THE STORYBOOK

H1: PART 5 (SPANISH)

El caballo loco era el pub favorito del condado, tal vez porque era el único que abría hasta la madrugada.

La mayoría de los jóvenes y algunas personas ya más mayores pero que se habían convertido, a lo largo de los años, en habituales, tendían a dirigirse al local cada noche tras la jornada de trabajo, especialmente durante los fines de semana, en los que perfectamente podían llegar a ver el amanecer entre sus cuatro paredes.

Kimmon llevaba más de media hora sentado en una de las mesas, saboreando una cerveza. Sus ojos estaban fijos en los ocupantes de la barra del bar, especialmente en un hombre que, desde que llegara al local, no había parado de pedir un vaso de la especialidad de la casa tras otro.

El cazador, se dijo Kim mientras observaba los modales toscos del hombre y en cómo, extrañamente y a pesar de que no hablaba con nadie, todos en el local le dedicaban miradas de temor y hasta de pena.

Muchas de las personas que allí se encontraban, observaban al taciturno hombre y comentaban en susurros acerca de él y de lo que podría haberle pasado para estar con ese humor. Especialmente una mesa cercana a la suya y muy alejada del hombre sentado en el bar en la que dos jóvenes, ya bastante borrachos, daban su opinión sin preocuparse de que los pudieran oír.

- " De verdad que no lo entiendo" – decía uno de ellos – " Él sabía mejor que nadie lo obsesionada que estaba la madre de la joven con la búsqueda de un buen partido para sus hijas. No sé cómo pudo pensar qué sería aceptado por su familia.."

- " Todos nos volvemos tontos cuando se trata de amor. O si no fíjate en nuestro rey. Él se ha casado con esa mujer cuando ésta sólo lo quiere por el título de Reina".

- " Y el de la persona más bella del reino. No te olvides de ése" – dijo un hombre que, desde la barra del bar, se volvía hacia los dos jóvenes que estaban hablando entre sí.

Kimmon se sorprendió del buen oído que tenía el cazador. Sin duda una cualidad que había desarrollado a lo largo de las numerosas cacerías en las que había participado.

Los jóvenes, algo envalentonados a causa del alcohol, sonrieron al hombre mientras levantaban sus vasos en un gesto de saludo.

- " Pues ese no lo va a ganar. No mientras Krist participe en él " – exclamó el otro joven que, con una sudadera roja y unos jeans de color azul oscuro, sonreía mientras observaba cómo varias de las personas del local asentían sin siquiera dudar – " ninguno de los demás concursantes está a la altura".

- " Eso si llega a participar..." – musitó el cazador mientras dejaba varias monedas sobre la barra y se dirigía hacia la puerta del pub. Obviamente con la intención de dejar el asunto tal cual.
Sin embargo, por los murmullos de las mesas, el tema no iba a finalizar en bastante tiempo.

Tras la partida del hombre, Kim se quedó en el local un par de horas más para intentar ver si lograba sacar algo en claro de todo esto.

Cuando finalmente volvió a palacio, casi al amanecer, se dispuso a entrar por las puertas de la servidumbre cuando observó cómo esta se abría y una mujer con ropas andrajosas salía por ella. Con rapidez, el joven se adentró en las sombras que generaba una de los edificios anexos, esperando tener suerte y que esa mujer no fuera a verle y a reconocerle. Cuál no fue su sorpresa cuando, tras unos segundos, reconoció a la Reina que, como cada mañana, salía a escondidas de palacio.

Sin duda, se dijo el joven, aquí está pasando algo muy raro. 

Viendo como la mujer se apresuraba a desaparecer por una de las calles en dirección al centro del pueblo, el joven se dispuso a seguirla, siempre a la suficiente distancia como para que la Reina no lo notara...