... Ago...- Jadeo, le cojo del pelo y tiro un poco.

Levanta la vista, los ojos oscuros y la piel brillante en blanco y negro. Dios, es que es perfecto. Y me la va a comer. Lo flipas.

- Bajito eh. - Asiento. Echo la cabeza hacia atrás y suspiro cuando noto sus manos, extrañamente cálidas, que se meten bajo mi ropa interior y apretan.

- Lo intento.

Su risa me eriza el bello, y pronto noto sus besos por mi ingle, el calzoncillo bajar hasta mis pies, y sus manos acariciándome.

- Dios Raoul... Tengo tantas ganas.

Y me permito serenarme un poco, admirarle, repasar con mi pulgar sus labios y dedicarle una sonrisa cuando le acaricio la mejilla.

Claro que debe estar nervioso, se qué pasó la última vez que hizo una mamada. Pero también se que Agoney parará si esta incómodo, y que yo estaré bien con eso.

- Te quiero.

Le doy confianza, y veo en sus ojos seguridad y deseo.

- Y yo.

Y es cuando cierro los ojos que su boca envuelve mi miembro, y muerdo mi labio para evitar gritar como realmente quiero. Porque joder. Agoney es caliente, húmedo y juguetón.

Su lengua hace maravillas, y sus labios succionan justo cuando hace falta.

Sube sus manos a mis pezones, y tengo que agarrarme a las sábanas porque todo es demasiado.

- Ago... - Gimo. Quiero correrme, necesito correrme. Joder, joder.

Se aleja y sopla. Me estremezco y agarro su pelo para subirle y besarle. No puedo más.

- Te amo.

Acaba con su mano, haciendo movimientos rápidos mientras besa mis labios, mi cuello y  mi pecho. Mientras, yo me deshago en sus brazos, jadeando en suspiros que pretendían ser silenciosos.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora